Tesouro, de Tesouro  

Autor:

DISCOS

«Aceradas o tiernas, las canciones son siempre un dechado de felicidad, una maravilla, en los tres minutos que duran»

 

Tesouro
Tesouro
HANKY PANKY RECORD, 2022

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Carlos Rego es uno de esos talentos naturales que tiene nuestro país, uno de esos constructores de canciones que persevera y persevera, nunca se rinde, y ha dado un puñado de buenos temas a las arcas de nuestra música. También algunos que entran en lo excepcional, como “Recordarte o morir” o “Despedida”, y que merecen estar en cualquier lista de mejores canciones hechas con alma y guitarras patrias. Aparte de eso, suele publicar artículos en prensa musical y ha escrito algunos libros sobre el tema bien documentados y mejor redactados.

En sus dos encarnaciones anteriores, Cosecha Roja y Burgas Beat, ha estado acompañado del batería Aser Álvarez, a los que se ha añadido en su nuevo proyecto Dani Alonso, de Os Amigos dos Músicos, como bajista y como pieza fundamental —él y su bajo— en la grabación. Tesouro se llama esta nueva andadura, y nunca un nombre fue mejor ideado, porque las diez canciones que nos propone el trío son un verdadero tesoro, la traducción al castellano del término gallego.

Son canciones con brillo, como el título del primer corte que nos asalta al arrancar el disco, historias emocionales con un decorado de guitarras y sección rítmica. De lo más básico a lo más hondo, con estribillos magnéticos que dan poderío a esa suerte de pop lleno de consistencia y elegancia a la vez, quizá agridulce. También son canciones hechas con escuadra y cartabón. Nada falla, todo está medido desde pulsiones sesenteras y de nueva ola que, en “Todo es tan raro”, abordan problemas de salud mental. La más nuevaolera, con todo, es “Conciencia tranquila”, con la estructura y el temple de Elvis Costello y unas guitarras cercanas a los Beatles del “Day tripper”. Una fuerza que llega hasta la rodaja blues rock que es “Contadores de estrellas”, con título de poema de Dámaso Alonso y de canción de Sisa, a quien rinde homenaje, aunque el texto está basado en «Los portadores de linternas», de Stevenson, uno de los capítulos de su autobiografía.

Guitarras que están siempre presentes, en primer plano, aunque en ocasiones, como en “Caléndula”, reconfortan y aparecen más calmadas, como exige la letra, que trata de esas personas con dolores crónicos que no encuentran solución para ellos. Pero si hay alguna canción con espíritu de calma y, a la vez, una nueva joya del repertorio de Carlos Rego, es “Dile a mis padres”. Comienza de manera acústica —pero llenando más que una orquesta sinfónica—, casi folkie, una plegaria en que cada palabra supura emoción. Quien la deguste, va a entender que sin duda está ante una de las canciones del año.

También llena de espíritu magnético está “Niñodaguia”, sobre una magnífica línea de bajo. Es una parroquia del sur de Orense, cercana a Portugal, que da nombre a una canción de aliento épico, tan grandiosa como los paisajes donde hace su nido el águila que le da título. La composición es de otro talento gallego, Magín Blanco, y los coros de Dani la hacen elevar todavía más. Y nombre de parroquia gallega también tiene “Roimelo”, power pop potente, de vieja escuela, y en gallego, lo que le da un aire a Andrés do Barro, hecho que dice tanto bien de Andrés do Barro como de Tesouro.

El caso es que lo ha vuelto a conseguir, Carlos y Aser, con el añadido de Dani, han vuelto a dar en la clave de las buenas canciones y han sabido darles carnalidad. Aceradas o tiernas, son siempre un dechado de felicidad, una maravilla, en los tres minutos que duran. Después de más de treinta años, con diversas formulaciones, siguen a pie firme. Esperemos que resistan mucho tiempo porque nos deben más canciones, esas hermosas canciones que ellos construyen.

Anterior crítica de discos: Everything I know about love, de Laufey.

Artículos relacionados