FONDO DE CATÁLOGO
«Doce temas que se movieron entre la risa y la provocación, las emociones y la frivolidad, la pasión y el desparpajo»
A mediados de los noventa, Undershakers se convirtieron en una de las bandas más llamativas del pop alternativo y el Xixon Sound. Sara Morales recupera Vudú, el tercer trabajo —segundo elepé— del fugaz quinteto femenino.
Texto: SARA MORALES.
Undershakers lo tenían todo, no solo para hacer detonar en clave de pop garajero aquella escena norteña conocida como Xixon Sound, sino también para reinar durante los años noventa los albores alternativos de un panorama musical que ya comenzaba a conocerse como indie. Pero la aventura grupal de las cinco asturianas nació y murió en poco más de un lustro.
Surgieron a mediados de los noventa. La industria había empezado a mirar hacia las fauces de proyectos locales e independientes que se alejaban de la radiofórmula, y en aquella búsqueda de entornos subterráneos, Mar Álvarez (guitarra), Alicia Álvarez (bajo), Sandra Tocino (voz), Lara González (teclados) y Cristina G. Orellana (batería) emergieron sobresalientes con su simpática propuesta de melodías retro tremendamente contagiosas, de ironía burlona en las letras y de una actitud de teenagers avanzadas que conquistó desde su primer impacto. Este llegó en 1996 en forma de epé homónimo y de la mano de Subterfuge (sello con el que trabajarían siempre), una rotunda carta de presentación que pasó a palabras mayores aquel mismo año con un primer álbum bautizado con el nombre de Night show. Aquel fue un debut más que digno a pesar de que, inconscientemente, terminaría relegado a la sombra de la incandescencia rebelde y definitiva de su segundo disco, Vudú (1998). Fue entonces cuando todo saltó por los aires.
Sin desviarse demasiado de su identidad sonora, pero decididas en su semiapuesta por el castellano, las cinco de Gijón plantearon un trabajo que caló en los fondos y las formas de la última década del siglo. Y con la mirada puesta en el futuro, pero cogiendo impulso desde unas influencias ochenteras, Undershakers despuntaron en la actualidad de aquellos días con este disco que las llevó hasta la consagración, a través de doce temas que se movieron entre la risa y la provocación, las emociones y la frivolidad, la pasión y el desparpajo. La experiencia femme en las relaciones de pareja desde posiciones encontradas como el dolor, la furia, el amor o la venganza, el punto de vista en ojos de mujer y un discurso elaborado hacia cotas reivindicativas fueron el epicentro conceptual de un álbum que hizo historia en su día y continúa engrosándola todavía hoy.
Una metralleta de hits, tan edulcorados como solventes, tan dulces e incisivos a la vez, que revolucionaron los ánimos de aquel tiempo con el balazo espontáneo, urgente e insurgente de “Stupid girl” y la seminal “Sola”, las travesuras de “Vudú”, la contemporaneidad musical de “Mírate”, la rockabilesca “Redrum”, la superindie “Si quiero” y la efusividad guitarrera de arranque punk de «Oral sex». Undershakers reflejaron todas y cada una de sus caras en este espejo llamado Vudú que, al tiempo que desdramatizó tragedias, supo situar en primer plano proclamas necesarias sobre el papel de la mujer en la industria de aquellos años; una contienda que encabezaron con bandas amigas como Nosoträsh, para dejar a medio sorbo la idea de supremacía femme, sin caer en la demagogia y con una sonrisa.
«Después, me marcharé. Y tal vez prefiera estar lejos. Llorarás como los demás», cantan en la genialísima “Después”. No es que la solución viniera dada, es que había llegado el momento de decidir y no dejar de hacerlo.
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Anterior entrega de Fondo de catálogo: Who’s next (1971), de The Who.