DISCOS
«Buena noticia la reedición de sus discos en Island. Y más, teniendo en cuenta que las mismas han sido supervisadas por el propio artista y su esposa, Kathleen Brennan»
Tom Waits
The island years (reediciones)
ISLAND/UME, 2023
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Buena noticia para los fans de Tom Waits la reedición de sus discos en Island. Y más, teniendo en cuenta que las mismas han sido supervisadas por el propio artista y su esposa, Kathleen Brennan. Lanzamientos que llegan en formato cedé, en vinilo de ciento ochenta gramos y en vinilo de color. De momento, ya tenemos en las tiendas Swodfishtombones (1983), Rain dogs (1985 y Frank wild years (1987), y el 6 de octubre harán lo propio Bone machine (1992) y The black rider (1993).
Formando parte de una especie de trilogía experimental los tres primeros citados, es quizá Swodfishtrombones el que más honor hace a ese adjetivo. Octavo disco en estudio del de Pomona y autoproducido, presenta al Waits más abstracto, olvidándose algo del piano que había caracterizado a sus obras anteriores y utilizando instrumentos como gaitas, marimbas, snare, shakers, bombardinos, y un largo etcétera. A menudo se habla de él como un álbum de sonido, más que de canciones; craso error cuando en su lista de temas se incluyen “Underground”, “Johnsburg, Illinois” —en la que el piano toma, ahora sí, el protagonismo— o “Down, down, down”.
Por su parte, Rain dogs parece ser un álbum conceptual sobre la vida en la calle, en el que destacan canciones espléndidas como “Jockey full of bourbon”, “Downtown train” o “Union square”. Destacable, por cierto, la presencia de la guitarra del mismísimo Keith Richards en tres de sus canciones y de la mano derecha de Bob Dylan, Tony Garnier, en el bajo de “Clap hands”.
Cierra la trilogía Frank wild years, subtitulado Una ópera romántica en dos actos. Y es que, a partir de una de las canciones de Swordfishtrombones, Kathleen y Tom crearon esta obra de teatro que acabaría siendo estrenada el 22 de junio de 1986, un año antes de la publicación del disco. Para muchos se resume como el álbum que contiene “Way down in the hole”, canción central de la serie The Wire. Otro error simplificar tanto, aunque fácilmente solucionable: escuchen el disco completo.
Bone machine podría pasar por mi disco favorito de Tom Waits. Apabullante. Repite Keith Richards como colaborador y se le añaden gente como David Hidalgo, de Los Lobos, o Les Claypol. No es baladí que en 1993 se llevara el Grammy a mejor disco de música alternativa. Dieciséis canciones sin desperdicio. El principio ya es insuperable con “Earth died screaming”, pero es que le sigue la magnífica “Dirt in the ground”… Les confesaré algo: cuando no recuerdo por qué me gusta tanto Tom Waits, pincho este disco y “I don’t wanna grow up”, “Murder in the red barn” o “Jesus gonna be here”, entre otras, me lo recuerdan.
La última de las reediciones se la lleva The black rider, otro disco pensado, igual que Frank wild years, como obra de teatro por Tom y Kathleen. La idea surge del director Robert Wilson, y Waits y Brennan trabajan sobre un libro de William S. Burroughs. El vodevil, el blues y el cabaret se dan la mano en canciones soberbias, marcadas por la originalidad de la que siempre dota a su música Tom Waits. Y las letras, provenientes de las ideas de Burroughs, vuelven a mezclar lo abstracto y onírico con la realidad más frustrante. De genios anda el mundo lleno, pero Tom Waits solo hay uno.
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Anterior crítica de discos: Billy Idol (reedición 2023), de Billy Idol.