«Teníamos que grabar tocando todos juntos, sin duda alguna. Es una de las bases de la banda. The Wild Feathers nació con esperanza y buscando un futuro claro y optimista»
Los estadounidenses The Wild Feathers son una de las más firmes promesas del rock actual: con su primer disco han demostrado su capacidad para facturar temas intensos y robustos en la estela de los clásicos.
Texto: WILMA LORENZO.
Llegados desde Nashville, The Wild Feathers aparecen en escena con un disco bajo el brazo pero con una actitud digna de años de carretera; rock and roll en las venas y dejando claro que han venido con la intención de quedarse. Cuatro cantautores (Ricky Young, Joel King, Taylor Burns y Preston Wimberly) que decidieron montar una banda de rock en la que no hubiera un líder y las guitarras sonaran a los setenta. Y es que únicamente han sido necesarios unos meses para que su álbum de debut sea comparado con el sonido de ZZ Top, Led Zeppelin o The Black Crowes; algo que ellos asumen con orgullo y a la vez con cierto vértigo. Las expectativas son máximas y sus ideales están claros: hacer canciones que resistan el paso de los años y defenderlas con directos cargados de energía. Lo cierto es que tablas no les faltan. The Wild Feathers suenan a clásico y los clásicos nunca mueren. Durante su visita a España pudimos hablar con Joel King, uno de los integrantes de la banda y conocer más sobre hacia dónde caminan The Wild Feathers cuando miran al futuro.
En la prensa española irrumpís hace unos meses y lo hacéis como una de las bandas más prometedoras de los últimos tiempos, ¿cómo se asume generar tal expectación?
¡Vaya! Es increíble porque verdaderamente nosotros no estamos haciendo nada nuevo. De todas formas intentamos no pensar mucho en ello y centrarnos en tocar juntos y escribir canciones nuevas. Pero no deja de sorprendernos porque no hemos inventado nada nuevo, no es un estilo musical diferente. Es solo rock and roll.
¿Y no crees que ser comparados con los grandes clásicos del rock and roll lo hace precisamente más difícil?
Sí, claro que sí, pero es que realmente no podríamos hacer otra cosa. Cuando nos sentamos a componer una canción, esa canción habla de un sentimiento o estado emocional que de forma natural nos lleva a este estilo de música. Ni si quiera comenzamos con el objetivo de crear una banda de rock and roll, simplemente ocurrió porque es lo que todos escuchamos desde siempre.
¿Fue similar la reacción de los medios en Estados Unidos?
Sí, fue realmente buena la reacción de la prensa. Quizás más lenta o progresiva pero sí. Y aunque no lo entendemos nos encanta que digan esa clase de cosas.
¿No resulta algo abrumador que la gente espere tanto de vosotros?
Asusta un poco pero es lo que queremos y lo que buscamos. Queremos vivir de la música, no queremos tener un “trabajo real” [risas]. Queremos que tocar sea nuestra forma de vida así que sí, asusta un poco, pero el miedo no tiene que ser diferente al que sientes cuando te gradúas o comienzas la universidad.
Estáis en Europa presentando vuestro primer álbum, pero me gustaría saber dónde, cómo y cuándo empieza la historia de The Wild Feathers.
Ricky y yo nos conocíamos y comenzamos a tocar juntos. Cogimos nuestras acústicas y nos juntamos para escribir canciones y pasar el rato como amigos. Pronto quisimos hacer de eso algo más y conocimos a Taylor en Texas y después a Preston… Llegó un día en el que nos sentamos alrededor de una mesa como esta, tomando unas cervezas, y decidimos escribir y cantar juntos. Y fue mágico cómo fue surgiendo todo. Ocurrió algo tan especial que supimos que podíamos montar una banda juntos. Y que debíamos hacerlo. Y además ninguno había formado parte de algo similar…
¿Cuándo tomáis la decisión de dar el paso y grabar un álbum?
El primer día. Cuando nos juntamos fue para grabar un álbum. Lo primero que hicimos fue buscar un sello que nos pudiera apoyar –que fue Warner– y contar así con todos los ingredientes para comenzar el proyecto bien. Escribimos probablemente unas cincuenta o sesenta canciones entre las que escogimos para hacer el mejor disco posible.
Habéis decidido grabar con Joy Joyce [Cage the Elephant, The Wallflowers, Emmylou Harris]. ¿Por qué Joy Joyce y cómo fue trabajar con él?
Fue increíble. La razón más importante por la que decidimos que fuera Joy Joyce el que se encargara de la producción de nuestro primer álbum fue porque queríamos grabarlo en directo y él era el idóneo para ello. De forma que cada canción la grabamos todos en círculo, mirándonos y tocando a la vez. La segunda razón es que él vive en Nashville, así que no teníamos que irnos hasta Los Ángeles a grabar [risas]. Pero sobre todo el hecho de grabarlo en directo fue lo que nos llevó a él.
Supongo que en vuestro caso no tiene mucho sentido grabar de otra forma que no sea en directo, ¿no?
Sí, por supuesto. El sonido, y sobre todo, el sentimiento del disco no sería el que es. Teníamos que grabarlo tocando todos juntos, sin duda alguna. Es una de las bases de la banda. The Wild Feathers nació con esperanza y buscando un futuro claro y optimista.
Todos tuvisteis una carrera en solitario como cantautores, de modo que todos componéis, ¿cómo nace ahora una canción The Wild Feathers?
Cada canción es diferente. Muchas canciones han sido escritas entre Ricky y yo, pero no todas. Estamos todo el rato atentos al mundo que nos rodea, apuntando frases e ideas, pensando en canciones y también investigando sonidos con la guitarra. Cada uno absorbe estas informaciones y cuando las ponemos en común surge la canción. Pero a veces el tema viene de uno de nosotros… aunque la verdad es que las canciones con más éxito han sido aquellas que hemos escrito entre todos.
Por este motivo, una de vuestras máximas es que no existe la figura del líder, ¿no?
En el fondo es una forma de quitarnos presión [risas], por ejemplo ahora, no es uno el que tiene que hacer todas las entrevistas.
¿Pero no es inevitable que exista?
Bueno, quizás en otros casos sí pero en el nuestro no. Comenzamos juntos desde el principio y todos buscamos un sello, un buen manager, un buen productor… Todas esas decisiones las hemos tomado entre todos y además estamos rodeados de muy buena gente que nos permite centrarnos en lo musical. Y en ese sentido todos tenemos el mismo papel, aunque en ciertos momentos uno u otro tenga más protagonismo. O más bien cada uno tiene su parcela de protagonismo: aquello que hace mejor. Además todos perseguimos un mismo objetivo, tenemos las mismas metas o ambiciones. Es muy fácil trabajar de esta manera si además todos hemos partido del mismo punto.
«Nos gustan las bandas de carreras largas, que cambian y evolucionan, y en eso queremos convertirnos. Y para que eso sea posible definitivamente la meta del disco número uno es llegar a hacer el disco número dos»
Vuestra música nos traslada a los grandes clásicos de los setenta, ¿crees que existe cierta nostalgia de aquella etapa?
Quizás sí, aunque me gusta pensar que más que sentir nostalgia es que vemos eso como lo natural. Me refiero a que Nirvana también era un grupo de guitarras, bajo, batería… y es que cuando empiezas a tocar esa es la forma natural de comenzar. Alguien se compra una guitarra, otro un bajo y una batería. Es lo normal. Pero a la vez, claro, The Beatles eran una banda normal que aún hoy suenan actuales. Eso no pasa con todas las bandas normales [risas].
¿Y crees que pasará con bandas actuales?
¿Por qué no? Siempre y cuando sean seres humanos los que hacen música y no máquinas electrónicas. Creo que son las personas las que deben tocar instrumentos y escribir canciones para que estas perduren en el tiempo. Como te habrás dado cuenta no soy muy fan de la electrónica [risas]. Para mí cualquiera con una guitarra haciendo pop, rock o punk está en el buen camino. Y ojalá sean muchos los que perduren.
Antes hablábamos de las comparaciones con grandes artistas y ahora de canciones que perduran. Vosotros habéis abierto conciertos de artistas que cumplen esos requisitos, como Dylan o Willie Nelson. ¿Cómo ha sido la experiencia?
Increíble y un grandísimo honor. No llegamos a conocer a Dylan, es algo inaccesible [risas], pero abrir un concierto de una de nuestras grandes fuentes de inspiración junto con The Beatles imagina lo que significa. Con Willie Nelson nos subimos al escenario y tocamos. Una experiencia inolvidable sin duda.
Ahora acabáis de iniciar vuestra primera gira en solitario, ¿qué implican estos conciertos a nivel emocional?
Pues lo cierto es que estábamos y aún estamos un poco nerviosos. Es ahora cuando se tiene que ver si todo el duro trabajo del año ha dado resultado, porque hasta ahora no teníamos ninguna responsabilidad al ser los que abríamos el concierto de otros artistas. No éramos los que debíamos atraer a los fans. Ahora si el concierto está vacío es cosa nuestra [risas]. ¡Pero de momento eso no ha ocurrido! Así que estamos muy contentos además de nerviosos.
¿Así que quizás resulta más emocionante esta primera gira que abrir para Dylan y Nelson?
Sí, aunque parezca increíble sí. Porque ahora sabemos que la gente que está en el concierto de verdad quiere vernos a nosotros y eso es muy emocionante.
Estáis girando por Europa después de solo unos meses desde el lanzamiento del álbum, ¿cómo es eso posible y cómo están funcionando estos conciertos?
Bueno, es posible gracias sin duda alguna a nuestro sello, que ha confiado lo suficiente en nosotros como para traernos aquí. Supongo que también influye que los países que estamos visitando, como España o Alemania, son muy dados a la música que hacemos y por eso los conciertos están funcionando bien. Y esto es una grandísima sorpresa para nosotros. Lo normal habría sido venir primero, tocar para periodistas, que nuestro nombre se oyera y después volver y ofrecer un concierto al público. Pero no. De primeras ya hay gente en los conciertos. Eso es increíble. Nuestros conciertos son más enérgicos que el disco. Mucho más. Y muy directo. Creo que ese es precisamente nuestro punto fuerte. Lo directas que son nuestras canciones en los conciertos.
Conocemos las expectativas que la prensa tiene puestas en vosotros, ahora bien, ¿cuáles son vuestros objetivos?
Mucho, mucho dinero [risas]. ¡Bromeo! Verdaderamente con que este disco nos permita hacer un segundo, ya podemos ser felices y darnos por satisfechos. Claro que queremos crecer lo máximo posible pero con que podamos seguir dando pasos en esa dirección todo estará bien. Nos gustan las bandas de carreras largas, que cambian y evolucionan, y en eso queremos convertirnos. Y para que eso sea posible definitivamente la meta del disco número uno es llegar a hacer el disco número dos.
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