«Todo lo que sea positivo para cualquier grupo de la escena lo es para todos. Y nos vamos abriendo paso los unos a los otros»
La banda de Baeza acaba de lanzar su tercer álbum, “Viento de cara”, seguramente decisivo en un momento en el que ellos y otras bandas de su generación están consolidando su acceso a grandes audiencias.
Texto: WILMA LORENZO.
Fotos: GIANFRANCO TRIPODO.
“Construir tu propio amanecer”. Ese es el mensaje que han querido transmitir Supersubmarina en la portada de su tercer álbum «Viento de cara» (Sony Music), y lo cierto es que la banda de Baeza conoce bien lo que es partir de cero para ir poco a poco avistando la cima. Una cima que no alcanzan porque crece con ellos y que afortunadamente no parece que vaya a tocar techo. Su tercer trabajo no es definitivo pero si definitorio de la actitud de Chino, Juancar, Jaime y Pope. Siempre haciendo gala de sus ganas de aprender más y con la inconformidad por regla. El resultado es un álbum ecléctico para el que repiten con Tony Doogan a la producción pero regalándose más tiempo de estudio; y en el que vemos a Supersubmarina vestir sus canciones de diferentes maneras manteniendo debajo de todo ornamento la esencia de sus primeras composiciones.
Y aunque ellos no creen que un tercer trabajo sea el más importante, sí era necesario que ocurriera algo con Supersubmarina. Que no fuera un disco más. Que impactara. Al fin y al cabo, si ellos no deben acomodarse, ¿por qué debería hacerlo su público?
La última vez que hablé con vosotros fue debido al lanzamiento de vuestro segundo disco, «Santacruz». Entonces me dijisteis que estabais tranquilos porque considerabais que el tercer trabajo de una banda es el verdaderamente importante. ¿Ahora qué?
Jaime: En verdad el importante es el cuarto [se ríen].
Chino: El disco que estás grabando en cada momento se convierte en el más importante aunque sí es verdad que este era un disco que teníamos muchas ganas de grabar porque llevábamos mucho tiempo de gira, sabíamos que íbamos a tener bastantes días para la grabación y además estábamos muy contentos con las maquetas. Teníamos mucha ilusión por grabarlo y plasmar todo lo que hemos ido aprendiendo en este tiempo. Ha sido una prueba de fuego para nosotros mismos y que creo que la hemos superado. Estamos muy contentos con el resultado.
Habéis estado grabando «Viento de cara» durante treinta días. No es poco tiempo, ¿todo el que habéis necesitado?
Todos: ¡No!
Juancar: ¡El que nos han dejado! En grabar, si te pones a revisar cosa por cosa, se te va más allá de treinta días. Pero vamos, que es lo que nos habíamos planteado y está muy bien. En ningún momento dijimos: “necesitamos más tiempo”. En ningún momento nos hemos sentido agobiados. Ha sido perfecto, ¿si hubiéramos estado más tiempo?, bueno, siempre quieres estar más para perfeccionar.
Pero hay que poner un límite o se corre el riesgo de perder la perspectiva, ¿no?
JC: Claro. Por eso treinta días ha sido perfecto.
Si «Santacruz» fue un disco resultado de una ruptura, ¿»Viento de cara» dónde tiene su origen?
C: Es otra etapa totalmente diferente aunque sigue siendo hablar de cosas que me pasan a mí o veo a mi alrededor; y que además le pueden pasar a cualquiera. En estos años nos han afectado cosas totalmente diferentes. En lo político y social la situación no es la misma y donde antes dejábamos una pincelada de lo que pasaba, ahora lo hemos cogido con más fuerza y ha ganado terreno esa temática. Además, en lo personal se han abierto otras puertas de más luz y eso hace que el disco respire un sentimiento más optimista. Por eso «Viento de cara» transmite que de todo se sale y que hay muchas cosas buenas en la vida.
Cuando fue presentado ‘Hasta que sangren’ –primer adelanto del disco– fueron numerosos los comentarios que afirmaban que Supersubmarina había cambiado, centrándose las críticas en la temática de la letra de esta canción. Sin embargo esa mirada a la sociedad está ahí desde ‘XXI’. ¿No?
C: Claro, pero como había que criticar algo… [risas].
JC: La verdad es que la situación en la que estamos ahora hace que lleguemos a mucha más gente que entonces. Probablemente ‘XXI’ no le llegó a tanta gente y desconocía que teníamos temas del mismo palo anteriores a ‘Hasta que sangren’. De ahí la sorpresa supongo.
Musicalmente sí es un impacto.
JC: Sí que lo es. Es de todos los temas que hemos grabado en el que más hemos conseguido que la música exprese lo que dice la letra. Hay una simbiosis que en casi ningún otro tema nuestro está tan refinada. Por eso da esa sensación de impacto y potencia.
¿Por eso decidisteis que fuera lo primero que escucháramos de «Viento de cara»?
C: Realmente aunque no nos daba igual sí sentíamos que fuera esta canción o fuera otra iba a estar bien, porque estamos muy convencidos de las once que hemos grabado. Igual que a nosotros la compañía de discos nos deja total libertad para grabar las canciones y hacer en el plano artístico todo lo que queramos, sabemos que estamos con un equipo muy bueno de gente que sabe cómo vender un disco y qué hacer para que todo funcione; y delegamos toda nuestra confianza en ellos. Nos dejamos aconsejar, de modo que nosotros somos los que hacemos los discos –que se supone que es lo que sabemos hacer– y ellos los que los venden.
¿Qué es más fácil, hablar de uno mismo y sus experiencias o de la realidad social?
C: Lo difícil realmente es encontrar un tema que de verdad toque las emociones de otra persona. Puede ser cualquier tema aunque quizás el amor es el modo más fácil de llegar a la gente porque es algo nos afecta a todos; pero también es verdad que es el más manido y en el que es más fácil caer en el tópico o repetir algo que ya se ha hecho. Cada cosa tiene su dificultad. Lo difícil de verdad es hacer una buena canción.
«Nunca hemos pensado en el público y en lo que van a decir cuando escuchen una canción nuestra. Nunca ha sido una de nuestras obsesiones»
«Viento de cara» se me antoja un disco ecléctico que toca distintos palos temáticos y musicales. ¿Era esa la idea?
J: Eso es resultado del trabajo que empezamos a hacer con Tony Doogan en «Santacruz» y que por cuestiones de tiempo no pudimos realizar como nosotros habríamos querido. Esta vez con esos treinta días hemos tenido tiempo para recrearnos y trajinar en las canciones. Buscar diferentes atmósferas e investigar sonidos y embellecer.
JC: También es una cuestión de capacidades. No teníamos las mismas capacidades con nuestro instrumento cuando grabamos «Santacruz» que ahora. La música es la misma que llevamos escuchando siempre, pero si tú no eres capaz de realizar lo que tienes en tu cabeza al final se limita más el disco. Tras aprender el abanico es más amplio. Con ritmos o líneas que antes no salían por una cuestión técnica.
Influye también la confianza, ¿no? Además de la tranquilidad de contar con que vuestro público ya sabe lo que es Supersubmarina.
C: La verdad es que nunca hemos pensado en el público y en lo que van a decir cuando escuchen una canción nuestra. Nunca ha sido una de nuestras obsesiones. La verdadera obsesión ha sido pensar qué pasará dentro de dos años cuando tengamos que seguir tocando esas canciones. Hacer temas de los que estemos verdaderamente convencidos porque luego vamos a tener que defenderlos en directo durante mucho tiempo. Esa ha sido la principal criba de Supersubmarina: estar convencidos los cuatro de que eso nos gusta de verdad.
¿Teníais esto claro al principio?
C: Claro, incluso lo teníamos que pensar más, que no teníamos mucho repertorio. Ahora si no nos gusta una la quitamos y punto [risas].
JC: También es algo que se va descubriendo en directo. Hay temas que nos puede encantar escucharlos pero no nos gustan en directo. O al revés. Es una cuestión de «feeling».
Y de ver cómo se siente el público con esas canciones.
JC: Claro. Por ejemplo ahora que tenemos preparado el «setlist» de la gira de presentación, hemos incluido todas esas canciones de los otros discos que sabemos que la gente quiere escuchar cuando va a un concierto de Supersubmarina.
Hablando del eclecticismo, ‘El mañana’ sería un buen ejemplo, con una base rítmica forjada en sonidos latinos. Pero me gustaría hablar de la letra de este tema, que habla de “esperar una oportunidad que ‘sé’ que llegará”. ¿Quién creéis que os ha dado a lo largo de vuestra carrera la oportunidad definitiva?
C: Yo creo que la oportunidad más definitiva en nuestra carrera nos la dio nuestra propia cabezonaría. Porque si malos hemos sido últimamente, ya al principio era de remate. Una cosa increíble. Veías los ensayos y te preguntabas: “qué necesidad tenemos de estar haciendo esto con veinte años” [risas]. Y ese empeño y decir “ya tocaremos bien, ya sonará mejor” ha sido lo más importante. Hemos sido muy cabezones con esto y al final mira.
JC: Sí, una mezcla entre testarudos e inconscientes [risas]. Porque si hubiéramos sido conscientes de que éramos tan malos yo no me habría atrevido a subirme a un escenario [risas]. No sé si me explico. Pero ahora lo pienso y era algo totalmente inconsciente. Recuerdo un concierto en Coslada con tres personas viéndonos que si en ese momento te paras a pensar “voy a hacer de esto mi carrera” te bajas y te vas. Pero queríamos hacer música sí o sí…
C: Y Ernesto y Alfonso también le echaron huevos.
¿También fueron unos inconscientes?
C: No sé qué verían, pero, bueno, aquí estamos [risas].
‘El mañana’ termina con un final instrumental de piano que suena a “continuará”, ¿cuesta despedirse de un disco recién grabado?
C: Sí, esa es la intención. Es como una resaca de lo que ha sido el disco, que además deja bastante abierto todo. Esa canción en concreto y el disco al completo, necesitaban eso.
Si antes hablábamos de ‘Hasta que sangren’ y el impacto que supuso cuando fue publicada, para mi gusto ‘Extrema debilidad’ es el tema que más se aleja de todo lo anterior y muestra un nuevo camino por el que podría andar Supersubmarina en el futuro, ¿cómo lo veis vosotros?
JC: Es la canción que si hiciéramos un bloque del disco se saldría por uno de los lados. Es un campo que tenemos que investigar porque además la grabamos de una manera diferente. Jugamos mucho con las dinámicas, algo que no habíamos hecho hasta ahora con ninguna canción. Siempre habíamos grabado con más fuerza la entrada, la estrofa un poco más calmada, los estribillos a tope… En cambio ‘Extrema debilidad’ la grabamos como una balsa y eso está reflejado en la canción. Da una sensación de estabilidad muy guay y que creo que debemos investigar en los próximos discos.
¿Todos estos nuevos caminos han surgido en el estudio?
C: Fue en el estudio cuando lo llevamos a cabo pero en todo este tiempo hemos ido adquiriendo conocimientos que ahora hemos podido aplicar. Te compras un cacharro nuevo y lo pruebas y experimentas. Ya en los últimos conciertos de la gira de «Santacruz» investigamos e incluimos sonidos nuevos y distintos. Ha sido un proceso natural hasta que en los treinta días que hemos tenido de estudio hemos podido ver bien dónde y cómo meter todos esos sonidos en función de lo que pide cada canción en cada momento.
A veces ocurre que cuando se cuenta con un productor extranjero de renombre como Tony Doogan queda en algo anecdótico. Sin embargo vosotros (y él) repetís la experiencia.
JC: La sensación con la que nos quedamos cuando terminamos el anterior disco fue de necesitar más. Nos faltó tiempo. El «feeling» que había fue muy positivo y nos quedamos con la impresión de que si hubieran sido más de once días el disco habría quedado mucho mejor. Y a la hora de sentarnos y barajar posibilidades tuvimos muy presente lo importante que era este disco para nosotros y lo que podía suponer embarcarte a la aventura y grabar con otro productor. Además no iba a ser tan efectivo como grabar con Tony. Y el tiempo nos ha dado la razón… Ese primer acercamiento que tuvimos en «Santacruz» ha sido fundamental para la grabación de «Viento de cara». Desde el minuto uno él sabía cómo trabajábamos nosotros y nosotros cómo trabajaba él. Por otro lado, nuestra relación con Tony es muy buena y él se ha involucrado mucho en el proyecto. Nos sorprendía al principio que alguien como él se implicara y que repita con nosotros significa mucho.
Algo que se mantiene intacto desde el primer día es vuestro vínculo con Baeza. Seguís viviendo allí, tenéis vuestro estudio… ¿creéis que es la mejor forma de tener los pies en la tierra?
JC: Tiene ventajas y tiene inconvenientes. Siempre hablamos de las ventajas que tiene Baeza, que son muchas. Calidad de vida y mantener los pies en el suelo. Pero también es cierto que según avanza el tiempo te enriquece mucho la relación con otros músicos. Que quizás es lo que nos falta a nosotros en Baeza. Que no tengas que venir a Madrid a que te enseñe un pedal un colega o ver a otras bandas ensayar. Intercambiar impresiones.
El éxito hace que muchos pierdan la cabeza. Ahora que os encontráis en una posición privilegiada, ¿entendéis que pueda pasar?
JC: Sí. Te abre muchas puertas que de otra manera no podrías abrir; y se acerca gente a ti que tiene unos intereses muy claros.
J: El problema es si no tienes a nadie que te diga que estás haciendo las cosas mal.
C: Pero influye mucho la personalidad de la gente. Hay quien juega al fútbol sala en Baeza, marca un gol y se cree Cristiano Ronaldo. Pero sí es verdad que si encima tienes a un montón de personas que te dicen todo el rato lo bueno que eres, es más fácil que se te vaya la olla. Pero verdaderamente es una cuestión de personalidad, de educación y de lo que hayas visto en tu casa. Nosotros siempre lo decimos, que si nos venimos a Madrid igual no estábamos tan con los pies en el suelo pero tampoco nos volveríamos gilipollas [risas].
¿Y quiénes son en vuestro caso esas personas de confianza que sabéis que no os van a regalar el oído y os van a decir la verdad?, ¿a quién enseñáis primero vuestro trabajo?
J: A nuestros amigos siempre. Escuchan mucha música y son muy sinceros…
C: Aunque antes teníamos más esa necesidad. Ahora lo enseñamos como cualquier trabajo que uno hace y del que está orgulloso; pero ya no lo hacemos para que nos digan si está bien o no, eso es algo que hablamos más entre nosotros.
Pero siempre está bien tener la opinión de alguien de fuera del grupo.
J: Sí. Y descubrir qué canción es la que entra a la primera, cuál sorprende más…
JC: Por ejemplo, yo esperaba que ‘Samurai’ fuera un tema que dejara loca a la gente y han sido otras las que han percibido como más diferentes… Es interesante conocer otras opiniones. Pero al final en el proceso somos nosotros mismos los que nos criticamos y hacemos criba.
Hablando de más temas de «Viento de cara»: ‘Enemigo yo’. Canción que habla de cómo uno puede ser su propio enemigo. ¿Cuál puede ser el propio enemigo de una banda?
C: Los celos y los egos en nuestro caso desde luego no… [risas] nosotros somos los cuatro tíos con menos ego que puedas conocer. Si puede haber algún problema puede ser en los gustos musicales. Y ya nos ha pasado pero sin llegar a extremos. A cada uno nos gustan unas cosas y puede pasar que llegues al ensayo con algo en lo que has trabajado mucho y que a otro del grupo no le guste nada. Y eso puede llegar a doler. Eso llevado a extremos puede ser un buen enemigo para un grupo.
JC: Si nadie da su brazo a torcer desde luego. Esto es una relación y a veces hay que aflojar por algún lado.
Cuando escribo sobre la escena de la que formáis parte, aún a día de hoy me toca defenderla. Se sigue sin tomar en serio a pesar de todo lo que se ha generado a su alrededor, ¿por qué creéis que ocurre?
C: Yo creo que la escena se defiende sola desde el momento en el que es la escena que ha escogido la gente. No la que ha escogido ciertos medios de comunicación. Es la que va de boca en boca y de muro a muro de Facebook. Nos toca defenderla porque esta situación le toca los cojones a la gente que siempre ha tenido el poder y que ahora no pueden controlar lo que ocurre.
JC: Está cambiando todo y aquello que parecía que una banda de nuestra escena jamás haría lo empieza a hacer. Se están rompiendo las barreras.
C: Antes el español que hacía un Palacio de los Deportes lo hacía porque el dueño de cierta cadena de música ponía su pancarta grande ahí después de apoyarle. Ahora llega Vetusta Morla y lo hace poniendo lo que le de la gana porque se lo han ganado ellos solos. Y esa es una barrera muy importante que se va a romper con ellos y que nos va a venir muy bien a los demás.
Sobre eso justo quería preguntar. Ahora que se abierto la veda de El Palacio de los Deportes, ¿lo veis vosotros más cerca?
JC: A nosotros eso nos queda lejísimos todavía. Nos queda mucho por trabajar.
C: Nosotros estamos todavía a mitad del partido.
Bueno, además de Vetusta Morla, también Izal han anunciado que tocarán ahí el año que viene.
C: Y se lo merecen. Llevan un verano de festivales petándolo en todos lados, así que ole sus huevos. Lo que pasa es que hay que atreverse, hacer números… Si ellos hacen sus cuentas y les sale, genial. Ojalá que lo llenen. Todo lo que sea positivo para cualquier grupo de la escena lo es para todos. Y nos vamos abriendo paso los unos a los otros. Lo del Palacio es una cuestión de filosofía de trabajo de cada banda. Ellos prefieren hacerlo así, dando pasos grandes que den que hablar y que tengan impacto; nosotros preferimos hacer un trabajo de base y tener un margen de mejora y crecimiento. Y las dos formas son buenas. Nosotros perseguimos mantenernos en la posición en la que estamos y de ahí, todo lo bueno que venga, genial.