“Sticky fingers at The Fonda Theatre 2015”, de The Rolling Stones

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DISCOS

“Jagger ruge con nitidez, Charlie late y Keith y Ron tejen sus guitarras como solo ellos saben”

 

 

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The Rolling Stones
“Sticky fingers live at The Fonda Theatre 2015”
UNIVERSAL

 

Texto: JUANJO ORDÁS.

 

Es increíble cómo los Stones se las ingenian para seguir sorprendiendo al mundo. Su nueva gira europea empezó hace unas semanas y ya han dejado a mundo boquiabierto empezando cada show con ‘Sympathy for the devil’ y tocando noche tras noche temas inesperados como ‘She’s a rainbow’, ‘Under my thumb’ o ‘Doo doo doo doo doo (Heartbreaker)’. Hace un par de años también hicieron lo imprevisible. Iniciaron el tour norteamericano de 2015 en el Fonda Theater de Los Ángeles, hasta ahí todo bien, suelen hacerlo así en ocasiones, un calentamiento en un local pequeño. Pero en lugar de tocar un repertorio “normal” o similar a aquel con el que iban a recorrer EEUU y Canadá, tocaron “Sticky fingers” entero. Lo grabaron y aquí lo tenemos, en un precioso combo de cedé y deuvedé.

No hace falta explicar la importancia de “Sticky fingers”, es un disco canónico para la cultura popular (el que no lo haya escuchado, ha visto su portada en cientos de ocasiones) y el gran disco de los Stones en dura competencia con “Exile on Main St”. Pero a esta banda nunca le ha ido la nostalgia, incluso cuando no tenían álbum que presentar en directo, siempre se han encargado de tener el mercado un recopilatorio con un par de temas nuevos que les mostraran vivos. Pero en este caso hacen una concesión nostálgica y todas las canciones de “Sticky fingers” suenan, aunque el estratega Jagger se encarga de desordenarlas un poco para que el espectáculo tenga fluidez. Y es que hay discos cuyo recorrido funciona bien en un álbum pero no así en directo. Por ello, interpretan ‘Brown sugar’ hacia el final en lugar de hacerlo al comienzo y ‘Dead flowers’ suena antes de lo esperado. Buenos movimientos ambos.

Hay más: también se dejan escuchar canciones de otras épocas como ‘Start me up’ (con la que comienza el show), ‘Jumpin’ Jack flash’ y dos versiones bien horneadas, ‘Rock me baby’ (B.B King) y ‘I can’t turn you loose’ (Otis Redding), que hacía doce años no abordaban. Hay que tener en cuenta la importancia histórica del evento: llevaban sin tocar ‘You gotta move’ casi cuarenta años, y ‘Sister morphine’, ‘I got the blues’ y ‘Moonlight mile’ unos diecisiete. Sin embargo ahí está la banda, esforzándose por recuperarlas, volviendo a recorrer sus recovecos, con hambre.

Al grabarse en un recinto pequeño, delante de 1.200 personas, muchos de los planos generales captan a los cuatro Stones en acción a la vez, lo que hace de la experiencia algo aún más excitante de que si se tratara de un show de estadio. Su química se aprecia mejor, sus roces y vaciles, la forma en que esta familia disfuncional opera en escena. Tampoco hay que olvidar a los secundarios, es emocionante ver a Chuck Leavell hacer los coros en ‘Start me up’ mientras toca el órgano, disfrutando al máximo, o a Lisa Fischer y Bernard Fowler haciendo lo propio en ‘Sway’. También es inevitable echar de menos al desaparecido Bobby Keys. La grabación, tanto a nivel de imagen como de audio, es de lujo. Jagger ruge con nitidez, Charlie late y Keith y Ron tejen sus guitarras como solo ellos saben, salpicando con sus declaraciones a modo de interludio entre tema y tema. Emocionante.

Anterior crítica de discos: “Hysteria” (edición 30 aniversario), de Def Leppard.

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