«Me he sentado muchísimas horas al piano y la guitarra para componer y trabajar conciertos muy pequeños para ganarme al público, bajándome del escenario y compartir tiempo con ellos»
A Vega hay que escucharla sin prejuicios sobre sus inicios en la música, pues lleva tiempo trazando una trayectoria que la emparenta con el mejor pop. Chema Domínguez charla con ella.
Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.
Rápida y firme en el uso de la palabra, Vega sigue construyendo una carrera valiente y personal que gracias a «La cuenta atrás», su nuevo disco, alcanza un punto excelente. Su camino es de los que exigen atención y ausencia de prejuicios por parte de público, medios e industria musical. Entre sus referencias y resortes emocionales están Rosenvinge y Xoel López, a los que cita fantásticamente en sus canciones; por otro lado, su sonido defiende en buena parte un legado muy bien actualizado de aquel «Que me parta un rayo», y buenos momentos de Los Piratas o el propio Deluxe, entre otras referencias. A esto, súmenle talento como compositora e intérprete más una excelente imagen, así que al iniciar su andadura una década atrás en las filas de la chirriosa plantilla de Vale Music, tenía todas las papeletas para ser un éxito o un fracaso según el habitual modo de operar de aquella compañía, sin término medio. Con lo que nadie contaba era con el convencimiento y la pasión de Vega por la música, ya sea la que escucha o la que interpreta. Así que le tocó sobrevivir, y demostrar lo que está demostrando desde hace años, que hay que creer en uno mismo y que como ella no hay dos. El resultado es que está a la altura de sus referencias artísticas, y por méritos propios también logra situarse en la mejor división posible del excelente conjunto de músicos actuales. Como guinda, y aunque ella no era consciente, la portada a lo Sidonie que la sitúa con una rosa en la boca es el mejor presagio posible para iniciar «La cuenta atrás».
¿Cuál es tu manera de comerte el mundo?
Haciendo las cosas como las hice siempre, despacito y con buena letra. Sin prisa y manteniendo mis principios como persona. El todo vale no va conmigo.
¿Quizá por eso el cambio de compañía, tenían demasiada prisa por que Vega fuera un gran éxito?
Todo lo contrario, por demora, porque no tenían interés. Extraño después de que un disco como «Metamorfosis» (2009) funcionara, pero bueno.
Desde fuera tampoco entendí mucho la estrategia, sobre todo estando en un buen momento.
Era la compañía la que no funcionaba, no yo. También tenía muy claras las canciones que quería grabar, cómo quería que fuera este disco y tampoco les encajaba. Les pedí la carta de libertad quedándome un disco con ellos y vamos a decir que me la dieron, que es mucho más amable que contar lo que se tarda en conseguir esa carta. Luego me fui a Los Ángeles a grabar sin tener discográfica porque tenía muy claro lo que quería, y no quería esperar a otra compañía que invirtiese por mí lo que, a lo mejor, no sería capaz de invertir yo misma.
La produccion ejecutiva corre de tu cuenta, efectivamente.
Originalmente es así, ahora llegué a un acuerdo con Sony por un precio pactado a cambio de promoción. Yo aporto esto, ellos otras cosas y se están volcando. He estado diez años rulando por tres sellos discográficos y en ninguno me han respetado como veo que lo hacen en Sony. Trabajan artistas.
Aun a riesgo de remover el pasado, eres uno de los pocos casos en los que has conseguido salvar tu talento y tener una carrera personal y notable tras tu fugaz paso por «Operación Triunfo». ¿Erais conscientes de cómo afectó el concurso a la escena musical?¿Cómo se recicla alguien que de verdad ama la música?
Ha debido hacerlo porque siguen preguntándolo diez años más tarde. Te puedo contar lo que pasó después, antes todo el mundo vio lo que pasó. Es una burbuja que dura tres meses y después caes. La gente lo que no sabe es que es un «reality» con condiciones leoninas, y después todo el mundo parte de cero. Salvo quien ganó. En mi caso, vendí doscientas mil copias con un tema de mi autoría y después trabajé para hacer mi primer disco. He estado diez años tocando para cincuenta, cien, doscientas personas, y nadie pregunta esto. Hasta que diez años después puedes tocar en la Joy para mil personas.
¿Cuál es el método que sigues?
Trabajando, trabajando, trabajando, trabajando, aprendiendo de los músicos que están conmigo encima del escenario, para la grabación de «La cuenta atrás» he contado con nombres como Abe Laboriel o Chris Chaney, y no lo digo como garantia de éxito pero sí de calidad. He trabajado con gente que toca la batería con Paul McCartney, que ha trabajado con Eric Clapton con Alanis Morissette… He intentado rodearme de lo mejor que podía, de quien podía aprender. Me he sentado muchísimas horas al piano y la guitarra para componer y trabajar conciertos muy pequeños para ganarme al público, bajándome del escenario y compartir tiempo con ellos, dar la mano y las gracias a los que han venido a verme, dos besos, fotos y lo que les diera la gana. Creo que se consigue teniendo claro lo que quieres y sabiendo que el público no es idiota, que sabe evaluar perfectamente lo que tiene delante. Mi experiencia personal son diez años de trabajo.
‘700 cartas’ y ‘A tientas’ son tiempos en los que te manejas muy bien y los textos tienen una introspección muy atractiva.
Es un disco en el que las canciones relatan historias propias, de gente cercana y de personas que me cuentan sus vivencias después de algún concierto. Son muy de verdad, me expongo bastante. La clave de que tengan éxito es cuando alguien te dice: «parece que me miraste por una mirilla cuando escribiste la canción». El éxito para mí no es que sean las más radiadas o vendidas, el éxito es que la gente las haga suyas. Todos vivimos lo mismo con difrentes nombres.
Cantas en ‘700 cartas’: «Esta Historia Universal de Amor, si Deluxe la canta me hará sentir que hasta las galletas saben a ti».
Es una canción de Xoel a la que homenajeo en ‘700 cartas’, al igual que a Christina Rosenvinge.
¿Hasta qué punto te influyen estos dos artistas?
Xoel es uno de mis compositores favoritos, su forma de cantar es brutal, sus letras, su forma de interpretar me apasiona. Es el ejemplo de que una buena canción, un buen interprete llega, sin más. Lo otro me espanta, me espanta una tableta de chocolate en la barriga y trece bailarines o bailarinas para llevarte al público, supuestamente, de calle. Xoel es uno de los mejores artistas españoles que hay.
Esto lo llevas al terreno de la buena ironía en ‘Para bailar’.
Sí. Pues hay quien no pilla ese tono, decía «¿ese tipo de canción en Vega?». Realmente digo que hacer una cancion para que la gente mueva el pie a mí me parece fácil, si el plan es tener un millón de euros en promocion cualquiera puede hacerlo.
Dentro de las estructuras pop y rock, has buscado variedad.
En ‘Réquiem’ hay estructura antipop, lo normal sería estrofa-puente-estribillo, estrofa-puente-estribillo. ‘A tientas’ también se desmarca, la parte principal de la cancion es el final.
Me refiero al synth pop de ‘1906 estrellas nuevas’, los arreglos de ’48 horas’ o la citada ‘Para bailar’. ¿En que agua nadas más a gusto?
En todas. Un disco entero de baladas me aburriría, y de tralla me agotaría. Como tónica común intento que mis discos estén compensados, tanto «Metamorfosis» como «La cuenta atrás» lo están, aunque predomine el after pop porque es donde me siento más cómoda con la banda tocando, pero sin renunciar a la balada intimista que te rompe, el medio tiempo tipo british con el que disfruto mucho, y sin renunciar a ese momento más bailable que cañero, de pop fresco. Quiero que la gente tenga variedad, luego irán a las que más les gusta o a las que pida el momento.
Creo que no me equivoco si digo que nuestro panorama femenino está en un excelente momento, antes nombrabas a Christina Rosenvinge, ¿pero con cuál te asocias más, con quién te gustaría colaborar?
Con Luz en un dueto, por trayectoria con Christina Rosenvinge. Luz Casal ha estado siempre y Christina en la época de la adolescencia. Cuando por primera vez cogí una guitarra y escuche la frase «que te parta un rayo, olvídate de mí»… Eso es un lema para mí. Canciones como ‘Señorita’, ‘Alguien que cuide de mí’, ‘Pulgas en el corazón’, todas las del disco «Que me parta un rayo». ‘Voy en un coche’, cuando dice: «el muy cretino me tiró un beso por el espejo retrovisor», me dije «esta es la tía que yo quiero escuchar, esa mujer de carácter en la que me veo reflejada». Y eso que ella fue avanzando en fragilidad, más introspectiva, su etapa en inglés poco comprendida… Su último disco también es una maravilla, ha estado presente siempre. Y te digo las más conocidas, pero podría citarte otras mil que me flipan de ella. Y de Luz, desde el primer dia hasta que me muera es la voz femenina por excelencia.
Luz me comentaba que no fue fácil siendo mujer hacerse un hueco en la escena.
Sigue siendo difícil, la música es un mundo de hombres. Ves muchas caras femeninas pero, cómo te diría, espero no encontrarme muchos más, alguno me encontré. Pero sobre todo si un chico llega, llega y si no llega no llega. La chica tienes la que no llega, la que tiene que pasar por ciertas cosas para llegar, y la que llega. Entonces, cuando no llegas que tengas un camino por el medio planteado es un poco duro y hasta cierto punto es sexista.
Lo positivo de internet es que ha venido a suprimir ciertos peajes que había y hay en los medios.
A mí me dio una oportunidad porque no accedía a los medios de comunicacion. Los medios dicen ser víctimas de la audiencia y pienso que ellos tienen la capacidad de programar. Por «h» o por «b» es la pescadilla que se muerde la cola, siempre ponen lo mismo y mi caso, como muchos, es un inconveniente. Tienes que hacer mucho ruido en internet y entonces dicen «vamos a dar una ocasión a esta gente, que parece que lo hace bien», pero ellos ya tenían los discos antes en sus despachos y emisoras. Y hasta aquí puedo leer.