«La banda de Brandon Flowers (el mormón más contradictorio de la tierra) conquistó el mundo presentando credenciales lujosas, con justicia, mediante singles incuestionables, perfectos para llegar al corazón del indie, para derretir a la colegiala y para doblegar a la crítica. Sin trampa ni cartón. Perfecto»
The Killers lanzan «Live from the Royal Albert Hall» (Island/Universal), el primer trabajo en vivo de la joven banda norteamericana que ha logrado unir al público alternativo y al más masivo en los estadios del mundo entero. Hazaña que este combo (DVD más CD) refleja, con sus virtudes y defectos.
Texto: JUANJO ORDÁS.
Tras la edición de un buen disco debut, The Killers grabaron una obra maestra con mayúsculas. «Sam’s town» no solo aprovechaba la perfecta producción de dos genios como Flood y Alan Moulder, sino que además contenía doce temas perfectos. Así fue como la banda de Brandon Flowers (el mormón más contradictorio de la tierra) conquistó el mundo, presentando credenciales lujosas, con justicia, mediante singles incuestionables como ‘When you were young’ y ‘Read my mind’, perfectos para llegar al corazón del indie, para derretir a la colegiala y para doblegar a la crítica. Sin trampa ni cartón. Perfecto. Después la colección de descartes «Sawdust» no solo les llevó a colaborar con el agreste Lou Reed en el siniestro single ‘Tranquilize’ –toma, aún más credibilidad gracias al neoyorquino y al talento del grupo–, sino que además presentó una colección de supuestos desechos que en realidad era oro. ¿Si esto era lo que les sobraba que se traían entre manos estos tipos?
Y ahí se para la ascendencia creativa, que no masiva. Por mucho éxito que el single ‘Human’ tuviera, «Day & age» (su cuarto disco) supuso un fuerte bajón productivo en la carrera de The Killers. Desprenderse de Flood y Alan Moulder para poner a los controles a Stuart Price fue una enorme equivocación en lo que se refiere a inspiración, aunque un acierto si lo que deseaban era llegar aún más a las masas. Y lo hicieron, claro. Seguramente fue esa búsqueda del éxito masivo lo que llevo a la banda a desechar a dos caballeros que habían trabajado con Depeche Mode y Smashing Pumpkins (los arreglos de ‘When you were young’ y ‘Sam’s town’ le deben mucho al ‘Tonight, tonight’ de estos últimos) a favor de un productor «mainstream», colaborador de Madonna y remezclador de Britney Spears, es decir, muy poco rock and roll.
Las canciones de «Day & age» se movían entre un buen nivel (‘Lousing touch’, ‘The world we live in’), temas correctos (‘This is your live’) y tremendas horteradas (‘I can’t stay’), todas ellas demacradas por un sonido ochentero en el que los teclados devoran vivas a las guitarras, sonoridad perfecta para las radios más comerciales pero que demolía la personalidad de la banda que solo conseguía aferrarse a la especial voz de Flowers. ¡Si incluso incluyen cortes con un saxo en la arquetípica onda de la citada década que suena desfasado!
EN EL ROYAL ALBERT HALL
Precisamente por ello, este no era el momento para que viera la luz «Live from the Royal Albert Hall», el primer DVD en vivo del grupo. The Killers poseen un repertorio perfecto si se aferran al grueso de «Sam’s town» y lo condimentan con una buena porción de «Sawdust» y lo mejor de «Hot fuzz», su debut. El problema viene cuando el repertorio se centra en ofrecer el mediocre «Day & age» casi al completo, ya que por muchas canciones que incluyan de «Sam’s town» es difícil vertebrar un espectáculo que cuenta con losas como ‘I can’t stay’ o ‘Joy ride’.
A todo esto hay que añadirle que The Killers aún no son una gran banda de directo. La elección de un marco tan clásico como el del Royal Albert Hall es buena idea en el sentido de que no dominan las tablas. El escenario es pequeño y el recinto recogido, allí se moverá mejor una banda a la que el escenario le queda grande en ocasiones, una banda que solo cuenta con el apoyo del carismático Brandon Flowers y el entusiamo del batería Ronnie Vannucci. El guitarrista Dave Keuning y el bajista Mark Stoermer no son precisamente Joe Perry y Duff McKagan, resultando estáticos y anodinos. ¡Y es que estamos hablando de un grupo que en teoría se postulan como una futura banda de rock de estadio!
Con todo, el principal atractivo de The Killers en «Live from the Royal Albert Hall» es Flowers, un tipo de mirada psicópata, muy buena voz y gran talento que lo mismo regala momentos de verdadero rey de «stadium rock» que se comporta con desconcertante inseguridad. En unas ocasiones irradia un carisma deslumbrante que sacude al público y en otras parece que no sabe exactamente cómo comportarse, incluso resultando tímido. Y es que, en estudio, The Killers han demostrado ser una banda única, aunando lo épico de los mejores U2, Queen, Springsteen y Meat Loaf (sí, escuchad «Bat out of hell») con canciones personales, pero en directo aún tienen que centrarse para ser la gran banda de estadio que seguro serán. Ahí están esa emocionante ‘Bling (confessions of a King)’, su gran versión del ‘Shadowplay’ de Joy Division o las salvajes redenciones de ‘For reasons unknown’ y ‘When you were young’ para demostrar que no son ninguna broma, sino que simplemente tienen que crecer.
«Live from the Royal Albert Hall» es un combo lujoso, el CD no incluye todas las canciones del DVD pero no deja de ser un buen añadido. Técnicamente está perfectamente registrado, aunque se echa de menos un mayor volumen en las guitarras, que en ocasiones suenan bajas y difuminadas. Es más, la mezcla del DVD en estéreo es superior a la del CD, proporcionando más detalles que en la versión única de audio se pierden. No obstante, The Killers son uno de esos grupos capaces de insuflar vida nueva a las canciones en directo, es decir, no calcan los temas sino que ofrecen versiones remozadas de su repertorio. No se trata de un juego como el que el maestro Dylan se trae con su cancionero (modificándolo día sí y día también) pero es fácil encontrar nuevos detalles en varios de los temas, nuevas texturas que el oído atento agradecerá.
Su siguiente paso será decisivo. Se comenta que tras este trabajo en vivo editaran un disco de versiones, lo cual no sería más que una breve pausa para tomar aliento y encarar su quinto trabajo, aquel que les consagrará como una banda de rock en toda regla o como una banda de mero pop comercial. ¿El éxito? Garantizado, sea cual sea el camino que escojan. Aunque eso sí, ellos deben decidir si se tratar de un triunfo creativo o simplemente a nivel masivo. ¿Qué tal ambas opciones? Ya lo consiguieron con «Sam’s town».