LIBROS
«Un jardín en el que discurre un pasado, a la manera de Patrick Modiano, que parece tan irreal como un sueño»
Dominique Barbéris
Un domingo en Ville-d’Avray
LIBROS DEL ASTEROIDE, 2021
Texto: CÉSAR PRIETO.
Ligar la estructura de una nouvelle no resulta fácil. Son esos relatos que la intuición señala que van más allá de un cuento, pero que no alcanzan ese anudado de historias diversas que consideramos como novela al uso. Digamos que se trata de un cuento en el que no solo encontramos lo esencial. Y en ello reside la complicación, por lo menos, de diseñar su arquitectura, en el equilibrio entre la concentración y las visitas a otros paisajes; no solo ha de ser trama principal, pero no ha de apartarse mucho de la trama principal.
Esta proporción en su punto exacto es el primer mérito que uno va observando en el texto de Dominique Barbéris. Si un cuento es un confite y una novela un festín, la novela corta ha de ser un cóctel: cualquier error en las cantidades lo estropea, y en Barbéris están perfectamente medidas desde ese jardín de Ville-d’Avray donde acompañamos una tarde de domigo a la narradora y a su hermana Claire Marie, poseedora de una imponente mansión en este pueblo, selecto y residencial, casi pegado a París. El marido de Claire Marie es un prestigioso médico, que ese domingo está de guardia.
Hay una distancia, más psicológica que real, que hace que las hermanas no acostumbren a verse, pero esa mañana plácida se encuentran a gusto. El piano de Mélanie, la pequeña de la casa, que ensaya sus lecciones, llega hasta el jardín en uno de los últimos días de verano. Igual que París es el movimiento y la furia, Villed’Avray es la quietud, la calma. Parece fuera del tiempo. Espacio y tiempo están preparados para las confidencias, que llegan después de comer.
Claire Marie, que ha dejado un trabajo de profesora de secundaria porque realmente no lo necesita, en ocasiones ayuda en la clínica que regenta su marido. Sin saber por qué, un día, un paciente le llamó la atención. No había nada especial en él, excepto que preguntó dos o tres veces por el retraso en la hora de su visita. Un mes más tarde, un coche se detiene al lado de Claire Marie. Es el paciente, que se ofrece a llevarla. Cómo es posible que alguien se deje llevar por una relación que ni espera ni quiere, que se reduce a unos meros paseos en los que el paciente le cuenta su vida, de fugado de la Hungría comunista, y continúe en ella sin recibir aparentemente nada a cambio, es uno de los grandes misterios del ser humano. Sobre todo, gozando de una vida regalada.
Pero, como la Caroline de Lou Reed aunque por distintos motivos, Claire Marie piensa que «life is meant to be more tan this»; sí, la vida debería ser algo más que rutinaria y monótona. La pasta de la que están hechos nuestros días parece gastarse si es confortable y parece vivir cómoda en la incertidumbre. Nunca lo sabremos.
Junto a la estructura, otro de los méritos es el recorrido estilístico. Barbéris hace uso de la frase corta, impresionista, llena de matices que captan los olores, los susurros de la naturaleza. No solo son dos hermanas hablando una tarde de domingo, son dos hermanas hablando mientras cada segundo gotea de sensaciones el jardín. Un jardín en el que discurre un pasado, a la manera de Patrick Modiano, que parece tan irreal como un sueño, pero a la vez tan vivido como un dolor.
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