DISCOS
«Un disco que combina inteligencia —las letras son de las más incisivas del pop español— y vitalidad»
Perro
¿Te acuerdas?
SONIDO MUCHACHO, 2024
Texto: CÉSAR PRIETO.
El grupo murciano Perro llevaba seis años sin editar un disco, pero con ¿Te acuerdas? se han resarcido, desde la portada hasta la última canción. En sus inicios fueron fuente dinámica de inspiración para grupos que hoy están entre lo más selecto de nuestro pop —Carolina Durante se ideó tras salir de un concierto de Perro—, pero se agotaron. En un año llegaron a hacer casi ochenta conciertos —hasta tocaron en Estados Unidos—, con varios fines de semana seguidos ocupados y un trabajo fijo entre semana.
Sin embargo, y a pesar de su parón, han seguido manteniendo un público muy fiel y su reputación no ha ido a menos, al contrario. Y más que subirá cuando este reciente elepé vaya calando, porque es el que mejor suena y el que tiene un conjunto de canciones de más alto nivel, más duras incluso, aunque siguen poseyendo esa apabullante naturalidad, esos directos que no dejan respiro y esas letras con filo de bayoneta, como la de “Escucha, pariente”, llena de sugerencias entre el misterio y el cachondeo, pero también de punk rock con guitarras a piñón que crean decorados de potencia extrema y estribillos gloriosos.
Suerte tuvimos de que el festival Canela Party los convenciera para volver a pisar un escenario, aquella tarde en que ellos se sintieron tan bien que decidieron volver a ensayar y abrir camino hasta este cuarto disco.
Tras ello, fueron saliendo temas. La primera, la más oscura, “Coches chungos, trompos guapos”, que ralentizada un poco podría pasar por una de esas canciones de la onda siniestra de los ochenta, con una letra de nuevo irónica que bebe del sadismo y el sarcasmo. Un poco siniestra es también “Dramones y mazmorras”, que incluso llega a ser psicodélica, o incluso hardcore un poco dulcificado. Ese es también parte de su encanto: son capaces de mezclar todos los estilos y resultar originales y con personalidad.
En todo caso, la tendencia principal es a desplegar una potencia asombrosa, la de “Alguien te mira”, ¿cómo puede ser que en ella se puedan crear esos fondos tan insistentes, tan acongojantes? También “Ejercicios de fe” apunta al punk más radical, crudo, cercano en los solos de guitarras al rock duro, o entrando en él directamente, y no lejos de la música progresiva. La que representa el culmen de todo este sonido es “Gracias, de nada”. Arranca a toda pastilla, sin preámbulos, las guitarras son aceleradas —deudoras de Dinosaur Jr.— y la letra combina pasión e inteligencia.
Hay un par de cortes con inspiración más pop, “Mañaco” o “Y si no revienta”, casi tropical —y con un precioso riff de guitarra al final—, alegría que contrasta con una letra llena de amargura por el paso del tiempo. Yendo un poco más allá por este camino, nos encontramos con “Me duele España”. Y esta es bailonga, llena de funk y de alusiones —dándole la vuelta a la proclama de Unamuno— a Bárbara Rey, Jesulín y Rosa de España. Incluso “Alguien tiene que mandar”, que no tiene nada especial —aparte de una batería que no para—, pero solo oír el crujido de las guitarras se te mete dentro.
En definitiva, un disco que combina inteligencia —las letras son de las más incisivas del pop español— y vitalidad. Quizás sea su mejor disco, o el que más los representa, pero lo que es cierto es que tiene lo que esperábamos de Perro: hits, cabalgadas de instrumentación enérgicas y colmillo afilado. Sin darse mucho pisto, eso sí, el título y la portada ponen de relieve que no llegan a tomárselo del todo en serio, aunque han hecho un elepé de los grandes y, con él, nos damos cuenta de lo mucho que los habíamos echado de menos.
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Anterior crítica de discos: Searching, de Staples Jr Singers.