«A las canciones serias intento darles un toque irónico, para quitarles un poco de peso, porque la vida ya es bastante jodida en sí misma como para que encima te vayas a un bolo y te estén recordando lo que hay»
El madrileño Vikxie pega un buen salto sonoro con «Por arte de magia», su segundo disco. Un álbum plagado de vibrantes y luminosas canciones canciones. Juan Puchades lo entrevista.
Texto: JUAN PUCHADES.
Con «Por arte de magia», su segundo disco, Vikxie (Víctor M. Torres), con la ayuda de Juan de Dios Martín, ha logrado que sus canciones brillen con la luz que le faltó al debut («Con la suerte en los talones», 2009). Logrando que esas imaginativas melodías que las atraviesan de lado a lado tomen cuerpo y presencia, destaquen del modo para el que parece que fueron escritas, para facturar rock de hoy ensamblado sobre estructuras clásicas. Ese notable cambio de sonido es lo que da pie a comenzar la charla con el músico madrileño: «Claro, es que, para empezar, contar con un productor es importante, porque le da una amplitud al sonido muy diferente. También pasa que lo he grabado con los músicos con los que voy en directo, mientras que el anterior lo produje y toqué yo, así que ahora estás aportando el factor humano y la suma de la personalidad de cada músico. También me imagino que las canciones están compuestas de una forma un poco distinta y creo que he conseguido dar una vuelta de tuerca al sonido inicial que tenía Vikxie, un sonido un poco más amplio en los estribillos, creo que es eso lo que cambia».
¿Entonces, Juan de Dios ha sido importante?
Sí, tiene mucha experiencia, aparte de que es músico, y a veces los productores que no son músicos tienen una visión mucho más comercial de las cosas, pero en este caso, es músico y no he escuchado ni una sola tontería salir de su boca. Tiene muchas ideas y un equipo muy interesante, porque mezcla equipo antiguo y moderno, analógico y digital y una cantidad de guitarras enorme. Es como estar en un parque de atracciones en el estudio. Te da pie a probar muchas cosas y a utilizar el estudio de otra forma, no grabamos todos juntos, sino que exploramos y buscamos texturas. Con él, básicamente, aprendes a utilizar el estudio como un instrumento más.
En tus canciones destacan sobremanera las melodías, muy elaboradas, ¿las trabajas mucho?
Bueno… ¡gracias! Es un poco las formas y las maneras, creo que lo llevo haciendo desde que empecé. Me parece que viene de los grupos que comencé a escuchar, grupos en los que creo que las melodías han sido muy importantes.
¿Qué grupos son esos?
Seguro que los mismos de los que tienes tú discos en casa: empezando por los Beatles, los Rolling Stones, Queen, Led Zeppelin, Jimi Hendrix, Janis Joplin, Faces, Small Faces, Rod Stewart, Eric Clapton… Todos los clásicos de los sesenta y los setenta.
También hay en algunas canciones, algo de Bowie…
Sí [risas], alguna cosita hay. Mira, a Bowie y a Tom Petty los estoy redescubriendo ahora. Tom Petty no me terminaba de entrar, y Bowie, como que no había encontrado el momento, y ahora estando más tranquilo, y empezando a comprar discos otra vez, vinilos, me di de narices con él, y es aquello de «¡este tío es un fenómeno!». Así que supongo que algo de él hay por ahí, detalles.
También hay un importante sentido bailable en muchas de las canciones.
Sí, me encantan las canciones lentas y bonitas, y me gusta tanto el rock tranquilo como el cañero, pero me gustan las cosas en las que puedes mover el pie, parece que es muy divertido sobre todo a la hora de tocarlo en directo. Cuando voy a cualquier concierto, aunque sea muy tranquilo, voy a olvidarme de la vida que tengo o de la vida que ocurre a alrededor, e incluso cuando toco en acústico, intento que te lo pases bien y muevas el pie.
La letra que menos tiene que ver con el tono más lúdico que define al disco es la de ‘Inmigrante’. ¿Crees que hay que aproximarse a temas sociales?
Claro. En realidad el disco tiene bastantes canciones así, pero, a lo mejor, ‘Inmigrante’ es la más directa, pero el disco tiene más temas sociales, ‘Lola García’ es una prostituta, ‘Caso perdido’ es la lucha contra el mundo cuando las cosas salen mal… Creo que hay muchas canciones serias, pero siempre intento darles un toque irónico, para quitarles un poco de peso, porque la vida ya es bastante jodida en sí misma como para que encima te vayas a un bolo y te estén recordando lo que hay. Por lo menos, ese es mi punto de vista.
Abres el álbum ‘Golfos licenciados’ un tema que es casi como una metacanción, en la que hablas del oficio de músico…
Curiosamente fue la última canción que decidí incluir en el disco, tiene un aire a la primera banda que tuve en mi vida, Malahierba, que la gente no los conoce porque no llegamos a grabar, pero de ahí han derivado otras cosas; pues así sonaba Malahierba, como esa canción, ese tipo de riff, de cambios, de tempos. No sé cómo, pero me salió así.
Ya que estamos, ¿cuéntame tu evolución musical hasta el primer disco de Vikxie?
Empecé con Malahierba, luego me marché a Inglaterra y he estado diez años allí, tocando en distintos grupos, luego bajé a Brighton, en 2003 o por ahí, estuve tocando con bandas inglesas, tipo Invitro y música tipo Coldplay, Muse, Radiohead, música bastante visceral. Ahí aprendí un montón de cosas, la dinámica en los ensayos, por ejemplo, que los ingleses van a cuchillo, ensayan solo tres horas porque las tres horas se va a ensayar y no a hacer el payaso. Luego monté varios grupos, tanto con gente española como con ingleses: Indalo, el último fue Wood Juice, entonces escribía canciones para otra gente, en inglés, que para mí era un esfuerzo, por supuesto. Ese fue el momento en que empecé a tener esa necesidad loca de volver a componer en castellano.
¿Fuiste a Inglaterra a estudiar, a trabajar o pensando en dedicarte a la música?
A nada en concreto, fui a buscarme la vida, directamente, a lo que saliese. Sabía adónde iba, a un país del que son todos los músicos que me gustan, sabía que me iba a encontrar un panorama musical, pero iba sin dinero, sin nada, a buscarme la vida. Pero me costó ponerme a funcionar musicalmente, creo que fueron nueve meses para situarme, conocer gente, un par de garitos… nueve meses de conocer, de fiesta continua y de disfrutar el país. Enseguida notas el nudo en la garganta, esa cosa de «qué ganas de tocar», pero, claro, me echaba un poco para atrás ver la calidad de los músicos. Es que eran muy buenos y me daba un poco de vergüenza, hasta que te pones.
La verdad es que has comenzado a grabar en un momento complicado para la música.
Bueno, ¡me gustan las cosas complicadas! Es que ha salido así, cuando venía ya sabía cómo estaba la cosa. Pero con respecto a la música siempre he tenido la cabeza muy fría y el corazón muy caliente. Esto que pasa ni me sorprende ni me entristece, ni me deprime ni me tira para atrás, al contrario, en cuanto alguien muestra interés, me vuelve a recordar porqué estoy aquí… ¡joder, parezco un futbolista hablando! [risas].
¿Te estás presentando en directo, solo o con banda?
De todas las formas posibles, en ocasiones por necesidad y en otras por placer. A mí no me gustaban los acústicos, por mis canciones, en otra gente siempre me han encantado, pero para hacerlo yo solo era, no sé, como que me daba la sensación de que la gente se iba a aburrir, pero he ido viendo que no y, además, he ido cogiéndole el gustillo. En acústico siempre se le encuentran cosas interesantes a las canciones, cosas que grabando o tocando con banda no habías visto y precisamente al tocarla en acústicos, encuentras otro color. Pero, claro, a mí lo que más me gusta es tocar con el grupo.
Porque, aclaremos, en realidad, Vikxie es tu proyecto, ¿no?
Sí, Vikxie soy yo, a mí me llaman Vikxie y le he puesto el nombre porque me ha parecido bien.
En algunas fotos, y es inevitable, el parecido físico con tu primo Leiva, de Pereza, es considerable, ¿te preocupa que por ello pueda haber comparaciones con Pereza?
No, ya llevo dos años aquí, ya me han comparado con Pereza cincuenta mil veces, pero, vamos, nos pasaba cuando éramos pequeños y jugábamos al fútbol, nos ha pasado toda la vida. Para mí no es nada nuevo.
¿Leiva es mayor que tú?
No, yo soy dos años mayor que él. El parecido físico es bastante obvio, pero en el tema musical, quien diga que nos parecemos es porque no se lo ha escuchado. Hay toques que pueden parecerse, porque nos hemos criado juntos y hemos aprendido música juntos y hay cosas que están ahí, gustos musicales que no se pueden evitar, pero creo que lo máximo es el parecido físico. Musicalmente vamos en direcciones diferentes.
–
Desde aquí puedes acceder a la web de Vikxie.
–