Tras abordar las décadas de los 50, 60, 70, 80 y 90, Sara Morales termina sus entregas sobre aquellos músicos que fallecieron jóvenes. Entre los más recientes, miembros de Feeder, The Hope States, Death, The Mars Volta o solistas como Elliott Smith.
Texto: SARA MORALES.
Se fueron demasiado pronto, aunque les dio tiempo a dejar una huella imborrable que continúa marcando los pasos culturales del resto de los mortales todavía hoy. Murieron jóvenes, pero no todos dejaron un bonito cadáver como se dice, pues fueron víctimas de accidentes, asesinatos, sobredosis, enfermedades, suicidios… Y es que, más allá del sobreestimado Club de los 27, el rock and roll esconde entre las páginas de su leyenda una enorme lista de músicos que marcaron un hito histórico por ser pioneros, únicos e irrepetibles pero que desgraciadamente desaparecieron a una edad temprana. Hubo un día en que lo tuvieron todo, el destino parecía prometedor e iluminaba sus carreras, pero resultó que la vida tenía otros planes para ellos. Les recordamos.
Chuck Schuldiner (Death)
Además de ser el fundador del grupo Death, su cantante, su guitarrista y su compositor, Schuldiner ha pasado a la historia como uno de los creadores y estandartes del death metal. Virtuoso a las cuerdas y gurú del género, reconocía sus mayores influencias en los Kiss y Billy Idol para más adelante centrar la mirada en Iron Maiden o Diamond Head. Amaba la música clásica, a la cual cedería un espacio en su obra con Death, y odiaba las drogas duras, manifestándose siempre en público y en las entrevistas en el lado opuesto a su consumo. Una vida sana como amante de la naturaleza y los animales, que tuvo que saldarse con el descubrimiento de un tumor intracraneal en mayo de 1999. Comenzó así su lucha contra el cáncer a base de radioterapia y quimioterapia; un tiempo también en que tuvieron lugar importantes donaciones populares y conciertos benéficos para ayudar económicamente a la familia por el tratamiento y operaciones a las que debía someterse Schuldiner. Finalmente, y a pesar de todos los esfuerzos, el músico neoyorquino fallecía el 13 de diciembre del año 2001 a los 34 años de edad.
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Jon Lee (Feeder)
Inolvidable batería de Feeder, el grupo galés que palpó el éxito en 1997 de la mano de su primer álbum —»Polythene»— con el que emprendieron intensas giras llevando su rock post grunge por toda Europa y América. Tan solo año y medio después vería la luz su segundo trabajo, «Yesterday went too soon», y en 2001 el referencial «Echo Park», el tercer álbum de la banda y el último en el que participaría Jon Lee a la percusión.
El 7 de enero de 2002 su cuerpo fue hallado sin vida en su casa de Miami, junto a cuatro cartas de despedida. Se había quitado la vida ahorcándose con una cadena; tenía 33 años. Un terrible suceso que su familia y amigos no lograron entender, ya que su comportamiento nunca había dado pistas sobre estas intenciones. El funeral que se celebró en su memoria unos días más tarde fue multitudinario, Grant Nicholas —cantante y guitarrista de Feeder— leyó un emotivo discurso como homenaje y sonaron canciones de la banda como ‘High’. Su sustituto a las baquetas fue Mark Richardson, ex batería de Skunk Anansie, hasta 2009, y después Karl Brazil. El tema ‘Hey Johnny’, del álbum que Feeder publicó en 2012 —»Generation freakshow»— está dedicado a él.
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Jeremy Michael Ward (The Mars Volta)
Su maña a la mesa de mezclas y su papel como ingeniero de sonido le convirtieron en el líder a la sombra de The Mars Volta. Creador de texturas inusuales y atmósferas inolvidables, alzó hasta las alturas a la banda tejana en los primeros pasos del milenio en los que destacaría su epé debut «Tremulant» e incluso llegarían a tocar junto a los Red Hot Chili Peppers. Pero los tiempos de felicidad duraron solo hasta 2003, pues el 25 de mayo de aquel año Jeremy —de 27 años— fue encontrado muerto en su casa de Los Ángeles a causa de una sobredosis de heroína. Para entonces la banda se encontraba a un mes escaso de la publicación de su álbum de debut, «De—loused and the crematorium», que pese a todo acabó viendo la luz como estaba previsto. El disco, a modo de premonición, fue concebido como un trabajo conceptual escrito por el cantante Cedric Bixler-Zavala junto al propio Jeremy, que se esmeraron por contar la historia de un hombre que busca suicidarse a través del abuso de la morfina.
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Elliott Smith
Nació del punk, llevando sus preceptos más básicos a su forma de ser, a su forma de vida y de desenvolver su arte. Lo desarrolló con sus primeras bandas. También con Heatmiser, el mítico grupo de Portland del que fue compositor y frontman durante los años que estuvo vigente (1991-1996) y con el que deambuló por el rock, el grunge e incluso el hardcore melódico. Pero sus composiciones se escapaban a la estructura básica de banda, incluso a él mismo; por eso acompañado de su guitarra acústica decidió emprender su carrera en solitario, a partir de la cual el público lograría conocer la delicadeza de su obra más a fondo.
Durante toda su vida debió pelear contra la depresión crónica, el alcoholismo y su adicción a las drogas, asuntos a los que recurriría una y otra vez en sus letras hiperestésicas. Fue finalmente el 21 de octubre de 2003 cuando, a los 34 años, se suicidaba clavándose un puñal en el pecho, al parecer, tras una fuerte discusión son su novia Jennifer Chiba. Aunque se especuló con la posibilidad del homicidio, esta versión siempre fue descartada por la Policía ya que el propio Smith dejó una nota de despedida en un post it donde pedía perdón. En el mes de noviembre iba a dar los últimos toques de su nuevo álbum junto al productor Larry Crane, ese disco terminó siendo el venerado y póstumo «From a basement on the hill» lanzado en 1994, concluido y producido finalmente por Rob Schnapf.
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James Lawrence (Hope of the States)
La banda de Chichester se encontraba disfrutando de los coletazos de su gran hit, el single ‘Enemies/Friends’ publicado en 2003 como adelanto del álbum de debut «The lost riots» que iba a ver la luz en 2004. Pero aquel año que parecía prometedor, pues contaban con la confianza de la discográfica Sony BMG y un público que ya les respaldaba, comenzó de la peor manera posible. El 15 de enero, cuando apenas quedaban semanas para el lanzamiento, su guitarrista James Lawrenece —Jimmi— fue encontrado muerto en los estudios Real World de Peter Gabriel, ubicado en la localidad inglesa de Box cerca de Bath, donde la banda se encontraba terminando de grabar el álbum. Tenía 26 años, había estudiado ingeniería mecánica pero su pasión por el rock le llevó a dedicarse a la música completamente, era un gran deportista y uno de los caracteres más alegres del grupo, razón por la que el resto de miembros nunca consiguieron encontrar los motivos que le llevaron a suicidarse.
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