TREINTA ANIVERSARIO
«Where you been puede presumir de un sonido espléndido y de alguno de los mejores temas que Dinosaur Jr han escrito en toda su carrera»
Hasta el quinto álbum de estudio de Dinosaur Jr. regresa esta vez Fernando Ballesteros. La última grabación del baterista Murph junto a J. Mascis, un trabajo que recuperó el sentido de banda de los dinosaurios y alberga alguna de las mejores canciones de su historia.
Dinosaur Jr.
Where you been
CHERRY RED RECORDS LTD, 1993
Texto: FERNANDO BALLESTEROS.
Cuando todo explotó en 1991 y el mundo alternativo dejó de serlo, los Dinosaur Jr. ya llevaban unos cuantos años editando buenos discos. Ellos fueron, como Pixies o Sonic Youth, una de las bandas que habían puesto las bases y que veían como apenas se les permitía acercarse al pastel. En el caso del grupo de J. Mascis, el siguiente movimiento fue grabar un gran disco, una obra con la que contestaba, de forma contundente, a todas esas voces que, en algún momento, le habían dicho, en uno de esos elogios que van envueltos en crítica y cierta dosis de amargura, que ese pelotazo —el que habían dado Nirvana— podía haberlo tenido a él como protagonista.
Los Dinosaur, sin embargo, iban a otro ritmo, sin estridencias y cultivando un estilo propio en el que los prolongados solos de Mascis eran la marca diferencial. Hace treinta años, por mucho que ellos no hayan estado nunca en el centro de la escena, más ojos que nunca se iban a fijar en el grupo, así que había expectación por ver la colección de canciones con la que respondían. Es verdad que You´re living all over me y Green mind están un punto por encima de su álbum del 93, pero también lo es que Where you been puede presumir de un sonido espléndido y de alguno de los mejores temas que Dinosaur Jr han escrito en toda su carrera.
Por aquel entonces, Lou Barlow ya no estaba en la formación. Mascis se había cansado de sus reproches y lamentos, y harto de escuchar que el gran éxito comercial podía haber sido suyo, le puso de patitas en la calle. Con la banda remozada y el líder absorbiendo todo el protagonismo, veía la luz Green mind, lo más cercano que había grabado al Neil Young más eléctrico. Eran días en los que todo estaba a punto de cambiar para siempre. Nirvana fueron sus teloneros en una serie de conciertos y el mismísimo Kurt Cobain le pidió a Mascis que se uniera a su grupo. No lo hizo, los Dinosaur eran su vida y, por si hay dudas, no, aún no se había producido el gran boom de “Smell like teen spirit”. Green mind no mejoró de forma notable el status comercial de la banda, se metió de forma tímida en el Top 200 de la lista en Estados Unidos, escaló algo más en las islas y aumentó su base de fans. Apenas nada si lo comparamos con lo que le iba a suceder unos meses más tarde a otros.
Siempre me ha dado la impresión de que J. Mascis ha convivido muy cómodo con su talento y lo ha hecho sin urgencias, sin apurarse; su forma de cantar, esa especie de pereza que transmite en ocasiones, casaba muy bien, al menos en mi cabeza, con lo que siempre ha pensado que pasaba por la suya. Aun así, también debió soñar, en alguna ocasión, en que, por qué no, el siguiente en lograrlo bien podría ser él y ahí, en ese momento histórico, a finales del año 92, asistimos a la génesis de Where you been. El entonces trío se metió en el estudio, con Murph ocupándose de las baquetas y Mike Johnson tomando el lugar de Barlow en el bajo.
Un Mascis inspirado y más clásico que nunca
Hay más clasicismo en los surcos de este disco que en el resto de lanzamientos a los que se le ponía la etiqueta de alternativos. Tampoco eso era una novedad en toda regla, pues Mascis ya había demostrado su amor por los sonidos de siempre y nunca le había temblado el pulso para demostrarlo. Where you been tiene —y eso es lo importante— algunas de las mejores canciones que habían grabado hasta el momento y suena como un cañón; pero más allá de eso, no hay nada en él que nos haga suponer que los esfuerzos del guitarrista y cantante se centraron en dar con la fórmula que le hiciese acreedor a disfrutar del éxito masivo. No, más bien parece un paso natural en su trayectoria.
Desconozco si Mascis es de los que se rompe la cabeza para elegir la mejor secuencia de las canciones de un elepé pero, si es así, esta vez, los desvelos merecieron la pena. Parece todo un acierto, abrir la traca con “Out there” y “Start choppin”. La primera es toda una demostración de lo que eran capaces de hacer los Dinosaur a esas alturas de su carrera. Entra lanzada la guitarra y la voz aparece para dejar claro que lo suyo es ir a otro ritmo, que la fiereza la dan las seis cuerdas, que la garganta de J. Mascis nunca va a sufrir más de lo necesario. Ambas se acoplan para dar forma a una canción perfecta. O no, porque no puede ser perfecta si la siguiente es aún mejor. Y eso es lo que ocurre: “Start Choppin” se presenta con un riff maravilloso, una voz quejumbrosa y un coro, ese falsete que casi choca de inicio y que para siempre se va a quedar resonando en nuestras cabezas.
“What else is new” es preciosa, sí, ya sé que decir eso no es afinar mucho el tiro, pero es lo primero que se me viene a la cabeza. La guitarra desmelenada nos introduce en un colosal medio tiempo en el que incluso, al final, hacen acto de aparición las cuerdas. “On the way” recupera la velocidad del inicio y la aumenta con los punteos como liebre infalible. Madre del amor hermoso ¡qué punteos!, dan ganas de sacar los cuernos antes de que el falsete reaparezca en “Not the same”, pero no ya como algo puntual, sino de principio a fin y sobre un colchón de guitarra acústica. Y el espíritu de Neil Young paseándose por estos seis oscuros e inspirados minutos. Todo bien.
“Get me”, con su correspondiente video, les dio cierta repercusión. La melodía remite al rock de raíces, porque ya ha quedado claro que a Mascis no le tiembla el pulso cuando se trata de dar cabida en su mezcla a esos sonidos. Es uno de los mejores momentos de un gran disco. De nuevo están ahí las acústicas, pero lo que pasa a la historia es el solo, de los mejores que nuestro hombre ha firmado.
Emoción es la primera palabra que asocio a “Drawerings” porque consigue tocar la fibra desde el primer segundo y lo hace continuando por la senda que se había iniciado en “Get me” y dejando salir a borbotones las pasiones folkies de Mascis. “Hide” nos da una vuelta por el caos y es la que más nos recuerda al pasado más lejano de los Dinosaur; perfecta, en todo caso, antes de que llegue el momento de bajar las pulsaciones para acercarnos a la versión más cercana a las raíces del grupo. Teniendo claro siempre, por supuesto, que el acercamiento a esos sonidos están pasados por el particular tamiz del dinosaurio jefe, un filtro que se revela brillante y emotivo en “Goin home”, la canción en cuestión, emotiva y cercana, brillante, bonita. Escuchar es entender. Después de plantar la bandera en lo más alto es momento de despedirse y “I aini´t sayin” hace las veces de puerta de salida. Breve, furiosa, como suelen ser en aquella casa las pequeñas cosas, pero también delicada. Un gran final.
Un éxito muy moderado
El 9 de febrero de 1993 se ponía a la venta Where you been. Apenas había respirado el disco y Murph abandonaba el grupo. Aún así, la actividad de Dinosaur Jr. no se detuvo, es más, parecía que Mascis ponía todo de su parte para lograr dar el salto. Giraron en la tercera edición de Lallapalooza e intentaron darle vuelo a una obra que reunía méritos más que suficientes para concitar la atención del público. No ocurrió. Las críticas fueron positivas, siguieron siendo más que respetados en los circuitos en los que se venían moviendo y entre compañeros de profesión, pero el éxito comercial fue bastante moderado.
Y 1993 era el momento. La gran explosión alternativa ya se había producido y, a partir de aquí —y no vamos a enumerar las cosas que ocurrieron— el camino ya empezó a ser de bajada. Poco tiempo después, lo alternativo había vuelto a serlo. Eso sí, Where you been fue su disco más vendido hasta ese momento. Escaló hasta el número cincuenta en su tierra y en el Reino Unido llegó a meterse entre los diez primeros puestos. Canciones como “Start Choppin´”, sonaron y se metieron en los charts; el trabajo había dado sus frutos. Hoy nos parecería bastante, pero en 1993 la cosa estaba planteada de esa manera: o eras la próxima gran cosa o no lo eras.
Tan lanzado estaba Mascis que, en 1994, editó Without a sound, un disco inferior a pesar de contener una maravilla como “Feel the pain”. Hubo que esperar más para escuchar el canto del cisne de aquella primera etapa que supuso el irregular Hand it over, en 1997. Un año más tarde, se ponía fin a la primera etapa de los Dinosasur Jr. La segunda llegó de la mano de una reconciliación, la de J y Lou Barlow que volvieron a juntar sus caminos en 2005 y se encargaron de dejar claro que las segundas partes a veces son muy buenas. Beyond y Farm dan testimonio de un grupo que vivía un gran momento. A estas alturas, bien entrados en el nuevo siglo, nadie le iba a comer la oreja a Mascis sobre lo que pudo ser y no fue, y él junto a su viejo compinche se encargaba de firmar grandes discos, disfrutando y haciendo disfrutar. Ha habido tres elepés más en esta nueva era y nunca se han bajado del notable. Estos dinosaurios no dan muestras de cansancio. Nunca dieron el gran pelotazo ¿Y qué? son los Dinosaur Jr. y eso es mucho.
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Anterior entrega de 30º Aniversario: Dream harder (1993), el disco más americano de Waterboys.