«Brian Wilson temía que las cintas fueran robadas por los Beatles e incluso llegó a creer que las canciones que estaba componiendo tenían un poder paranormal»
El disco maldito por excelencia de la historia del pop, contra el que encalló la mente de su creador, Brian Wilson, por fin ha tomado cuerpo y ha visto la luz en una edición comercial. Àlex Oró nos habla de «Smile».
Texto: ÀLEX ORÓ.
Es uno de los discos más malditos de la historia de los discos malditos. Es un disco, que pese a no haber sido nunca editado como tal, ha sido reseñado en medios como All Music Guide. Es, en definitiva, uno de los discos que más bibliografía ha generado de la historia del rock. Es un disco cargado de misterio y de historias turbulentas del negocio de la música popular. Hablamos de “Smile”, el LP que debía certificar el cambio de rumbo iniciado por The Beach Boys después de “Pet sounds” (1966). El álbum ha sido por fin editado por Capitol/EMI en tres formatos diferentes: CD sencillo, CD doble y una lujosa caja con cuatro compactos, dos LPs de vinilo, dos singles, un libro y un poster desplegable.
En su pulso particular con The Beatles por ser el mejor grupo de pop de los sesenta, Brian Wilson, el cerebro de los chicos de la playa, proyectó una obra optimista, imaginativa, en technicolor e incluso con algunas pequeñas dosis de humor, dejando atrás los aspectos más introspectivos y melancólicos abordados en “Pet sounds”. Su objetivo era reivindicar las caras más naïfs y amables de la cultura estadounidense y del “american way of life”. El objetivo de Wilson era crear una sinfonía pop, ser el George Gershwin de los sesenta y ser recordado como el gran compositor de música popular de la Norteamérica contemporánea.
El problema fue el particular “way of life” de Wilson, basado en la ingesta descontrolada de “fast food” y todo tipo de drogas, especialmente anfetaminas como el Desbutol y LSD, que le generaron serios desequilibrios psíquicos que no pasaron desapercibidos para sus compañeros de grupo, en especial al cantante Mike Love.
DE LAS BUENAS A LAS MALAS VIBRACIONES
En un primer momento, el resto de los Beach Boys acogieron como un brote de genialidad el single ‘Good vibrations’, editado en octubre del 66, en la época en que empezaron las sesiones de grabación de «Smile». Le siguió ‘Heroes and villians’, un tema que trata sobre la colonización española de California y el “salvaje oeste” y en el que Wilson comenzó a sobreponer capas y capas vocales, giros musicales inconcebibles para un grupo pop de esa época. Las sesiones de grabación se alargaban horas y horas por la inalterable voluntad de Brian Wilson de conseguir la perfección y superar a los Beatles.
Pero lo que realmente inició una guerra civil en el seno de los Beach Boys por controlar la dirección artística y, sobre todo, económica del grupo, fue la alianza de Brian Wilson con el letrista Van Dyke Parks, que tenía experiencia como actor y cantante en musicales de Broadway. Mike Love se erigió como el principal enemigo de Van Dyke Parks. El cantante consideraba ridículas las letras sobre el consumo de vegetales, incendios y olas de trigo. Love prefería que las olas continuaran siendo marinas y que los Beach Boys continuaran siendo eso, los chicos de la playa, una banda de surf vocal con un nicho de mercado muy concreto y estanco.
Los brotes paranoicos y esquizoides de Brian Wilson fueron “in crescendo”. Temía, por ejemplo, que las cintas fueran robadas por los Beatles e incluso llegó a creer que las canciones que estaba componiendo tenían un poder paranormal. Por eso atribuía un incendio sucedido en Los Ángeles al tema ‘The elements: Fire’. Su inestabilidad psíquica le impedía tomarse en serio su trabajo. Un día les decía sus compañeros que “Smile” sería un disco de “ruidos acuáticos”, al siguiente “de humor” o de “música de fondo para hacer gimnasia”. La imposibilidad de tener un diálogo sereno y fluido con Wilson y las mofas de Mike Love, empujaron a Van Dyke Parks a abandonar el proyecto en un par de ocasiones. Así sucedió en febrero del 67, para volver unas semanas después, pero “Smile” ya estaba tocado de muerte. Además de los problemas de Brian y las intrigas en el seno del grupo, el disco tenía otro enemigo: Capitol, la discográfica que había catapultado a los Beach Boys a la fama.
En febrero del 67, la compañía y el grupo estaban enfrentados en los tribunales por el impago de royalties. Además, habían creado una editora propia para sus discos, Brothers Records, algo que ni los Beatles se habían atrevido a hacer hasta ese momento (posteriormente nacería Apple). Viendo cómo transcurrían las sesiones de grabación, que el proceso superaba los dos o tres meses que eran habituales en esa época y las ingentes cantidades de dinero que gastaba Wilson en repetir una y otra vez las tomas, Capitol marcó plazos de entrega que se incumplieron reiteradamente. Primero fue diciembre del 66, después febrero del 67 hasta que en mayo de ese año se canceló el proyecto. Las 400.000 portadas de la referencia T2580 con la colorista ilustración firmada por Frank Holmes se quedaban en un almacén sin el vinilo que debían acoger en su interior.
TROCEANDO «SMILE»
Lo cierto es que “Smile” atesoraba temas de gran calidad, de los mejores compuestos por Wilson. Así, podemos encontrar ‘Surf’s up’, una composición que invita a dejarse llevar por la música, como si fuera una marea gracias a sus tres moviemientos y con un texto muy alambicado pero sugerente a la vez. ‘Cabin essence’ evoca la construcción del ferrocarril que unió California con el resto de los EEUU durante la fiebre del oro y ‘Vega-Tables’, es una arenga a seguir una dieta sana, una de las obsesiones de Wilson pese a que era un consumidor compulsivo de hamburguesas. ‘Our prayer’, ‘Wind chimes’ o ‘Wonderful’ no se quedan atrás. Todas estas canciones formaban un puzle incompleto que fue reaprovechado en los siguientes LPs de los Beach Boys, aunque la mayor parte del material fue regrabado y subproducido para “eliminar” lo que se consideraba los “excesos” de Brian Wilson. ‘Heroes and villians’, ‘Wind chimes’, ‘Good vibrations’, ‘Wonderful’ y ‘Vegetables’ se convirtieron en la columna vertebral de «Smiley smile» (1967). ‘Cabin essence’ y ‘Our prayer’ formaron parte del repetorio de “20/20” (1969) y “Surf’s up» dio título al LP que se publicó en 1971. De esta manera se troceó el que hubiera sido el disco más ambicioso y moderno del pop norteamericano de los sesenta.
La reedición de “Smile” rescata el material de las sesiones originales, que difieren sustancialmente de la revisión que Brian Wison realizó en solitario en 2004. Nos ofrecen, especialmente en la edición de lujo, las secuencias de cómo sucedieron esas grabaciones y como se construyeron temas como ‘Good vibrations’ o ‘Heroes and villians’. Pura arqueología pop. Esta reedición de “Smile” nos ofrece la posibilidad de escuchar las canciones como hubieran visto la luz, como las proyectó y soñó originalmente Brian Wilson y salda una deuda con la historia. En la tienda de las sonrisas, los Beach Boys ya han pagado todo lo que les habían fiado. Bienvenido, por fin, “Smile”.