OPERACIÓN RESCATE
“Un disco de directo imprescindible en la herencia que nos ha dejado la década de los setenta”
Sara Morales recupera esta semana el disco en directo “Space ritual”, el álbum que recoge la inigualable gira que ofreció la banda inglesa Hawkwing en 1972. Entre sus filas contaba con el joven Lemmy Kilmister al bajo.
Hawkwind
“Space ritual”
UNITED ARTISTS RECORDS, 1973
Texto: SARA MORALES.
No hubo espectáculo de música en vivo igual a principios de los setenta que el que ofreció Hawkwind en su gira de 1972 para promocionar su tercer álbum de estudio, «Doremi Fasol Latido». Imaginaos: bailarinas y bailarines desnudos danzando por el escenario, visuales caleidoscópicas, fragmentos de poesía recitada a manos de Robert Calvert (también miembro del grupo), un juego de luces a ritmo de sonidos intergalácticos, una performance auditiva y escenográfica ambientada en la fantasía del cómic, proyecciones gráficas del artista Barney Bubble, un mimo (Tony Carrera) por allí pululando y un jovencísimo Lemmy Kilmister —recién llegado a la banda— dándole duro al bajo.
El show ofrecido durante aquel tour fue tal, puntero y sin precedentes en la época, que los dos conciertos más redondos (22 de diciembre de 1972 en Liverpool y 30 de diciembre en Londres) fueron grabados en directo para dar forma a un doble disco —este «Space ritual»— bautizado con el mismo nombre que le habían dado a la gira y puesto a la venta en 1973.
Los años han llevado a la crítica y al público a considerar este trabajo la gran obra maestra de la banda, a pesar de no ser un disco de estudio: aunque las canciones corresponden en su mayoría a ese tercer álbum que andaban promocionando, supieron sacarle el máximo partido a los conciertos apostando toda su energía a tres cartas, tres cartas ganadoras. La primera de ellas, la introducción de algún tema nuevo presentado durante aquellos bolos y que terminaron convirtiéndose en auténticos himnos del grupo: ‘Born to go’ donde Lemmy se luce con su bajo ensordecedor, ‘Orgone accumulator’ un tratado de proto punk más melódico pero igual de infeccioso y ‘Upside down’, puro rock progresivo.
La segunda carta ganadora fue la demoledora forma de unir las canciones del repertorio a través de segmentos eléctricos y piezas musicales creadas por el experto en electrónica de la banda, DikMik, y el teclista Del Dettmar, dando lugar a un todo continuado y sin interrupciones. Y la tercera y última de sus bazas fue la inclusión de varios pasajes hablados que terminan de redondear la ficción narrativa que quisieron crear con aquellos directos diseñados en la cabeza de Dave Brock, el fundador, vocalista y guitarrista de Hawkwind, desde el principio.
La ciencia ficción siempre fue uno de los temas más trabajados por la banda a la hora de enfrentarse al contenido conceptual de sus álbumes. Para esta gira (y por consiguiente, para este disco) consiguieron materializarla ante los ojos de un público que alucinaba ante semejante fiesta. Y es que, al espectáculo multimedia digno de una experiencia sensorial única y extravagante, había que sumarle las fuertes dosis de anestesia hippie sumida en la crudeza del hard rock y un metal muy ácido.
Con eso y con todo, el doble cedé —sin contenido visual y solo compuesto por el audio de los conciertos— consiguió colocarse en el número 9 de las listas británicas. Y, aunque en Estados Unidos solo logró el puesto 179, este fue el primer éxito de Hawkwind a la otra orilla del océano. «Space ritual», un disco de directo imprescindible en la herencia que nos ha dejado la década de los setenta, donde también encontramos canciones vitales como la abrumadora ‘Brainstorm’, la demente ‘Master of the universe’ y la lisérgica ‘Space is deep’ que terminan de bordar este trance cósmico y espacial de riffs ásperos y casi sobrehumanos.
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Anterior entrega de Operación rescate: “Home”, de Delaney & Bonnie (1969).