FONDO DE CATÁLOGO
«Suena con una frescura inusitada y hay un excelente equilibrio entre las composiciones propias y las lecturas de otros artistas»
Manel Celeiro recupera la figura de Buddy Miles, quien fue batería de la Band of Gypsys en la que militó Jimi Hendrix. En este Fondo de catálogo recuperamos su tercer disco solista, el valioso Them changes.
Buddy Miles
Them changes
MERCURY, 1970
Texto: MANEL CELEIRO.
Los dioses del rock me libren de dudar ni por un solo segundo del legado de Jimi Hendrix. Bueno, quizás sobraban algunos de aquellos infames lanzamientos de directos post mortem que no cubrían las expectativas, pero, en mi humilde opinión, el genio de Seattle nunca estuvo tan bien acompañado ni se sintió tan libre musicalmente hablando como en la —muy breve— época de Band of Gypsys, cuando se alió con Billy Cox al bajo y Buddy Miles a la batería. Buena prueba de ello es el magnífico box set Songs for groovy children que vio la luz el pasado 2019 y que recogía en su totalidad el póker de conciertos ofrecidos en el Fillmore neoyorquino entre el 31 de diciembre de 1969 y el 1 de enero de 1970. El trío pone sobre el escenario toda su habilidad técnica y toda su versatilidad en interpretaciones abrumadoras que cuajan blues, rock, jazz, psicodelia y funk. Y, como escribíamos con anterioridad, ahí gozaba de su cuota de protagonismo el percusionista Buddy Miles, objeto del presente Fondo de catálogo.
¿Quién fue Buddy Miles?
Nació en 1947 y estuvo rodeado de música y músicos desde la cuna. Hizo sus primeros pinitos siendo apenas un adolescente en la banda de su progenitor, y conoció de primera mano a un buen número de las estrellas del jazz de la época, ya que su padre ejerció de contrabajista en muchas de ellas. Cuando se mudan a la ciudad de Chicago, el joven Miles empieza a interesarse por otros estilos y a integrarse en diversas formaciones hasta que conoce a Mike Bloomfield y el guitarrista lo invita a formar parte de Electric Flag. El resto ya es historia, desde la disolución de Electric Flag hasta su fallecimiento, en febrero del 2008 a la temprana edad de sesenta años.
El recorrido artístico de Miles fue largo y dejó una extensa discografía, bien con formaciones en las que ejercía de líder o bien en solitario. Realizó numerosas colaboraciones, participó en múltiples grabaciones como músico de sesión y llegó a situarse tras los controles, haciéndose cargo de tareas de producción.
Un disco de culto
La grabación a la que nos referimos, Them changes, fue la tercera que firmó con su nombre y se ha convertido con el paso del tiempo en uno de esos discos de culto, todo un clásico de la música creada en la década de los setenta. Fue registrado en los estudios Audio-Finisher de Chicago, excepto una pista que se grabó en Mercury Sound, y producido por un triunvirato formado por el propio Miles con aportaciones de Robin McBride y el gran Steve Cropper. Además de destacar por la música contenida en su interior, Them changes también lo hace por su icónica foto de portada, una imagen que muestra a Buddy sentado ante su set de batería, obra del fotógrafo Burnell Caldewell, que consigue atrapar con su cámara tanto el aura mística que emana del artista como la sensación física de estar ante un tipo de musculoso poderío rítmico.
Banda y repertorio
Escogió a un excelente grupo de músicos y no racaneó en medios: contó con una exuberante sección de vientos —a cargo de tipos tan reconocidos como Lee Allen y Phil Woods— y colaboraciones de viejos compinches —Billy Cox o Jim McCarty también aparecen por ahí— para conseguir una de las cimas creativas de su trayectoria. Pese al tiempo transcurrido, las pistas suenan con una frescura inusitada y hay un excelente equilibrio entre las composiciones propias y las lecturas de otros artistas. De las primeras hay que destacar el tema de apertura, seguramente la canción más conocida de su repertorio, que ha sido objeto de numerosas versiones y que ya fue interpretada y grabada por Band of Gypsys unos meses antes. “Them changes” es un pequeña joya soul rock empujada por una vehemente sección de vientos y la contagiosa labor vocal de Miles; una orientación, la de agitar rock y ritmos negroides, que se mantiene en “Heart’s delight” y la vibrante “Memphis train”. Posteriormente encontramos minutos de respiro en “I still love you, anyway”, delicada miniatura acústica a medio camino entre el folk y el soul, y en la pieza instrumental “Paul B. Allen, Omaha, Nebraska», donde dan rienda suelta a su bagaje jazzero.
Capítulo aparte merecen las adaptaciones que hacen de temas ajenos. La primera de ellas, “Dreams”, proviene del cancionero de los Allman Brothers y resulta ciertamente curioso, ya que la hermandad sureña la incluyó en su primer lanzamiento —editado a finales del 69— y todavía no eran demasiado populares fuera del sur, lo que indica que el batería estaba muy al tanto de lo que se cocía en la escena norteamericana. Su versión recorta un poco la duración y añade metales y unos deliciosos teclados tocados por Bob Hogins que seguro encantarían a los de Jacksonville. A continuación llega un clásico de Neil Young, esa emotiva murder ballad que es “Down by the river”, a la que confiere su toque personal respetando la melancolía y la carga emocional del original. Y la tercera es “You feelingis mine”, del gran Otis Redding, que obviamente le va como anillo al dedo: contagiosos compases soul, con los saxos y las trompetas echando el resto, y los coros respaldado el desgarro vocal.
Perdidos en la inmediatez que nos rodea, en el usar y tirar, en escuchar canciones que olvidamos a los cinco minutos y en intentar absorber toda esa avalancha de información, musical o no, que nos ofrece la rápida difusión de los medios y las redes sociales, pararse a escuchar discos como este con atención y calma nos proporciona un bálsamo mental y unos instantes de calidad vital absolutamente impagables.
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Anterior Fondo de catálogo: Methods of silence (1989), de Camouflage.