“Unplugged” (2005), de Alicia Keys

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 «El primer ‘Unplugged’ grabado por una mujer que llegó al número 1 de las listas y que, además, triunfó en los premios Grammy»

 

Xavier Valiño nos transporta a 2005 para encontrarnos frente a frente con el disco acústico que grabó Alicia Keys en Nueva York. Un trabajo que le elevó a lo más alto de las listas de ventas, aunque contó con más músicos que riesgos. 

 

Texto: XAVIER VALIÑO. 

 

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Alicia Keys
“Unplugged”
J RECORDS-SONY BMG, 2005

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

“Cuando empecé, tocaba realmente en lugares mucho más pequeños que este. Y tenía poco más que un teclado ajado y viejo… ¡pero funcionaba!”, señala Alicia Keys poco antes de iniciar su versión de ‘If I was your woman’ que Gloria Jones compuso en 1970 para Gladys Knight & The Pips. Es la primera pista que aparece en los interludios hablados entre canciones que proporciona Alicia Keys sobre su forma de encarar su «Unplugged» de 2005. La segunda llega cuatro canciones después, cuando Adam Levine de Maroon 5 constata lo que es un hecho con una pregunta retórica antes de iniciar su colaboración en ese mismo concierto: «¿No está ella perfecta y no suena perfecta esta noche?».

Eso es justo lo que sucede con este «Unplugged», el primero grabado por una mujer que llegó al número 1 de las listas y que, además, triunfó en los premios Grammy del año siguiente, evidenciando que el disco podía ser (y, de hecho, era) disfrutable por grandes audiencias, un producto que aunaba comercialidad y calidad a partir justo de esa perfección perfectamente milimetrada.

Tras editar dos álbumes («Songs in a minor», 2001, y «The diary of Alicia Keys», 2003), la cantante se dejó convencer por los responsables del canal MTV para revivir el formato unplugged en 2005. No hizo falta insistir mucho y, poco después, el 4 de julio de 2005,  hacía acto de presencia a sus 24 años en el teatro de la Academia de Música de Brooklyn, en Nueva York, para grabar un concierto que sería emitido por la televisión y que se editaría en disco el 7 de octubre de ese mismo año.

Keys lo hizo a lo grande, sin falsas modestias. Por eso, como disco desenchufado que se supone debía ser, caben ciertos reparos, teniendo en cuenta que contó con dieciséis músicos en el escenario y catorce personas en la producción y las mezclas. Tal vez sería preferible entenderlo como un disco en directo, sin más,  aunque también es cierto que en sus interpretaciones no hay demasiadas novedades respecto a sus discos en estudio.

 

Versiones fieles a las originales

En su caso, la diferencia la marca su voz, que brilla en determinados momentos como ‘If I ain’t got you’, ‘A woman’s worth’, ‘You do not know my name’ o, por supuesto, ‘Fallin’’. Es el acabado pulido, profesional y absolutamente competente el que impide que las canciones vuelen o se desmarquen de sus versiones previamente grabadas en estudio, como sucede en los dos singles que se extrajeron del álbum y que no pasan precisamente por ser los más memorables de su repertorio, ‘Unbreakable’ y ‘Every little bit hurts’.

No obstante, hay algún momento en que se intuye otro camino si se hubiese intentado al menos, siendo el arreglo de ‘Streets of New York (City Life)’ el más ambicioso y diferente de todos. A él se le podría sumar alguna de las licencias que se permite en la versión de Prince ‘How come u don’t call me anymore’ y, también, el final un tanto más festivo con ‘Love it or leave it’ y ‘Welcome to Jamrock’, en compañía de Common, Mos Def y Damian Marley, rompiendo el tono un tanto uniforme del resto del concierto.

Hay otro momento destacable, aunque en principio una versión de ‘Wild horses’ de Rolling Stones, acompañado por el vocalista de Maroon 5 ya citado, podría semejar ciertamente como una invitación al fracaso. Sin embargo, Levine le pone alma y Keys se deja llevar por un instante más allá de lo calculado, aportando además un giro al final del estribillo que convierte a la canción compuesta en clave country rock en algo más cercano al soul o r&b.

 

Lo que no pudo ser

No hubo muchos episodios «Unplugged» para el recuerdo en la primera década de este siglo, con años en los que ni siquiera se produjo un solo episodio nuevo. Alicia Keys logró que no se olvidase el formato y lo llevó de nuevo a la alfombra roja de los Grammy. Lo hizo con solvencia pero con escaso riesgo. Cuesta imaginarlo, pero podría haber resultado algo distinto únicamente contando con una colaboración que estuvo en el aire hasta el último instante pero que al final no pudo ser: Keys estuvo a punto de contar con Bruce Springsteen para hacer juntos su clásico de 1973 “New York City Serenade”. Probablemente, si hubiesen conseguido arreglar sus problemas de agenda, hoy tendríamos uno de los mejores momentos de la historia de los «Unplugged».

Anterior entrega de Acústicos: “Acoustic trio live” (2002), de Willy Deville

 

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