Soñando en público, de Salvador Gómez Valdés

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LIBROS

«La novela que, en cierto sentido, actúa como un fresco histórico, un tanto como los Episodios nacionales de Galdós»

 

Salvador Gómez Valdés
Soñando en público
EDICIONES CARENA, 2024

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Es difícil entender, en estos tiempos de inteligencia artificial y de todo lo voy a encontrar en internet, la luminosidad que supuso la llegada de Radio 3 a las frecuencias radiofónicas de este país. Concretamente, fue el 1 de julio de 1979 a las nueve de la noche. Había programas antes de esa fecha, por supuesto, que podían atraer las pulsiones sonoras juveniles. En Barcelona —hablo de lo que escuchaba— se oían con devoción los programas de José María Pallardó en Radio Juventud, a las tantas de la noche, o los de Carlos Tena; pero una emisora que abarcase en su totalidad la nueva cultura, sin prejuicios, saliendo a la calle, bebiendo de locutores nuevos o de algunos en plantilla que —bendito sea dios— sobraban por incómodos, eso no existía.

Así nació Radio 3, desde el Tercer Programa de Radio Nacional, una emisión cultural diaria que ofrecía retransmisiones de conferencias, informativos didácticos o reportajes sobre temas históricos con una finalidad educativa. Los directivos de Radio Nacional pensaron reconvertirla en una emisión más específicamente dirigida a la juventud, que mantuviese algunos contenidos culturales y, al tiempo, dejara sonar la música popular contemporánea más joven.

Salvador Gómez Valdés lo novela a partir de Ángel, un chavalín que había cogido un tren en su Málaga natal para hacer unas pruebas en Radio Nacional, en cuya sede de Málaga había trabajado como becario. De hecho, en su novela anterior, Ciudad Libertad, el autor había abordado el ambiente universitario del Madrid de los años setenta y el protagonista había trabajado como corresponsal telefónico para dicha sede de Málaga. Soñando en público, por tanto, es en parte una continuación de su novela anterior.

Ese año 1979 España vivía en convulsión, con atentados de la ultraderecha y resquicios franquistas. Todavía había miedo, mucho miedo. De hecho, el golpe de Estado de Tejero ocupa un capítulo completo. Y estos episodios se recogen en la novela que, en este sentido, actúa como un fresco histórico, un tanto como los Episodios nacionales de Galdós. Sobre ellos, en primer plano, el joven Ángel parece divertirse realmente y subraya el verdadero tema de la novela: el despertar a la verdadera vida; aunque, siempre presente, el antagonista se deja notar en cada palabra: el servicio militar, que solventa en una elegante finta llamada objeción de conciencia.

Junto a él, aparece el trasiego de locutores, técnicos y directores de la primigenia Radio 3, todos con nombres supuestos, los que crearon el primer programa icónico de la emisora y uno de los mejores experimentos de radio que se ha dado en este país: La Barraca. Todavía me recuerdo a mí mismo, las mañanas de julio —no lo podía escuchar durante el curso—, magnetizado por la presencia de Manolo Ferreras y Fernando Poblet en las ondas. Fueron quienes dieron criterio a toda una generación.

Quienes sí aparecen con su nombre son los locutores de programas vecinos: Rafa Abitbol, Jesús Ordovás o el malogrado Gonzalo Garrido. Y los grupos de la reciente nueva ola, madrileña y no madrileña, que intervienen en el programa y dan pie a una visita a Rock-Ola. Y los poetas que entrevista Ángel, Borges, o Jorge Guillén, lo que da pie a una de las crónicas de viaje con que La Barraca obsequiaba a sus oyentes. Aparte de la Málaga de Guillén, los hubo a la Valencia de las fallas o al San Sebastián del Festival de Cine.

Tras cerrar La Barraca, se abre un nuevo apartado con las vicisitudes del nuevo programa de Ángel: Perfil del Ruedo. Un magacín con noticias literarias, música new wave, poemas renacentistas y visitas a otras culturas. Todo está plagado de anécdotas, como aquella vez que a Ángel le desaparecen los guiones y los discos, misteriosamente, diez segundos antes de entrar en antena. Tiempos convulsos hasta en lo mínimo.

Tiempos, también, que aunque cercanos han devenido míticos y que la novela recoge con pulcritud documental y con oxígeno literario, quizás con más presencia de lo primero. Es lógico. El autor, Salvador Gómez Valdés, casualmente fue colaborador de La Barraca y director y presentador de Perfil del Ruedo, los programas que centran el relato. Eso, casualidades que tiene la vida.

Anterior crítica de libros: Un soplo en el corazón. El misterio de Family, de César Prieto.

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