FONDO DE CATÁLOGO
«Como una especie de grasiento Little Richard pasado de vueltas, todo es estridente y adictivamente maravilloso»
Eduardo Izquierdo nos invita a recuperar el primer trabajo que publicó Jim Jones al frente de la Jim Jones Revue. Un disco homónimo de puro rock and roll, con reminiscencias de Little Richard o Jerry Lee Lewis.
The Jim Jones Revue
The Jim Jones Revue
PUNK ROCK BLUES, 2008
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Dicen que Jim Jones está loco. Como el reverendo del que toma el nombre. Lo he entrevistado un par de veces y no da esa impresión, la verdad. Pero sí es un tipo particular. Con un aura especial. De esas personas que, a menudo, te descolocan. Cosa que no sucede con su música: rock and roll vitaminado a todo volumen, cargado de efectos y con la saturación poniendo al borde del ataque de nervios al oyente. O así al menos era la Revue, el proyecto con el que muchos le pusimos cara tras su paso por Thee Hypnotics o Black Moses. Ahora la cosa ha evolucionado y en Jim Jones Allstars, aunque mantiene el rock and roll certero como guía, ha suavizado la estridencia y los efectos en su voz. El año pasado publicaba el espléndido Ain’t no peril como fehaciente prueba. Aunque no hemos venido aquí a hablar de él, y ni siquiera de su banda actual, sino de aquel disco homónimo que en 2008 nos puso en el mapa a The Jim Jones Revue.
Probablemente la mejor definición de la música de la banda la realizó en 2014 Julian Marszalek para la revista The Quietus: «Basta con mirar el movimiento de cadera de Elvis en su mejor momento juvenil, el andar de pato de Chuck Berry y la mirada andrógina de Little Richard. Más adelante, tienes la autolaceración de Iggy Pop, el traje de colegial de Angus Young y el uniforme de los Ramones con chaquetas de cuero». Chapó.
Formados a causa del encuentro entre Jones y Rupert Everet, grabaron este debut en apenas cuarenta y ocho horas, y ese carácter de urgencia es evidente en todas sus piezas. Publicado por Punk Rock Blues Records, a pesar de tratarse de rock and roll en esencia, el nombre del sello se hace perfecto para que ese trabajo aparezca en escena. Como una especie de grasiento Little Richard pasado de vueltas —más aún que el original—, todo es estridente y adictivamente maravilloso. Eso hace que difícilmente se pueda calificar al álbum de revival. “Princess & the frogg” o “Hey hey hey hey” provienen directamente de lo más salvaje de los cincuenta, pero no son solo eso. La producción tan sucia aporta la dosis de actualidad necesaria a unas canciones que son indudablemente carne de hit.
La citada “Hey hey hey hey” es un himno en toda regla, una versión del también apuntado Little Richard publicada originalmente en 1958 con el título de «Hey-hey-hey-hey! (Goin’ back to Birmingham)». Y es que el espíritu de la reina domina todo el disco. Es psicótico, ahí está “Rock and roll psychosis”, pero, aunque el tren levanta las ruedas de las vías por las que circula en muchas curvas, nunca acaba descarrilando del todo, sino que chirría y, curiosamente, ese sonido enciende nuestras más bajas pasiones.
No, no es Jerry Lee el que afronta “Fish to fry”, es el reverendo pasado de vueltas, otra vez. Algo que podemos aplicar a los diez temas de este disco que no deja momento al descanso. Si no, escuchen “512” o la bluesera “Another daze”, rindiendo pleitesía a Howlin’ Wolf. Y si en “Fish to fry” intuíamos a Jerry Lee Lewis, en “The mean man” nos tendrán que convencer de que no es él quien toca el piano (y no lo es) con guiño incluido al principio al célebre “I got a woman” de Ray Charles. “Make it hot” es la más blues del lote y, por momento, parece que va a empezar a cantar Stevie Ray Vaughan con ese ritmo semi boogie. Pero no, Jones está dispuesto a volver a reventarnos los tímpanos, y lo mejor es que nos gusta. Hasta el final semi psicodélico con “Cementer mixer” es intenso y rotundo con un ritmo pesado que hacía, en su momento, mover las decenas de cabezas en sus conciertos.
Treinta minutos y diecisiete segundos. No hacen falta más para explicar qué es el rock and roll sudoroso. Eso es lo que emplea The Jim Jones Revue en su estreno. Quizá por eso adoro a Jones. Y, para qué negarlo, hecho de menos a la Revue. Claro, soy fan de todos sus proyectos. Me encanta lo que hace con Jim Jones Allstars, pero no haber vuelto a tener noticias de The Jim Jones Revue desde que en 2012 publicaran su tercer álbum, The savage heart, me da cierta rabia. Para qué negarlo.
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Anterior Fondo de catálogo: Heavy Trash (2005), de Heavy Trash.