“Hay gente que encontró algo donde quedarse y yo sin embargo, para bien o para mal, siento que mi camino continúa. No sé si es bueno o malo, y tampoco lo pongo en esos términos”
Efe Eme arranca la semana especial dedicada a Xoel López, coincidiendo con la salida de su nuevo disco, “Paramales”. Y la comenzamos entrevistando al músico coruñés, en una larga e intensa charla en la que reflexiona sobre este nuevo trabajo, habla de su época en Deluxe y de su vida a ambas orillas del Atlántico. Por María Martín-Consuegra.
Texto y fotos: MARÍA MARTÍN-CONSUEGRA.
A diferencia de “Atlántico”, el primer disco que el gallego publicó al margen de Deluxe, “Paramales” no es un trabajo conceptual. Cada una de las trece canciones que lo conforman se ha gestado de una manera diferente e incluso en ciudades y continentes distintos. Eso, asegura Xoel, ha influido en el resultado final de un álbum que, como su nombre indica, resulta casi curativo. “La música siempre fue para mí una ayuda, una especie de amuleto, antídoto… para combatir los vacíos, la soledad…”, explica. Se empeña, sin éxito, en no dar detalles precisos sobre lo que cuentan sus canciones, que para la ocasión se han teñido con algo de política. Xoel prefiere que la gente imagine historias y caras. También asegura que ya se está planeando sus próximos pasos: unos proyectos que podrían hacer muy felices a los fans de la época de Deluxe.
“Paramales”, como tú mismo has dicho, es un disco “complejo de definir, muy variado”. ¿De dónde surge ese mestizaje, esa necesidad de mezclar sonidos?
Uff, es una buena pregunta, ¿eh? Pero no sé si voy a ser capaz de responder. Me lo he planteado muchas veces. ¿Por qué me dio por ahí? ¿Por qué soy un alma libre y no me ciño a unos parámetros? Quizás tiene que ver con mi infancia. Yo siempre fui muy independiente. Siempre fui un poco a mi bola y me busqué bastante la vida… y creo que eso de alguna manera se refleja en mi música y en ese afán de seguir investigando, de seguir buscando. Hay gente que encontró algo donde quedarse y yo sin embargo, para bien o para mal, siento que mi camino continúa. No sé si es bueno o malo, y tampoco lo pongo en esos términos.
El trabajo está compuesto por trece canciones, hubo algún descarte también. ¿Cuánto tiempo tienen los temas que vamos a escuchar en “Paramales”? ¿Hay alguno de la época de “Atlántico”?
Hay una canción, ‘Caracoles’, que no entró en “Atlántico” porque no me convencía la versión. Sentía que era una canción que podía mejorar mucho. Hay cosas curiosas, hay alguna letra que tiene muchos años pero que le puse la melodía más tarde, como ‘A serea e o mariñeiro’ y hay canciones completamente nuevas. Por eso es un disco muy dispar también. Y luego el hecho de haber empezado a componer este disco viviendo en Latinoamérica, y que la otra mitad del disco esté compuesto en España, esté tocado aquí… pues también influye. Se ha compuesto en un contexto de arenas movedizas. No hay un suelo firme en este disco, como sí lo había en “Atlántico”.
¿Cómo se desarrolla tu proceso de composición? ¿Te sientas a componer como si de un trabajo se tratase? Con tus horarios, tus tiempos…
Me consta que se podría hacer. Llega un momento en el que tienes oficio, y creo que si por ejemplo me planteo componer tres canciones de aquí a final de mes seguro que lo puedo hacer. Pero no es mi método, mi método es más aleatorio. Con Lovely Luna sí lo he hecho, nos hemos juntado Félix y yo en alguna ocasión para componer. La inspiración también aparece cuando estás trabajando. Sinceramente, a día de hoy, en lugar de haber definido claramente un método de trabajo, he ido desarrollando varios. He hecho letras primero y luego música; tenía una melodía y luego ponía letras… Lo ideal, lo que me suele pasar siempre, son canciones enteras, como un vómito. Esas son las que te hacen sentir mejor, porque dices: bueno, ya está. Y sobre todo, la parte más bonita: te expresaste de una manera muy pura, como te salió. Aquí no hay proceso de intelectualización. Busco, dentro de lo posible, que sea lo más primitivo y salvaje… pero bueno, cuando vas a producir hay un proceso de intelectualización inevitable.
Al hilo de esto, en aquella escucha del disco que hicimos los periodistas me llamó mucho la atención cuando el productor, Ángel Luján, comentó que había intentado modificar algunas palabras o partes de ‘Todo lo que merezcas’ porque le parecía demasiado dura. ¿Hasta qué punto dejas que un productor pueda modificar tu canción?
Bueno… de hecho eso no sucedió [risas]. Es algo que de hecho no me pasó nunca. Como productor me parece bien que proponga, es su labor proponer mil posibilidades. A mí me encanta que todo salga a debate, que todo se debata. Eso sí, en ese caso, como en toda mi carrera, tampoco pasó. Si yo hubiera dicho “me convence”, porque realmente me di cuenta que si cambio esta palabra es más bonito o me gusta más a mí, pues quizá, a veces soy tan bruto que tampoco perfilo… pero bueno, no sucedió. Sí estaría dispuesto a hacerlo, a perfilar. De hecho a veces repaso mis letras y las perfilo un poquito. Porque claro, escribes como un vómito, pero luego lo lees y dices “Ay, esto se repite arriba, no queda guay”. Y de repente cambias eso y queda bien. Si cambias río por arroyo no pasa nada. Hay una parte que es estética también. Es muy bonito porque hay un abanico de posibilidades muy grande, y siento que en mi caso ese abanico es cada vez más grande. Estoy intentando perderme en él.
En todos tus directos rescatas canciones de tu época de Deluxe. ¿Te has planteado volver a grabarlas?
Sí, sí. Total. Es una buena pregunta porque justo ahora siento que estoy en ese punto de mi carrera en el que me apetecería hacer una especie de revisión. Y también como tengo una carrera bastante caótica, de diferentes proyectos: Deluxe, Lovely Luna… no queda muy claro que era Deluxe respecto a qué es Xoel López. Hay gente que piensa que renuncio a Deluxe al cambiar de nombre. En realidad lo considero parte de mi carrera, igual que Lovely Luna lo considero parte de mí. Sí me gustaría hacerlo, quizás podría ser un próximo movimiento. Me encantaría hacer un recopilatorio o algo así, pero quizás en directo, con colaboraciones… no sé, algo así. Siempre que mezclas la última canción del disco ya estás pensando en lo siguiente. Yo estoy en esas… No quiere decir que vaya a ser así, pero estoy pensando en eso.
De todas formas, si hay un músico que se puede permitir hacer algo así en este país, ese eres tú.
Muchas gracias. Pero yo creo que más que si me lo puedo permitir o no, creo que sería interesante ordenar eso. Simplemente, ordenar.
“He cambiado de continente , de ciudad… y eso te remueve muchas cosas. Yo creo que ahí sale de todo, desde la canción más amorosa y más dulce, hasta canciones con tan mala leche como ‘Todo lo que merezcas’”
Volviendo al nuevo disco, ¿qué significa “Paramales”?
Siempre digo que no voy a decir lo que es para mí porque quiero que la gente piense que es para ellos, pero bueno. Si me lo preguntas no voy a hacer el feo de no responderte [risas]. Creo que “Paramales” es de alguna manera lo que fue la música para mí en mi vida, un antídoto para los males. Una especie de amuleto, antídoto para combatir los vacíos, la soledad, la tristeza… también para potenciar la alegría y el júbilo. La música para mí siempre fue una ayuda, algo que me ayudó a ser más feliz, a pasar los malos momentos mejor. Fue una solución para muchas cosas. Aún así, puede tener muchos más significados. Me parece muy bonito que el título en la portada esté separado: Par – ama- les adquiere otro significado como “ama a tu par” o algo así. Y me parece muy bonito eso.
Me parecen muy significativos los picos que alcanzas en este disco. Hay momentos en los que casi te obligas a ser optimista, a pensar que todo irá bien. Hay otros que estás pletórico, feliz. Luego hay otros muy negativos, duros… ¿Surgen de una situación personal, vital, real?
Me interesa mucho eso, porque yo no tengo esa visión de las canciones. Quizás en este disco no he sido tan autobiográfico como en otros casos. Por ejemplo, ‘Todo lo que merezcas’ es un sentimiento pequeño que yo creo que inflo en la canción. Me pongo un poco poético y me gusta lo que está pasando y sigo escribiendo, pero no creo que represente algo que piense o con lo que esté de acuerdo moralmente. Creo que es una canción jodida con la que no me identifico necesariamente, pero que salió y me parece que tenía que formar parte del disco. Un disco no es un manifiesto de moralidad. Puede representar un 0,01% de mi vida o un 80%. Sí me pasa que vengo de unos años que en general, ya me sucedió en “Reconstrucción”, de Deluxe, donde remuevo muchas cosas y me pongo a prueba. He cambiado de continente , de ciudad… y eso te remueve muchas cosas. Yo creo que ahí sale de todo, desde la canción más amorosa y más dulce, hasta canciones con tan mala leche como ‘Todo lo que merezcas’. Creo que es la primera vez que me permito llegar a todos los extremos. “Atlántico” tiene una onda más conceptual. Aquí no, aquí el concepto es romper el concepto. Como estas son las primeras entrevistas, me estoy empezando a dar cuenta de algunas cosas.
Claro, al verbalizar los pensamientos los pones en orden.
Sí, sí. Va un poco por ahí. Puedo estar confundiéndome y a lo mejor dentro de un año digo “¿qué tonterías decía?” [risas].
Acabas de ser padre. ¿Esto ha influido de alguna manera en las canciones?
Bueno, ya tenía todo el disco compuesto, de hecho lo iba a terminar el año pasado, pero como nació mi hijo el 26 de enero paré la grabación y la retomé después. No influyó directamente.
En el lado compositivo no, pero ¿en la interpretación de las canciones?
Puede ser, estaba justo pensando en eso. Puede ser que en mi interpretación, en mi estado actual, en cómo me estoy tomando ahora las cosas… puede que esté cambiando. Pero bueno, es pequeño, tiene tres meses y medio y todavía no sé cómo me está cambiando la vida realmente. Es el sentimiento más fuerte, más profundo y más sincero al que puedes aspirar en la vida. Es una maravilla.
¿Te gustaría que fuese músico?
Bueno, no quiero pensar en esos términos. Me gustaría que fuera lo que él quisiera ser. Si quiere ser abogado, pues abogado. Como padre yo tengo clarísimo que lo primero es respetar. Supongo que la música le acabará gustando porque no le quedará otra, pero bueno…
Cuando se publique esta entrevista tendremos nuevo alcalde o alcaldesa en Madrid. ¿Cómo estás afrontando estas semanas de campaña electoral?
Es curioso, siento un poco como que voy en paralelo. Sale el disco justo un par de días después de las elecciones. Hombre, veo un Madrid muy revuelto, me lo encontré ya cuando volví de Argentina. En enero de 2009, cuando llegué a Argentina me encontré un país con más conciencia social, más conciencia política, gente joven, gente de 20 años. Mi cuñado y sus amigos íbamos a jugar al fútbol y después hablábamos de política. Yo decía “Ostras, qué guay, cómo mola. Yo vengo de un país que está en las antípodas de esto”. Me pareció muy bonito volver y ver que aquí la gente empezaba a despertar un poco, a pesar de la parte negativa, la crisis y que la gente más pobre es la que más está sufriendo. Me emocionó ver que todo el mundo empezaba a hablar de lo que pensaba, que todos tenemos un pensamiento político, aunque muchos digamos lo de “yo paso de la política” es mentira. Cada uno hace política en cada movimiento, en cada decisión que toma en el día a día. Negar eso era casi como renunciar a un derecho. Somos una generación que se ha desvinculado de la política, que se ha permitido el lujo de no votar, y me gusta ver que las cosas no son así. Hay debates en la tele y la gente los ve. Veo que la gente duda y eso me parece interesante. Ahora hay opción C y opción D, y creo que eso solamente trae cosas buenas. Lo que está claro es que hace falta cambiar cosas. Hay una generación nueva que creemos que podemos aportar cosas distintas. Cada uno elegirá la vía y el partido que considere, pero me parecería bonito pensar que va a votar más gente que antes.
“Creo que es la primera vez que me permito llegar a todos los extremos. “Atlántico” tiene una honda más conceptual. Aquí no, aquí el concepto es romper el concepto”
Ese sentimiento también se refleja en los músicos, en las canciones…
Es curioso porque no lo he dicho, pero en el disco aparece. ‘Sol de agua’ tiene que ver con la España que yo estaba dejando cuando me fui a Argentina, y el chasco fue justo cuando yo estaba fuera, pero lo viví de alguna manera, aunque no fuera tan intensamente. Se puede aplicar a cualquier cosa porque no deja de ser un chasco. Puede ser político, puede ser personal, de amor… La política aparece en más canciones de este disco, como ‘Antídoto’. Hay una cierta mala leche que tiene que ver con cierto dolor que yo he sentido como ciudadano, y que creo que hemos sentido todos. Y hay cierta mala leche que creo que tiene más que ver con eso que con lo que mucha gente va a pensar, que es que hay una mujer, o yo que sé [risas]. Me gusta también que quede todo en el aire. Ya estoy contando demasiado [risas].
El pasado 20 de mayo se celebró Un Día Sin Música, para protestar contra el ivazo cultural. ¿Participaste?
Sí, de hecho me hice una foto, pero como la hice con el móvil salió tan mal que decidí ponerle la cinta aislante a la máscara de “Atlántico”. Lo dije cuando me dieron los premios de la Música Independiente hace dos o tres años, estaba a punto de volver a España: “Espero que cuando vuelva, el año que viene, el IVA sea justo”. No cambiaron las cosas, y los partidos que toman estas decisiones también tendrán que atenerse a las consecuencias. Me parece un error. Bueno, lo sé. Lo sé porque lo sufro y los sufrimos toda la gente de la cultura.
Para qué una persona ajena al mundo de la música pueda hacerse una idea de cómo influye esto en vuestro día a día, ¿cómo lo ilustrarías?
Llevar adelante una gira en este país se complica muchísimo. Ya no estoy hablando de bandas de fuera, que vale, no vienen porque no ganan dinero y tal… Me refiero a bandas de aquí. Para empezar, si eres autónomo ya te cobran una pasta, ganes un euro o ganes un millón de euros. Me parece que es un castigo muy grande sobre todo para las bandas medias y bajas. Es muy difícil hacerse un hueco como artista en este país como para que se lo pongan difícil a uno desde la base. Porque el 21% lo paga un grupo que vende 15 entradas y el que vende 15.000. No es lo mismo. Ideológicamente me parece un desastre.
¿Te has planteado volver a Latinoamérica?
No, no. Llevo un año y pico aquí en Madrid y mi intención es quedarme.
¿Y girar por allí?
Sí. Latinoamérica ya es mi casa. Y claro que mi intención es volver todas las veces que pueda y pasar temporadas allí, de hecho mi mujer es argentina y mi planteamiento pasa por no perder el vínculo con esa que es ya mi otra tierra.
Háblame de la formación que te acompañará en directo.
Me siento especialmente afortunado por poder contar con ellos. Ahora que estaba aquí, más estable, quería organizarme bien, porque quería tener una banda que cumpliera mis expectativas. Decidí recuperar a gente con la que había trabajado. Es curioso, porque tanto Miguel, de Maga, como Chapo, el bajista o Charly Bautista ya habían tocado con Deluxe en diferentes etapas. Lola me acompañará también cuando pueda y Andrés Litwin, que es el batería de Depedro, un batería argentino que es un ancla muy necesaria. Necesito a alguien de allí en la banda. Tengo muchas cosas que vienen de allí y siento que él es un batería que puede comprender mejor ciertos ritmos y ciertas propuestas que yo pueda hacer. Miguel, Chapo, Charly… es gente de aquí pero muy abierta, escucha de todo. Creo que es una combinación muy interesante. Cuando está Lola, Andrés y ella aportan la visión latinoamericana.
En ese reencuentro con antiguos compañeros de banda también participó Loza, pero en el estudio de grabación. No sé si habías vuelto a coincidir con él musicalmente hablando.
No, no. Como amigos sí, y hacemos siempre reuniones de antiguos alumnos de Deluxe [risas]. Loza se vino a grabar un par de temas en el disco, fue muy bonito volver a tocar con él porque le admiro muchísimo. Me parece un batería espectacular, visualmente es increíble. Me acuerdo de que iba a ver a Sex Museum y me quedaba flipado mirando a Loza. Yo estoy en otro rollo musical, pero había un par de temas que quería que grabara él porque creo que tenían más que ver con su forma de tocar.
“Somos una generación que se ha desvinculado de la política, que se ha permitido el lujo de no votar, y me gusta ver que las cosas no son así. Hay debates en la tele y la gente los ve. Veo que la gente duda y eso me parece interesante”
Hubo más aportaciones en la grabación, ¿verdad?
Sí, David El Indio [Vetusta Morla] hizo una aportación muy importante. Es muy bonito trabajar con gente distinta, porque cada uno aporta lo suyo y en este disco tan ecléctico había cabida para muchas cosas, creo que ellos dejaron su huella. Nacho Mastretta me ayudó a última hora porque queríamos un acordeón y fue la leche. El pobre Jairo Zabala llegó tarde y solo pudo grabar un “un, dos, tres”, pero es curioso porque cada vez que escucho la canción me acuerdo de la anécdota. Me llamó cuando ya estaba todo grabado y me dijo que quería colaborar en el disco. Le dije que ya era imposible, que estaba acabado, y me dijo “bueno tío, quedamos aunque sea para comer y nos vemos”. Y al final, después de comer fuimos al estudio y acabó grabando el inicio de ‘Antídoto’.
¿Supiste desde el principio que querías a Ángel Luján como productor?
Hicimos una prueba. No fue en plan “quiero que sea él”. Nos juntamos , hicimos unas pruebas y directamente nos metimos de lleno en el disco. Fue como amor a primera vista. Funcionamos muy bien, es un tipo muy culto, muy interesante. Necesitaba cambiar. Venía trabajando con Juan de Dios muchos años, tenía ganas de probar algo nuevo, y sentí esa frescura. Realmente fue muy bonito, porque cuando dos personas se están conociendo más profundamente lo que pasa es muy interesante y creo que eso está reflejado en el disco. Aparece como cierta fascinación. Cuando te juntas con alguien distinto surgen cosas distintas. Sin perder mi rumbo y mis historias, Ángel aportó muchas cosas y toques de frescura al disco. Creo que me animó a ser un poco más contemporáneo. Tiendo a ser bastante clásico en las producciones, pero yo también tenía ganas. Él solo tuvo que empujarme. Fue bonito.
Creo que tienes un poco de incontinencia verbal a la hora de escribir canciones y al final siempre te toca retocarlas y quitarles partes para que sean más cortas. ¿Eso hace que te plantees escribir otro libro como “El asaltante de estaciones”?
Me ha pasado casi toda la vida. Desde 2006 o 2007 empecé a escribir canciones eternas y las tenía que recortar, pero bueno… No sé, no me lo he planteado. Bastante le costó a Alejandro convencerme para sacar aquel libro, porque me siento más cómodo en el mundo del disco, de la grabación… Estoy supercontento de haberlo sacado, de que me empujase a hacerlo, porque a uno le cuesta entender si eso es o no interesante para los demás. Uno tiende a pensar que eso no le podría interesar a nadie, pero luego te das cuenta que sí. Me alegro de haberlo hecho.
El inicio de ‘La casa hace ruido cuando te vas’ es un guiño directo a Lole y Manuel. Ahora que acaba de fallecer Manuel Molina, qué homenaje tan bonito, ¿no?
Sí, total. Justo lo comentamos ayer. Estábamos ensayando en casa y decíamos: “Ya no lo va a oír”, porque es un claro homenaje. Esa intro es una referencia directa porque luego la canción va por otros derroteros. Pero bueno, ahí queda.
¿Le llegaste a conocer?
No, me hubiera encantado, pero supongo que éramos de diferentes generaciones y además de palos distintos. Pero vaya, desde pequeño admiré mucho la música de Lole y Manuel porque mis padres siempre la escuchaban, entre otras muchas cosas. Es una pérdida importante.