Dos recientes publicaciones sobre Ernest Hemingway, llevan a Diego A. Manrique, en su columna de “El País”, a buscar en ellas (“vicio profesional”) referencias a la música. Pero el escritor “no valoraba mucho la música popular”. Manrique nos cuenta cómo logró acceder a la inaccesible, para los turistas, casa-museo de Hemingway en Cuba, llevando “una cortesía para el encargado, que accedió a permitirme un recorrido por el edificio”. Los discos que encontró mostraban “que el gusto musical de los Hemingway tiraba hacia lo convencional”. Y una última constatación, “Aunque Hemingway vivió la era del jazz, puede que fuera inmune a los encantos de esa música explosiva, tan contraria a su prosa trabajosamente cincelada”.
Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “La música del macho alfa”.
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