Soy camarero, de Jesús Soriano y Lucreativo

Autor:

LIBROS

«Una lectura ligera, de una tarde entretenida»

 

Jesús Soriano/Lucreativo
Soy camarero
GRIJALBO, 2020

Texto: CÉSAR PRIETO.

Jesús Soriano —barba y cabello recortados, alto y simpático, valenciano— es camarero. Pero no es un camarero cualquiera, es camarero vocacional, consciente de su profesionalidad y animoso con su oficio. Tanto, que ha creado una página y una aplicación en redes sociales para explicar sus anécdotas del día y descargar a base de humor esa mala rabia que se nos pone en algunos de los días de trabajo. El éxito fue inmediato y desmesurado. Incluso ha hecho camisetas con su marca. El último paso ha consistido en, con la ayuda del ilustrador Lucreativo, reflejar todas estas situaciones en una novela gráfica.

El subtítulo avisa claramente: El cliente no siempre tiene la razón. Así que encontramos infografías o actitudes de parroquianos que suelen tomar al camarero como un objeto: silban, chistan o repiquetean monedas en la barra para captar su atención, eludiendo el mejor invento que ha descubierto el hombre para comunicarse: la palabra. Y eludiendo también su vestido más elegante: la educación.

También hace un repaso a los clientes: el que llevas horas en el bar, las madres que creen que todo es un campo de juego para sus hijos, los pedidos más largos que el cafecito que quieren, los adolescentes que se las quieren dar todos de macho alfa, el que se queja de todo. Un bonito y ligero catálogo costumbrista que no va más allá de reflejar estereotipos, sin individualizar, de la república independiente de los bares y que sirve de telón de fondo a dos historias.

La primera es la del éxito del local. Vista la poca facturación del bar, engullida por un vecino y moderno gastrobar, al camarero en prácticas, Jorge, se le ocurre ofrecer una tapa el viernes con la bebida. Eso da aliento y ofrece esperanzas. Las mismas que tiene Jorge en la relación con una clienta, que acude cada día a tomar un café. Las vicisitudes, encuentros, desencuentros, tanteos y resultados son el eje que sostiene las visiones de costumbrismo y los problemas de liquidez.

Es una lectura ligera, de una tarde entretenida, sin más regusto que asistir por un vislumbre a vidas con el horizonte vital diario de solventar la jornada y el horizonte vital, sin adjetivos, de arreglarse la vida. Y parece que lo van consiguiendo. Y eso reconforta.

Anterior crítica de libros: Rulo: tres acordes y la verdad, de África Egido.

 

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