En la Nochevieja de 1977, los miembros de Chic Nile Rodgers y Bernard Edwards de Chic, nos cuenta Diego A. Manrique en “El País”, acudieron “vestidos de Cerutti y Armani” a una fiesta en el Studio 54 en que actuaba Grace Jones. Pero “El Studio 54 funcionaba como paraíso en la tierra para los neoyorquinos ricos o famosos: la puerta era inaccesible para desconocidos (y menos en esas fechas). Efectivamente, no se alzó la soga de terciopelo que separaba a los aspirantes de los elegidos: en las listas, no aparecían sus nombres.”
Furiosos, volvieron a su apartamento y les “salió un tema volcánico, que vituperaba las prácticas elitistas del Studio 54. Mandaban a la mierda a aquellos gorilas y sus jefes: aaah… fuck off!”. Meses después, “rebautizada Le freak, la pieza era número uno, camino de convertirse en el single más vendido de la historia de su discográfica, Atlantic Records. Habían desaparecido las palabrotas y hasta se incluía una mención amable al 54.”
Manrique se lamenta de que anécdotas como esta no figuren en el reciente “Savoir faire”. “Aunque lleva la garantía de Rhino, el sello historicista de Warner Music, se trata de un producto endeble. Se nota el declive de la industria discográfica: aunque deberían mimar al decreciente público que adquiere sus productos, sus estándares han bajado. ‘Savoir faire’ no tiene aparato crítico, aparte de un texto trivial de Nile Rodgers, mantenedor de la marca Chic tras la defunción de Bernard.”
“Savoir faire”, en realidad, ha sido elaborado por la filial francesa de Warner. “Eso explica ocurrencias positivas, como recuperar las producciones disco de Sheila, antigua reina ye-yé, y deslices ruborizantes: cinco temas se presentan en remezclas de Dimitri From Paris. Caramba, si uno busca un Best of Chic, preferiría que respetaran los originales.”
A pesar de esto, “Savoir faire” “ofrece la esperada panorámica de la llamada Chic Organization. Uno de esos momentos en que unos músicos captan el zeitgeist: el sensualismo interracial, interclasista y polisexual que desataba la disco music.”
Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “Una explosión de ira”.