«Hay quien duda de que el año que viene vuelva a celebrarse en Gijón, otros incluso la ven fuera de Asturias. En cualquier caso, lo que dejó muy claro Paco Ignacio Taibo: “esto es la Semana Negra, y sigue»
Carmen Moreno estuvo en la XXIV Semana Negra de Gijón, la gran cita para los amantes del género negro y policiaco. Este es el resumen de lo allí acontecido.
Texto: CARMEN MORENO.
Fotos: JAVIER MÁRQUEZ.
El año 2011 va a pasar a formar parte de la historia de la Semana Negra por motivos poco plausibles. Tras diversos problemas con la ubicación de pasadas ediciones, cuando por fin se encontró el emplazamiento idóneo para ubicar a tanto escritor, tanto libro, tanto lector, tanta atracción de feria y tenderetes de ropa y comida, Vicente Gotor, el rector de la Universidad de Gijón se desmarcó –con el apoyo del Foro Asturias, al frente del Ayuntamiento– prohibiendo que la Semana fuese a parar a la explanada multiusos localizada junto al campus que él gobierna. Se entabló entonces un duro pleito y se llegó al extremo de levantar una valla que constituye todo un insulto de 70.000 euros. En lugar de abrirse a la cultura, el rector prefirió invertir el dinero de sus estudiantes en aislar a éstos de los escritores y ciudadanos de Gijón que acudieran a la Semana Negra.
Al final, no obstante, las cifras han demostrado que con muros o sin ellos, la cita que anualmente dirige Paco Ignacio Taibo II desde hace 24 años ha sido todo un éxito. Incluso se incrementaron en un catorce por ciento respecto a la edición anterior las ventas de libros en las distintas librerías del recinto (mientras que en las últimas ferias del libro de Madrid y Barcelona las cuentas salieron negativas). En los diez días que dura la Semana Negra se han vendido y regalado en el recinto la nada desdeñable cifra de 43.000 libros.
Con todo, el 22 de julio, tal y como estaba previsto, el “tren negro” inició su recorrido hacia Asturias. En Chamartín los participantes (autores, editores y prensa) se arremolinaban en el andén, ofreciendo una imagen singular la combinación de autores como el legendario Ian Watson –autor, entre otras obras, del guión de «Inteligencia artifical»– junto a Alberto López Aroca, Carmen Posadas, Rafael Marín, Steve Redwood o la iraní Naïri Nahapétian.
Al subir a bordo de este tren da la sensación de que no habría mejor sitio al que acudir en busca de ideas para planear el crimen perfecto. Repartidos en media docena de vagones viajan más de ciento cincuenta autores de literatura negra, ciencia ficción y terror para participar en esta reunión literaria, y entre todos ellos, ya sean veteranos o noveles, superventas o minoritarios, se crea un clima de camaradería difícil de imaginar en una concentración artística de esta magnitud. Uno de los éxitos de Paco Ignacio Taibo y su equipo es que en la Semana Negra nadie se sienta un extraño.
Este año, por primera vez en sus veinticuatro años de existencia, la Semana Negra se traslada a las inmediaciones de la Universidad Laboral. Nadie tiene la tentación de acercarse ni a cincuenta metros de la ya mencionada valla de la ignominia. Por lo demás, todo sigue como siempre. Autores, prensa especializada, libreros, lectores… todos se arremolinan en torno a los libros, a los gofres y a los escritores que aman, que siguen con devoción o que odian con admiración.
Las mesas redondas son un buen trampolín para teorizar sobre lo que, más tarde, se convertirá en algo palpable: el libro. Este año se habla del terror, de la aventura y de la “cruda realidad” en la ficción. El novelista Mateo-Sagasta, que presenta este año su novela «Caminarás bajo el sol» explica que la historia surgió en la Semana Negra del 2010 de voz de sus amigos Rafael Marín y Juan Miguel Aguilera, dando de esta forma un argumento más para la continuidad de este encuentro, definido por su creador como “un campamento de verano para escritores”: la retroalimentación que se da en la novela.
[En la foto, presentación de Fernando Marías en la carpa A Quemarropa.]
Este año han presentado y firmado, entre otras personalidades, Juan Madrid, Andreu Martín, Melinda Gebbie, Fernando Marías, Laura Gallego, Rafael Marín, Maruja Torres… Así como los integrantes de la denominada «Generación Torrezno»: Jerónimo Tristante, Carlos Salem, Juan Ramón Biedma y Pedro de Paz. El éxito de asistentes tanto a las presentaciones como a las mesas redondas y conferencias hace que resulte aún más inexplicable el deseo de eliminar este gran festival de la literatura de género, que entre otras cosas es, además, una indiscutible fuente de ingresos para Gijón.
El sábado por la mañana se falló el II Premio de Poesía Serie B, que publicará la editorial El Gaviero y que ganó Estíbaliz Espinosa con “Proceso a carne humana”, y se presentó además a la flamante ganadora del Premio Minotauro, Montse de Paz, cuyo galardón se falló algunos meses atrás.
Pero fue el viernes cuando llegaron los premios importantes. Seis galardones de prestigio que no tienen dotación económica pero sí una característica que los hace aún más valiosos para los asistentes: son votados por los propios escritores habituales de la Semana Negra. Un reconocimiento entre compañeros que este año ha recaído en Ismael Martínez Biurrún por «Mujer abrazada a un cuervo» (Salto de Página), en el caso del Celsius a la mejor novela fantástica; Juan Estaban Constaín por «Calcio» (Seix Barral Colombia), el Espartaco a la mejor novela histórica; el Rodolfo Walsh al mejor libro de no ficción sobre tema criminal se otorgó ex a quo para Cruz Morcillo y Pablo Muñoz por «Palabra de Vor» (Espasa) y para Dani el Rojo y Lluc Oliveras por «Confesiones de un gánster de Barcelona» (Ediciones B); el Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela negra fue para Javier Calvo por «Corona de flores» (Mondadori); y finalmente, Reynaldo Amado Liyo se alzó ganador del concurso relatos policíacos con el cuento «Arráncame la vida con el último beso de amor».
Cada día se celebran dos ruedas de prensa por la mañana y más de cinco presentaciones por la tarde en las carpas del recinto de Semana Negra. Siempre hay que elegir entre alguna, siempre te quedas con las ganas de estar también en la que se está celebrando ahí al lado. Pocas ferias literarias pueden presumir de dejar con ganas de más. Y es que la Semana Negra se ha convertido en la cita a la que todo el mundo quiere asistir.
Este año algunos han querido evitarlo, y la propia organización ha convocado mesas redondas con todos los grupos políticos para alcanzar una solución a los posibles problemas existentes. Hay quien duda de que el año que viene vuelva a celebrarse en Gijón, otros incluso la ven fuera de Asturias. En cualquier caso, lo que dejó muy claro Paco Ignacio Taibo en el acto de clausura es que, como suele decirse tras cada presentación, “esto es la Semana Negra, y sigue”.