DISCOS
«Dominan las texturas más reflexivas y calmadas, aunque las combina con elementos de los primeros trabajos más eléctricos»
Mark Lanegan
Straight songs of sorrow
Heavenly-PIAS, 2020
Texto: XAVIER VALIÑO.
A finales del año pasado se reeditaba Sweet oblivion (1992), que, junto al grandioso Dust (1996) fueron los discos que situaron a Screaming Trees y su líder Mark Lanegan en el radar de toda una generación. Treinta y cinco años después, Lanegan sigue con 15 nuevas canciones que parten de una premisa —la música es su vida— a la que ha llegado al escribir recientemente su autobiografía, titulada Sing backwards and weep.
Como si fuesen capítulos de su libro, va dejando en cada tema elementos de un viaje brutal y desgarrador, con muerte y tragedia, pero también humor y esperanza gracias a su franqueza y tenacidad. Aquí dominan las texturas más reflexivas y calmadas, aunque las combina con elementos de los primeros trabajos más eléctricos, manteniendo una tensión latente en todo momento.
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Anterior crítica de discos: Such pretty forks in the road, de Alanis Morissette.