Wilko Johnson: «El rock and roll está destinado a celebrar la alegría de estar vivo»

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«Cuando Going back home alcanzó un éxito tan grande, yo estaba recostado en una cama de hospital, estupefacto por la morfina y sin poder apreciar nada»

 

Plantándole cara a la muerte, Wilko Johnson sobrevive a su cáncer de páncreas a golpe de riff y se prepara para su próxima visita a España, donde presentará el reciente Blow your mind. Antes, Sara Morales habla con él.

 

Texto: Sara Morales.
Fotos: eis Laaksonen.


A finales de 2012 le fue diagnosticado un cáncer de páncreas. Y, aunque todo apuntaba a la peor de las predicciones por parte del equipo médico, aquí está. Aquí continúa Wilko Johnson, el inolvidable fundador de Dr. Feelgood, desafiando a la muerte a sus 72 años en una terrible contienda a la que asiste armado tan solo de su guitarra. Sustrayéndole el tiempo que quería robarle (y que, en definitiva, le pertenece) para seguir haciendo lo que más le gusta, lo que le mantiene vivo: crear canciones, moldearlas en un estudio y engalanarlas de luz y energía sobre las tablas.

Decidió que esta particular prórroga iba a aprovecharla al máximo, pese a las malas pasadas que juega el desánimo y el malestar provocado por ese aliento acechante que le sopla en la nuca a cada paso. Y en este tiempo de descuento, que para sorpresa de todos se alarga ya siete años, se ha sacado de la manga dos discos. Uno de sus mejores trabajos, Going back home (2014), grabado a modo de despedida junto a Roger Daltrey, de The Who, y un álbum propio, Blow your mind, con su incondicional banda, que vio la luz el verano pasado y le trae de visita a España el próximo mes febrero. De todo ello, sin apenas temores y el excepcional derroche de positividad que envuelve a Wilko, hablamos en esta entrevista.

 

Ver tu nombre en la agenda de conciertos que inauguran 2019 ha sido una sorpresa que no esperábamos. ¿Cómo lo estás viviendo tú?
Bien. Estoy contento y me alegra haber hecho un nuevo disco con Dylan y Norman, la mejor banda que he tenido nunca.

 

Se trata de tu primer trabajo con material nuevo en treinta años. ¿Qué significa para ti este álbum justo en este momento?
Algunas de estas canciones fueron escritas en el pasado, con ninguna intención real de grabarlas, pues no he tenido contrato discográfico durante mucho tiempo. Otras, sin embargo, sí fueron escritas en el estudio. Algunas tratan sobre las mujeres, otras sobre el tiempo, otras, sencillamente, sobre nada. El rock and roll está destinado a celebrar la alegría de estar vivo, y al final los destinatarios saben encontrar su propio significado en las canciones que les gustan y que aman.

 

En el caso de las nuevas canciones, ¿cómo ha sido enfrentarse otra vez al proceso de creación y composición con vistas a un disco? ¿Ha sido complicado o es el resultado de un transcurso natural?
Generalmente comienzo con un riff de guitarra, pues cuando lo haces así y sigues para adelante con él, ya sea a través de las cuerdas o en tu cabeza, este empieza a hablarte por sí mismo. A veces puede ser complicado y terminarías dándote cabezazos contra la pared; pero no creo que sea duro, no puedo compararlo al trabajo de un currante de una fábrica o con el de un estudiante.

 

En Blow your mind vuelves a apostar por el sonido enérgico y explosivo que ha regido toda tu trayectoria. ¿Es el rock and roll una buena terapia?
¡Sí! ¡Mírame, a mi edad y todavía sigo en pie con mi Telecaster! En serio, debo expresar mi sincera gratitud a los cirujanos, médicos, enfermeras y al personal del Hospital Addenbrooke que me salvaron la vida cuando todo parecía perdido.

 

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«Me alegra haber hecho un nuevo disco con Dylan y Norman, la mejor banda que he tenido nunca»

 

No hay duda de que este disco lleva implícito el eco de un hombre que se siente muy vivo. ¿A qué suena la vida y a qué suena la muerte?
La vida, como nos dice Shakespeare, «está llena de sonido y furia». La muerte, tal como la experimenté desde el Big Bang hasta mi nacimiento en 1947, no está llena de nada.

 

Esa teoría es interesante. El vacío de lo desconocido antes de nacer, el vacío que acecha cuando se acerca la despedida definitiva… Imagino que, además de reflexionar, también te conduce a actuar, a querer exprimir el tiempo. ¿Fue esto lo que te llevó hace cinco años a grabar aquel fantástico disco, Going back home, con Roger Daltrey (The Who), mientras asistías a uno de los episodios más difíciles de tu vida?
Cuando me diagnosticaron cáncer, me dijeron que era incurable, inoperable y que tenía menos de un año de vida. Cuando Roger sugirió que hiciéramos este álbum, habían pasado nueve o diez meses, así que era obvio que sería lo último que haría y que habría poco tiempo para hacerlo. Le dije a Roger: «Hombre, ¡es mejor que lo hagamos rápido!». Y así lo hicimos; creo que tardamos unos doce días en grabar el álbum. Fue una experiencia muy divertida y rápida, casi todas las canciones grabadas en una o dos tomas, con Steve «West» Weston (armónica), Mick Talbot (teclados) y Dave Erringa que, como productor, tuvo el don de unirlo todo. Para mí fue como un sueño escuchar mis canciones cantadas por Roger Daltrey, uno de mis héroes desde mi juventud. «¡Qué manera de terminar mi paso por aquí!», pensaba. Sin embargo, resultó que no fue el final… pero cuando el disco se publicó y alcanzó un éxito tan grande, yo estaba recostado en una cama de hospital, estupefacto por la morfina y sin poder apreciar nada.

 

¿Cómo se escribe y se compone bajo la presión de una situación así? ¿A pesar de la crueldad existe cierto factor inspirador? Hay temas en Blow your mind, como “Marijuana” o “Take it easy”, que tratan precisamente sobre el proceso que has debido seguir para hacer frente a tu enfermedad.
“Marijuana” la escribí durante los días posteriores a mi diagnóstico: sentado solo en casa, con la noche aguardando fuera y esperando a la muerte. Nunca pensé que grabaría ni tocaría esta canción. Cuando todo fue mejorando, siempre me pareció un tema tan triste que pensé en descartarlo, porque realmente ese poso tan melancólico no me gusta. Sin embargo, la tocamos por primera vez en las sesiones de Blow your mind, y en realidad desde el primer momento sonó bastante alegre: «arriba», no «abajo». Así que me hace sentir muy bien ver cómo esta simple canción ha sabido sacar la alegría de la miseria.

 

 

Además, como decías al principio, ha tenido que ser un enorme placer volver a juntarte con tu banda y sacar adelante un nuevo trabajo. ¿Qué papel han tenido ellos en el proceso creativo de Blow your mind?
Estoy muy contento de tocar con Dylan Howe y Norman Watt-Roy, grandes músicos y grandes amigos. He estado tocando con Norman desde que ambos estábamos en Ian Dury y los Blockheads en los años setenta. Dylan y Norman no son «músicos de respaldo», somos una banda de tres integrantes y nuestra música es el resultado de eso. Y así es, tanto en el rendimiento en vivo de cada concierto, como en la creación de nuevo material en el estudio.

 

¿Cómo están siendo los conciertos de este disco? Queremos saber qué nos espera los próximos 9 y 10 de febrero en Madrid y Barcelona, respectivamente.
Mis conciertos siempre consisten en canciones de toda mi carrera: viejos favoritos, cosas nuevas y todo lo demás. Una cosa que puedo garantizar es que no habrá nada experimental, filosófico o complicado. Solo conozco tres acordes y doce compases. Hemos estado tocando varias canciones de Blow your mind en nuestro set en vivo y, la verdad, es que han funcionado muy bien.

 

Entonces también rescatas en directo las canciones de tu etapa en Dr. Feelgood… Por cierto, ¿por qué rechazas el término pub rock con el que siempre se os asoció?
Porque el término pub rock en realidad no significa nada. Es un tipo de lugar, no un tipo de música. En mi pub local, The Railway, las bandas tocan rock, blues, folk, jazz, etc. No creo que sea justo o útil describirlos a todos como pub rock. Los pubs son excelentes lugares para escuchar y tocar música. Casi todos, desde Bob Dylan hasta Led Zeppelin, comenzaron sus carreras en bares o clubes y nadie los llama pub rockers.

 

Tienes razón. Además, aunque la esencia de Dr. Feelgood siempre fue el rhythm and blues, también estuvisteis cerca de la escena punk rock. Ahora, pasado el tiempo, ¿en qué punto de distancia, o cercanía, dirías que estuvisteis con ese género?
Creo que es cierto que todas las bandas de punk fueron influenciadas por Dr. Feelgood. Bandas como los Clash, Pistols, etc., muchas de ellas ahora son buenas amigas personales. Lo que obtuvieron de nosotros fue la idea de que la emoción podía ser creada por la simplicidad y la energía; después, ellos agregaron a esta base diferentes y sorprendentes estilos y detalles que estaban de moda en el aquel momento.

 

¿Qué queda, hoy en día, de aquel Wilko Johnson de Dr. Feelgood?
Todo menos mi páncreas.

 

Estos últimos años también fue una sorpresa verte formando parte del reparto de Juego de tronos en una de sus temporadas. ¿Cómo surgió aquello, y qué tal fue la experiencia encarnando a Ser Ilyn Payne?
Fue muy divertido, como cuando era un niño jugando a guerreros, solo que esta vez con espadas reales y armaduras. No sé cómo llegó a producirse esto, nunca había actuado antes… Tal vez vieron Oil city confidential de Julien Temple y decidieron que me parecía a un asesino vicioso. Pero tengo que decir que, por supuesto, soy un hombre de paz.

 

¿Tienes en mente alguna otra incursión en la televisión o el cine?
Hace poco hice un documental para la televisión japonesa sobre el club Taku Taku, en Kyoto. Pero las espadas y la sangre son más divertidas.

 

Una última curiosidad, ¿por qué le tienes tanta manía a las púas?
Soy zurdo, y cuando aprendí a tocar como diestro no podía mantener la selección. Además, piensa en todo el dinero que he ahorrado.

 

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