Entre 1980 y 1981, Rough Trade publicó “cuatro singles muy marcianos” de Robert Wyatt, en los que versionaba desde Violeta Parra y Carlos Puebla hasta Chic. Al cuarto, el “disco estalinista”, le dedica Diego A. Manrique un artículo en “El País”. Los cuatro singles “bordeaban la legalidad”.
Wyatt, al descubrir que “el compromiso esencial de Richard Branson era con el negocio, no con la música”, quería romper con Virgin, a la que debía, por contrato, varios álbumes. Geoff Travis, de Rough Trade, le propuso grabar varios singles, “formato que parecía no estar cubierto por el contrato de Branson”. Así surgieron “cuatro singles muy marcianos” de Wyatt, que luego fueron recopilados en el álbum “Nothing can stop us”.
En el single “stalinista” Wyatt interpretaba ‘Stalin wasn’t stalling’, canción británica de la Segunda Guerra Mundial en la que “se nos explicaba que Stalin no se andaba con rodeos. Que el Oso Ruso peleaba sin cuartel con el Führer”. Y en la cara B aparecía “el poeta Peter Blackman leyendo a palo seco ‘Stanlingrad’, retrato de la admiración mundial ante la titánica lucha a muerte del Ejército Rojo contra la Wehrmacht en las orillas del Volga”.
El disco produjo “gruñidos de descontento. Del contingente trotskista y de críticos liberales como Greil Marcus: ¿cómo era posible que compañía tan modélica como Rough Trade exaltara la memoria del (posiblemente) mayor asesino del siglo XX?”.
“No hace falta recordar el comportamiento monstruoso de Stalin antes, durante y después de la II Guerra Mundial. En el fragor del conflicto, tal vez tenía sentido propagandístico focalizar en su figura la resistencia al nazismo, pero el disco salió en 1981. Cierto que Wyatt era miembro del Partido Comunista de la Gran Bretaña y que se alineaba con la vieja guardia, enfrentada a los eurocomunistas”, añade Manrique.
Desde aquí puedes acceder al artículo de Diego A. Manrique “Un ‘indie’ bolchevique”.