“La pasión de Letterman por los sonidos marengo, las historias que importan, los detalles ‘roots’, la tradición de la música cósmica americana según acertada intuición de Gram Parsons, alcanza su despedida. El televisor, cada día que pasa más inservible, vulgar, estúpido y viejo, se queda huérfano”
La despedida del “Late show” de David Letterman apaga el interés de Julio Valdeón Blanco por la televisión mientras la los familiares de B. B. King ya se reparten la herencia y evitan que se ruede una película sobre el músico.
Una sección de JULIO VALDEÓN BLANCO.
–7 de mayo
Dice Steve Earle que la despedida del “Late show” de David Letterman es el fin de una era. “Los dos programas más importantes para la música eran el “Saturday Night” Live Show y Letterman. No tenemos nada más”. Por allí han desfilado Jason Isbell y Emmylou Harris, Warren Zevon y Gillian Welch, Marty Stuart y Sturgill Simpson. La americana, o el folk-rock, o la mezcla de country, blues, folk, etcétera, encontraron en el presentador a un tipo sensible. Conocía la importancia de entregarle un podio a quienes de otra manera están fuera de las grandes corralas audiovisuales. La fragmentación, el hazlo tú mismo y las plataformas digitales ayudan, pero nada como lucir en horario de máxima audiencia y ante millones. La gente principiaba a atenderles después de su paso por el teatro Ed Sullivan, por sí mismo sagrado. Vamos a echarle de menos. Su pasión por los sonidos marengo, las historias que importan, los detalles “roots”, la tradición de la música cósmica americana según acertada intuición de Gram Parsons, alcanza su despedida. El televisor, cada día que pasa más inservible, vulgar, estúpido y viejo, se queda huérfano. Al paso que vamos ya sólo servirá para arrojarlo por la ventana. Por emular al Cash dopado de grajeas mágicas y rendir homenaje a un tiempo perdido.
– 8 de mayo
Cuentan en “Rolling Stone” que andan a la gresca el mánager y la familia de B.B. King. Los deudos, parientes, viudas, hijos, nietos, bastardos, amantes, apoderados, amigos, primos, conocidos, leguleyos, secretarios y confidentes de las estrellas están para varias cosas, y entre las fundamentales destacaría la de impedir como sea que alguien escriba o ruede una película decente sobre el artista, no vaya a ser demuestre que no, que no meaba colonia, y también para repartirse a dentelladas la a menudo selvática herencia, como quien cena un cordero después de muerto y con sabor a tierra.
En la misma web de “Rolling Stone”, un link a un artículo titulado ‘5 grandes actores que fracasaron como cantantes’. Lo ilustran con fotografía de David Hasselhoff. Grandes. Actores. Hasselhoff. Periodismo del siglo XXI.
–11 de mayo
“No escucho la música country que hacen hoy”, asegura Emmylou Harris en una entrevista con Martin Farrer para The Guardian, y en plena promoción de “The traveling kind”, nuevo trabajo con Rodney Crowell. Normal, especialmente si por country entendemos la basura en que ha caído el género, “Billboard” mediante. Asunto distinto son las populosas hordas del country independiente, francotirador y a su bola, y todos los mestizajes posibles de la americana. Ahí sí, lejos del vertedero de la MTV, los Grammys y Florida Georgia Line y Taylor Swift y aberraciones semejantes, existe una zona caliente de artistas sedientos y grandes canciones. Harris es la patrona del asunto, incapaz de limitarse a cantar bonito y ejercer de florero, y toda ella country de la melena color nieve a la voz lluviosa y pura.
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