DISCOS
“Cristalino por puro, pero atestado de color. Así es este álbum que desglosa todas las formas posibles del geometrismo pop, de las figuras psicodélicas que ascienden, descienden y fluyen por la perspectiva y la agudeza”
Tórtel
“Transparente”
I*M RECORDS/ INTROMÚSICA
Texto: SARA MORALES.
El nuevo trabajo de Tórtel es caleidoscópico. Como uno de esos juguetitos que, con solo asomar el ojo y girar la muñeca, te adentra en un cosmos de fantasía y ensueño. Que se abre ante ti como una ilusión óptica fascinante, a la que esta vez se le añade un estímulo más –el auditivo– para completar la experiencia sensorial. Los juegos visuales se dejan acompañar por una música que a veces suena remota y añeja, y otras muy cercana y presente; un sonido que tiene nombre propio, y ese, paradójicamente, es el de «Transparente».
Cristalino por puro, pero atestado de color. Así es este álbum que desglosa todas las formas posibles del geometrismo pop, de las figuras psicodélicas que ascienden, descienden y fluyen por la perspectiva y la agudeza. Que se entrelazan con runas diluidas, con otras más rígidas… Que te atrapa y te embelesa. Porque Jorge Pérez, aka Tórtel, ha vuelto a enredarse en espirales sesenteras –ochenteras también –, y es en los desvaríos psicotrópicos de aquellos sonidos donde ha encontrado algo de amor propio frente al monstruo de lo común.
Por eso estas diez nuevas canciones grabadas en los Milenia Estudios y Río Bravo de Valencia, su tierra, ni nos miran desde arriba ni desde abajo; lo hacen de frente para reivindicar un yo igualitario que habita en sociedad, porque es inmerso en ella donde se aprende a manejar positivamente el individualismo al que nos vemos abocados los muñecos del siglo XXI.
«Nadie piensa en ti», «qué diréis de mí cuando yo no estoy», «te empecé a odiar en defensa propia»… Estos son solo tres de los tantos miedos e inseguridades que colorean «Transparente» desde sus letras. Algunas hablan de amor, otras de amistad, unas de sorpresas y otras de decepciones, pero todas ellas tallan las relaciones interpersonales y tienen en común la partida de ajedrez entre uno mismo frente a todos los demás. La casilla de salida del peón es, precisamente, la transparencia, la autenticidad, y su movimiento es sencillo. Es lo que ves, y eso suena a pop psicodélico sin ácido que corrompa.
Un pop de desenvoltura cósmica como el que irradia ‘Respira’, el tema que abre el disco y el que ha servido como adelanto del mismo estas semanas atrás. Un pop detallista con una sonoridad lisérgica, templada y una voz redonda, como el de ‘La casa de hojas’. Un pop con beat sixtie, distorsiones suaves, desperfectos amables y aires de guateque en ‘El invitado’. Un pop de voz desafiante sobre una base progresiva dulce y sofisticada en ‘Aquí y ahora’. También un pop de armonía preciosista que continúa luchando contra el ego exacerbado, pero con una armónica, como enarbola la propia ‘Transparente’. Todas las aristas del género han venido a vestir el nuevo trabajo de Tórtel, y este a cambio les ha confeccionado un traje desde todos los patrones posibles.
En esta nueva referencia suya, tras su anterior «La gran prueba» hace un par de años, vemos al valenciano más versátil y voluble, si cabe. Alguna pista nos dio de ello en Coleccionistas, el proyecto junto a Remi Carreres y Ramírez Exposure, con quienes publicaba un disco homónimo hace, ahora, algo más de un año. Pero esta vez la apuesta por la melodía es todavía más efectiva a pesar de su delicada apariencia pueril. ‘Luz de siempre’ y la acuática ‘Nadie se parece a nosotros’ se convertirán en esas cómplices de los amantes de la canción pop convencional; mientras que ‘Sonámbulos’ anestesiará a los de nervio ávido, por contener esa balsa que nada entre el desorden y la calma. Sin embargo, debería ser ‘En defensa propia’ la que coleccione los máximos elogios de este álbum. Por retroactual, por analógica, por digital, por esa concatenación verbal y conceptual que entra sola y coge sitio con aplomo. Por ser la más directa, la más limpia y, posiblemente, una de las consignas de este «Transparente».
Sin obviar, ni mucho menos, el peso y la calidad instrumental aportada por Al Pagoda en algunos temas, responsable también de la producción y la mezcla del disco. Su buen hacer es esa vuelta de llave para cerrarlo con un tema puramente instrumental –’Pedra Cristina’– que abraza la sugestión y el calado orgánico. Una pieza singular, que no llega a rareza, pero que completa el significado de esta nueva etapa de Tórtel, ese artesano del pop y la ontología.
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Anterior crítica de discos: “The RCA & Arista album collection”, de Lou Reed.