OPERACIÓN RESCATE
«El trabajo que trajo consigo el gran cambio de Soft Machine, el que perfiló ese punto de no retorno en la banda»
Viajamos hasta 1970 para detenernos en Third, el tercer trabajo de los británicos Soft Machine. Sara Morales analiza el disco del gran cambio de la banda, puntal del llamado sonido de Canterbury.
Soft Machine
Third
CBS, 1970
Texto: SARA MORALES.
Third, el tercer disco de Soft Machine, nació y creció en un ambiente de hostilidad y discordia. La banda parecía hacer aguas dividiéndose en dos facciones enfrentadas por la corriente estilística que sopesaban tomar desde que Volume two, su anterior álbum, viera la luz un año antes.
Robert Wyatt, su díscolo cantante y batería, abogaba por el ingenio en las letras y el mismo poso psicodélico que, hasta entonces, había marcado la identidad del grupo; el resto de miembros, cada vez más cansados de sus desplantes y su inconformismo, se encaminaban hacia un rictus más formal, con ansias de experimentar y evolucionar dentro del jazz fusión que ya había comenzado a convertirse en la tendencia musical del momento gracias al Blitches brew de Miles Davis.
La batalla interna se saldó con la victoria del bloque innovador y el resultado, pese a las sombras que se cernían sobre ellos, fue este álbum grabado en tan solo cuatro días en los estudios IBC de Londres, pero encumbrado a los primeros puestos en el ranking de los mejores discos de todos los tiempos. Third, el trabajo que trajo consigo el gran cambio de Soft Machine, el que perfiló ese punto de no retorno en la banda, el que amplió el espectro de su sonido y el que contuvo y retuvo a Wyatt por última vez. Y menos mal que lo hizo porque si «Moon in june», la gema más valiosa del disco, está incluida en él es porque Wyatt insistió en hacerlo mientras el resto tuvieron dudas incluso de grabarla.
Esta fue su última composición con el grupo, la última en la que se le oye al frente de una de sus típicas arengas, la última canción con sección vocal de Soft Machine, de hecho; y en ella encontramos la perfecta transición entre los Softs primigenios y los que vendrían después. Un tema que suena a lo que sonaron siempre, pero que ya se atrevió a incluir esos fundidos cargados de sofisticación y progresión que los caracterizarían desde este preciso momento en adelante.
Con Mike Ratledge a los teclados, Hugh Hopper al bajo y Elton Dean al saxofón se lucieron en una breve pero intensa colección de extensas piezas instrumentales, dominadas por una complejidad que en la época revolucionó el sonido y disparó el mercado. Sobresale «Facelift», un pasaje escrito por Hopper, a medio camino entre el sonido irlandés, la intriga y la valentía al incluir un elenco de hasta ocho músicos de acompañamiento. Y mientras en «Slightly all the time», compuesta por Mike Ratledge, se esconden fragmentos del «Noisette» de Hopper en una mezcolanza de viento difícil de descomprimir, en «Out-Bloody-Rageous», también de Ratledge, dejan correr las reminiscencias minimalistas de esa inspiración llamada Terry Riley.
Toda una lección de jazz rock que quedó bordada en este álbum doble de no ser porque los problemas internos terminaron siendo evidentes tras la marcha de Wyatt poco tiempo después. Y aunque aquello desmoralizó a los más fervientes seguidores del grupo, ya segmentados por las diferentes corrientes sonoras del mismo, Third continúa siendo su trabajo más aclamado y uno de los puntos cardinales del sonido Canterbury.
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Anterior Operación rescate: Agila (1996), de Extremoduro.