DISCOS
“A medio camino entre lo eléctrico y lo acústico, este formato les sienta especialmente bien y revela el poder de las canciones, sustentado en sus letras y su melodía, en la cercanía con el público”
The Rolling Stones
“Totally stripped”
EAGLE VISION- UNIVERSAL
Texto: XAVIER VALIÑO.
Hasta Nirvana cayó en ello, la moda del disco ‘unplugged’ (o ‘desenchufado’), aunque en su caso el logro fue dar una visión mucho más poliédrica de sus canciones. The Rolling Stones no. Se lo ofrecieron, pero lo rechazaron; mejor dicho, lo interpretaron a su manera. No querían desconectarse del todo de las guitarras eléctricas, así que prefirieron hacerlo de una forma diferente. Mick Jagger explicó que el objetivo era “sacar el mejor elemento de ello, la parte más íntima, pero sin hacerlo totalmente ‘unplugged’”.
A finales de 1995 se editó el álbum “Stripped”, una reinterpretación algo menos electrificada y un poco más acústica de alguna de sus canciones, algunas de las más conocidas de su repertorio y otras recuperadas para la ocasión después de años sin interpretarlas, como ‘The spider and the fly’, ‘I’m free’, ‘Black limousine’ o ‘Blinded by rainbows’. La experiencia se tradujo en su disco más valorado desde la edición de “Tatto you” catorce años antes y, junto a “A bigger bang” de 2005, bien podemos considerarlos sus álbumes más logrados de los últimos siete lustros, aunque siempre teniendo presente que “Stripped” no contenía material nuevo, a diferencia del segundo.
Veintiún años después se retoma aquel disco para editarlo de nuevo en varios formatos. No obstante, lo que podía interpretarse como una reedición, no lo es tanto: el disco de este lanzamiento solo contiene un tema que coincide con su hermano de 1995, en concreto “Street fighting man”, sacada del concierto de Ámsterdam del 26 de mayo de 1995. Se agradece, pues, la inclusión en este formato, hasta ahora inédito, de temas como ‘Miss you’, ‘Faraway eyes’, ‘Brown sugar’, ‘Jumpin’ Jack Flash’, ‘Midnight rambler’, ‘Gimme shelter’ o las más oscuras ‘I go wild’ y ‘Rip this joint’.
Por su parte, el documental “Totally stripped” aparece aquí en un nuevo montaje con imágenes inéditas, destripando parte de la historia de las dos sesiones de estudio en Tokio (del 3 al 5 de marzo de 1995) y en Lisboa (del 23 al 26 de julio) que dieron lugar al disco y los tres conciertos (en The Paradiso de Ámsterdam el 26 de mayo, L’Olympia de París el 3 de julio y Brixton Academy de Londres el 11 de julio) que conformaron este proyecto.
Por delante de las cámaras pasan, sin grandes alardes, ensayos, declaraciones del entonces cuarteto y los músicos de la gira, actuaciones en directo y tomas del grupo en el estudio para dejar constancia para la posteridad de esta etapa única en su trayectoria. No hay grandes revelaciones pero sí algunos momentos destacables, como cuando interpretan ‘Tumbling dice’ en los camerinos acompañados exclusivamente del piano y sus propias palmas, un momento tan excepcional, por singular, como brillante.
Llaman la atención algunas declaraciones, como cuando Charlie Watts reconoce que no toca la batería para él, sino que lo hace para Mick y Keith, con lo que parece situarse a la altura de un músico a sueldo o, cuando menos, a la entera voluntad de los dos líderes del grupo. Keith Richards, por su parte, reconoce que “tocar en sitios pequeños tiene algo, la inmediatez. También podemos dejar a Dios fuera de la banda, porque en grandes conciertos a veces aparece en forma de lluvia o viento”, asegurando al mismo tiempo que tocar en esas pequeñas salas es su entorno natural, pero que las giras se fueron haciendo más grandes y no les quedó más remedio que adaptarse a ello.
En dicho documental Richards deja una de sus perlas lapidarias, descubriendo el ‘engaño’ de los conciertos ‘desenchufados’: “Nadie se desenchufa nunca del todo”. En el caso de The Rolling Stones, a medio camino entre lo eléctrico y lo acústico, este formato les sienta especialmente bien y revela el poder de las canciones, sustentado en sus letras y su melodía, en la cercanía con el público, a diferencia de lo que sucede en los grandes recintos, donde todo es mayúsculo, algo menos real, y se pierden los matices. Es lo que queda claro en este disco y documental del que también hay una edición deluxe que contiene íntegros, por primera vez en deuvedé, los tres conciertos antes mencionados.
–
Anterior crítica de discos: “Más que posible”, de Brio Afin.