CINE
«Hilarante cuando es divertida, fatídica cuando es trágica y conmovedora cuando es sensible»
The ballad of Buster Scruggs
Ethan y Joel Coen, 2018
Texto: Elisa Hernández.
El nuevo filme de los hermanos Coen, The ballad of Buster Scruggs, es una colección de seis breves historias ambientadas en el lejano oeste que se ha estrenado en nuestro país exclusivamente a través de la plataforma de visionado online Netflix. Desde un anciano gruñón y solitario que se dedica a buscar oro (Tom Waits) hasta una joven cuyo hermano fallece de repente dejándola sola (a la par que libre) en una caravana de carros que se dirige a Oregón (Zoe Kazan), pasando por un dicharachero pistolero y cantautor (Tim Blake Nelson) y un ladrón de bancos con buena y mala suerte (James Franco), entre otros, el conjunto de personajes e historias es, a primera vista, incoherente. Variados en tono, los capítulos que componen esta película van de la absurdidad cómica y fantasiosa al melodrama más oscuro, pasando por el ya característico humor negro y casi sádico, componiendo una obra que podría perfectamente ser definida como «una montaña rusa de sensaciones».
Y, sin embargo, funciona mucho mejor que otros filmes con una trama unitaria que recurren a giros narrativos y otros trucos para crear una complejidad menor que la aquí presente. Incluso recurriendo a ambientes tan diferentes como los que componen cada una de las historias de The ballad of Buster Scruggs, hay una serie de hilos conductores, algunos más obvios que otros, que hacen de esta una obra no solo redonda, sino excelente. El principal es el contexto de ambientación, en el que los Coen recurren no al idealizado y romantizado lejano oeste del cine clásico ni a la cruel y brutal frontera de su revisionismo reciente, sino a una imagen que, como ocurría con el Hollywood que reconstruyeron en Ave, César (2016), ignora las contradicciones existentes entre ambas y las combina de manera magistral (de ahí los excesos, las fantasías y la poco menos que caricaturesca representación de los nativos americanos en el filme). El control o falta de control sobre el propio destino, la absurdidad de las acciones de todos aquellos que nos rodean y la inevitabilidad de lo que sucede alrededor de los personajes es en muchas ocasiones lo que arrastra a los protagonistas y empuja la trama hacia adelante. La violencia es explícita cuando es sádica (e incluso cómica), pero curiosamente oculta cuando resulta cruel y emocionalmente estremecedora.
Cada historia plantea una serie de preguntas y dilemas que subyacen a los diferentes tramas y personajes y los acoplan entre sí, integrándolos también en algunas de las líneas temáticas que recorren la filmografía de los realizadores. Hilarante cuando es divertida, fatídica cuando es trágica y conmovedora cuando es sensible, The ballad of Buster Scruggs ofrece un amplio abanico sensorial y emocional y resulta en una maravillosa nueva adhesión a la ya larga lista de obras maestras firmadas por los hermanos Coen.
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Anterior crítica de cine: “Infiltrado en el KKKlan”, de Spike Lee.