«El escándalo ha sido grotesco y no solo porque el tema sea patrimonio country. Al borrar las alusiones a la divinidad los responsables de «The Voice» habrían tratado de proteger los sentimientos de las personas religiosas y sus santos patrones. ¿En serio?»
En la edición estadounidense del concurso televisivo «The Voice», eliminaron de un clásico del country varias alusiones religiosas que incluía la letra, sin problemas. Julio Valdeón Blanco nos cuenta lo sucedido.
Una sección de JULIO VALDEÓN BLANCO.
«The Voice», «La Voz» en la España del doblaje, no es solo el concurso que usurpó a Sinatra un apodo. Ahora ejerce como paradigma de la censura, ese rugir de tijeras que antaño empleaba la reacción y hoy también usan los socialdemócratas reciclados en beatas. Todo arranca cuando en EE.UU., casa madre del programa, los concursantes y un coro cantaron en alegre francachela ‘Will the circle be unbroken?’, la canción emblema del Country Hall of Fame, y sustituyen y/o suprimen palabras como «Lord», «Savior» y «Heaven». Lo lamentaba, minutos después, un tal Blake Shelton, estrella del vómito country/pop y jurado del engendro.
El escándalo ha sido grotesco y no solo porque el tema sea patrimonio country. Al borrar las alusiones a la divinidad los responsables de «The Voice» habrían tratado de proteger los sentimientos de las personas religiosas y sus santos patrones. ¿En serio? Diría que el aparato de propaganda de cualquier multinacional, religiones incluidas, ansía la publicidad. Aparte, hablamos de EE.UU. Un país tan religioso como cualquier emirato de los que adornan las camisetas del F.C. Barcelona, si bien aquí, afortunadamente, los guiños meapilas no pasan de la mención folklórica cuando un famoso se solidariza con las víctimas del penúltimo terremoto haitiano. Quiero decir que hay separación de poderes y el teocrático ni siquiera figura en la lista. Algunos acusan a la progresista NBC de haberse lanzado al despelote del «political correctness». Comienzas por tapar el pezón de Janet Jackson y acabas recortando la mitad del cancionero góspel. Muy apropiado ahora que la viuda de Frank Zappa ha estrenado en Londres la obra prohibida de su marido, él mismo indispensable caballero contra la mordaza biempensante.
Un lector de Trigger, editor de «Saving Country Music», aplica al caso la Navaja de Ockham: «en igualdad de condiciones la explicación más sencilla suele ser la correcta». Apunta a que tricotaron ‘Will the circle be unbroken?’, «Lord» por aquí, «Heaven» por allá, a fin de llegar a tiempo a la publicidad. Los responsables de «The Voice» añaden que querían ofrecerla gratis en iTunes y Spotify. Para lograrlo usaron una versión de dominio público, viejuna, que no contiene las citadas palabras. O sea, que utilizan la letra de Ada R. Habershon y Charles H. Gabriel, de 1907 (si bien esta contiene el término «Savior»), y no la más famosa, la adaptación que hizo veinte años después A. P. Carter, rebautizada como «Can the circle be unbroken», por mucho que generalmente las versiones posteriores usaran la letra del marido de Sara Carter y el título original de Haberson y Gabriel. Quizá de ahí la confusión, y ojalá sea cierto. Porque vale que mis dientes crujan cada vez que escucho a Obama mencionar a Jehovah, pero tampoco quisiera que añadan pitidos a la retransmisión de sus discursos o contemplar como le meten cerrojo a medio millón de canciones, de las arengas de Luke the Drifter a los encendidos éxtasis de Aretha Franklyn o Alpha Blondy. En cualquier caso, yo apostaría por liquidar el sonido a «The Voice» desde el primer berrido y hasta los créditos. A cambio de perder futuras estrellas del karaoke de gira por Dallas y Torremolinos ahorraríamos toneladas en Primperan. Ustedes mismos.
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