“Uno de estos días”, de Unidad y Armonía

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DISCOS

Su fuerte es el sonido, la urdimbre eléctrica, la atmósfera en temperatura cambiante”

 

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Unidad y Armonía
Uno de estos días”
EL EJÉRCITO ROJO, 2018

 

Texto: EDUARDO TÉBAR.

 

Grata noticia: Miguel Martín se anima a soltar la brida y volar por su cuenta. El granadino es uno de los músicos más ubicuos y solicitados de la ciudad en los últimos quince años. Habitual durante estos lustros en las formaciones de Lori Meyers, Tarik y La Fábrica de Colores, Antonio Arias o Soleá Morente, entre muchos otros nombres, ahora debuta en solitario con el primor que cabe esperar de él. Unidad y Armonía nació en 2014 como plataforma para homenajear a sus admirados Módulos. Tras un período de meditación y trabajo a fuego lento, Martín se queda con el rótulo y lanza el material que guardaba en la carpeta. De momento, ocho canciones espléndidas, sin incisura, cuidadosamente presentadas en vinilo por El Ejército Rojo, escudería de J de Los Planetas, con quienes suele currar en las giras.

Miguel es un entusiasta del aparataje analógico y un profundo conocedor del pop de los sesenta. Aquí, sin embargo, parece partir de las enseñanzas de Pepe Robles, Tomás Bohórquez y compañía para darle la vuelta al “prog rock”, incluso embetunarlo de kraut, y acabar chapoteando en una neopsicodelia donde, más que verse el cartón, brilla la capacidad de Martín a la hora de actualizar influencias y plasmar su sello. Su fuerte es el sonido, la urdimbre eléctrica, la atmósfera en temperatura cambiante. Y es por ahí donde florece su alianza con el taciturno Alonso Díaz (Napoleón Solo), mano derecha en un disco que cuenta con la exquisitez de Popi González (Lapido, Los Ángeles) en la batería.

Germanizado, a lo Michael Rother y Klaus Dinger, aunque por el filtro de Los Planetas, arranca ‘Equilibrio’; no extraña, pues, la remezcla que circula a cargo de Los Pilotos. El potente compositor que se intuía en Miguel Martín aflora en un diamante como ‘Mapa de estrellas’, que sugiere a unas Vainica Doble empastilladas en la marmita de Syd Barrett. Es la línea que sigue otra joya, ‘Si hubiera tiempo’. El nivel alto, en feliz metabolización de referencias, persiste en piezas como la inmediata ‘En tu balcón’ o la templada ‘La luz’. Por su parte, ‘Y la verdad lo tuvimos’, con letra de Alonso y unos arreglos casi cinematográficos, termina de consagrar a este Jacco Gardner de la Alhambra. ¿Será cierto que Granada bascula en tendencia psicodélica? Así lo constatan las propuestas de Valparaíso, Colectivo Da Silva, Elemento Deserto… Y apunten, apunten: Unidad y Armonía.

 

Anterior crítica de discos: “Una canción de cuna entre tempestades”, de The New Raemon.

 

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