LIBROS
«Un músico decadente empieza a viajar a través del tiempo, aprovechando para conocer a todas las estrellas que se te pasen por la cabeza»
Alfredo García
Una máquina del tiempo, unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul
DESACORDE EDICIONES
Texto: JUANJO ORDÁS.
La premisa es supersencilla, aceptémosla, esto es ciencia ficción. Pero ciencia ficción terrenal. Un músico decadente empieza a viajar a través del tiempo, aprovechando para conocer a todas las estrellas que se te pasen por la cabeza. Una máquina del tiempo, unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul es un libro tan mitificador como desmitificador. Las paradas están marcadas y los nombres de las estaciones grabados a fuego en la memoria colectiva (Lemmy, Lennon o Bon Scott, por poner tres ejemplos), pero el trato literario que se les da se dispara hacia la comedia, entre el respeto y la carcajada. Muchos de los personajes que el protagonista se encuentra no se comportan de forma acorde a lo esperado y eso hace que las situaciones pueden llegar a ser absolutamente absurdas y desternillantes. Eso es lo mejor de este libro, que no hay límites casi.
Sabemos de Alfredo “Alfa” García por su obra discográfica. ¿Hace falta de nuevo decir que fue miembro fundador de los míticos Buenas Noches Rose, cabeza visible de Le Punk y que ha hecho discos solistas potentes? Pero lo cierto es que Una máquina del tiempo, unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul es ya su tercer libro con la editorial Desacorde, llevando publicando desde hace casi diez años. Los anteriores fueron La cumbia cimarrona (2013) y Los hijos de Euterpe (2015), pero, sinceramente, con Una máquina del tiempo, unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul ha dado con un estilo muy identificable con su personalidad. Cualquiera que le haya seguido durante años, es consciente de lo irónico de su estilo, pero en persona es un tipo todavía más divertido, con un humor inteligente y asequible. Es muy bonito que haya conseguido verterse en las páginas de este libro con tanta naturalidad. Leerlo es como escucharle hablar y os aseguro que nadie como Alfredo para hacer que el tiempo pase volando.
Lo mejor de Una máquina del tiempo, unas botas de piel de serpiente y una Gibson Les Paul no son realmente los personajes históricos, sino el propio protagonista, con toda su decadencia, y los secundarios que le rodean, que interactúan con él o simplemente aparecen por sus recuerdos como fantasmas del pasado. Van dando color, aportando aristas a ese protagonista que va dejando de ser caricatura humana para ser un humano caricaturizado por las circunstancias.
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Anterior crítica de libros: Esto no estaba en mi libro de los Beatles, de Francisco Castro Veloso.