CORRIENTE ALTERNA
“Demuestran que existe madurez en el rock, que el barroquismo puede convivir con una melodía tarareable y los hits no son necesarios para vivir”
Al hilo del último trabajo de la banda de Brett Anderson, Juanjo Ordás escribe sobre el buen momento creativo que atraviesa Suede casi treinta años después de su fundación.
Una sección de JUANJO ORDÁS.
Es muy injusto comparar los discos de un artista entre sí. Puedes decir cuál es tu favorito, pero cada día parece menos adecuado tirar tanto de subjetividad. Seguramente lo mejor sea juzgar a las obras por sí mismas.
Comparar «Night thoughts» con las mejores obras de Suede carece de sentido. Porque sería como exigirte a ti mismo que hoy fueras tan feliz como aquel día en el que te dijeron tal o aquel año en el que hiciste cual, un sin sentido. Si hoy eres feliz, la comparativa no tiene sentido. Lo mismo ocurre con «Night thoughts», que debe ser escuchado sin comparaciones, porque hoy no es ayer y porque es un disco como nunca han grabado Suede. Es más denso de lo que parece, épico, cero comercial, muy emocionante.
Suede demuestran que existe madurez en el rock, que el barroquismo puede convivir con una melodía tarareable y que los hits no son necesarios para vivir. La resurrección de hace unos años les ha llevado de nuevo a la más sana ambición de un álbum que está soldado y cuyas canciones funcionan en el conjunto como piezas fundidas. Es hermosísimo. Todas las canciones están secuenciadas a la perfección, no es de extrañar que estén apoyando cada una de ellas con pequeños cortos porque es un trabajo muy cinematográfico. Cuando lo escuches entrarás directamente en los pensamientos de Brett Anderson. Pensamientos nocturnos, a última hora del día, pensamientos en soledad.
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