LIBROS
«Un libro de gozoso tono costumbrista, con descripciones certeras y diálogos más que verosímiles»
Caroline O’Donoghue
El factor Rachel
LIBROS DEL ASTEROIDE, 2024
Texto: CÉSAR PRIETO.
Rachel es una periodista felizmente casada, aún joven, y que espera un hijo con toda la ilusión del mundo. Trabaja en un periódico dirigido a los irlandeses que viven en Londres, con noticias que recorren eventos, lugares o celebraciones que puedan interesarles. Un día, su trabajo le lleva a un bar repleto siempre de inmigrantes de su tierra, puesto que ella nació en el condado de Cork, el más septentrional de la bella Eire. Ahí se entera de que un antiguo profesor, el doctor Byrne, se encuentra en coma. A partir de aquí, un fundido en negro, y la cámara recoge episodios de 2009, doce años antes.
Mientras es una joven estudiante, Rachel trabaja en una librería y allí piensa en sus clases de literatura, en el sexo, en los conflictos con su novio y en su mudanza con James Devlin, su mejor amigo. Cierto día, el doctor Byrne acude a la librería para preguntar por un libro que acaba de publicar. Rachel le organiza una presentación de manera impulsiva. Es alocada y serena, cariñosa y amarga a la vez —fin de la adolescencia, agotando ya todas las hormonas—, y su profesor es, al mismo tiempo, un deseo y un fantasma. Su nuevo novio y futuro marido, James Carey, es la realidad. Aun así, sigue viviendo con su mejor amigo. Un lío que la prosa de Caroline O’Donoghue resuelve, sin embargo, con claridad. Poco a poco va abandonando sus estudios y deja tareas sin entregar. Quiere, eso sí, entrar a trabajar en el sector editorial. Pura contradicción todo.
Estas líneas narrativas, enredadas pero transparentes, van a conducir la trama hasta el final, a la espera de que ciertos malentendidos, ciertas incomprensiones y ciertos secretos lo emborronen todo y dispongan en el libro —de gozoso tono costumbrista, con descripciones certeras y diálogos más que verosímiles— reflexiones sobre la homosexualidad, la vivienda, el trabajo de los jóvenes —esos años fueron en Irlanda arrasados por una crisis de las gordas—, las relaciones familiares… Es decir, todo lo que preocupa hoy en día.
Hay escenas hilarantes que devienen trágicas, la cena de Rachel con el profesor y su esposa, y escenas muy sentimentales que se presentan naturales, como el encuentro de Rachel y su antiguo novio años después de haberse perdido la pista. Todo encaja. Y, de golpe, un nuevo fundido en negro: abril de 2022. Shay, el hijo de Rachel y James Carey, ya ha nacido. La vida parece estabilizarse con el bebé, pero el relato aún guarda una última sorpresa, una conversación que se ha demorado pero que aparece en su momento justo, como el postre perfecto tras una cena ligera pero abundante. Rachel ya ha cerrado su juventud, la vida la ha llevado hasta ese punto y el carpetazo que da es suave pero definitivo. El amor y la amistad se han dejado ver como elefantes en cacharrería; la vida, impecablemente, va a seguir.
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Anterior crítica de libros: Píldoras culturales, de Martín Escolar.