«La canción vaticinó su propia despedida enrolada en la autodestrucción y el nihilismo, además del fin de la primera era punk»
Sara Morales reconstruye la historia de “Something else”, la última canción que grabó Sid Vicious con dos compañeros de los Sex Pistols en París, un clásico del rock and roll de los cincuenta compuesto por Eddie y Bob Cochran y Sharon Sheeley.
Texto: SARA MORALES.
Todo sucedió en París. Fue durante aquellas semanas de rodaje en las que los tres miembros supervivientes de las cenizas de Sex Pistols —Sid Vicious, Paul Cook y Steve Jones— obedecían las órdenes de Malcolm McLaren al frente de la película documental con la que se había empeñado en honrar e incluso resucitar (y por supuesto monetizar) a la banda, The great rock ‘n’ roll swindle. Por entonces, Johnny Rotten había desertado. Con la mirada puesta en su nuevo proyecto (PiL), se hacía llamar John Lydon y rehuía de cualquier asunto que tuviera que ver con sus antiguos compañeros que ahora se encontraban solos ante el peligro y la codicia del mánager.
Paradójicamente, aunque desamparados, estos andaban asistiendo a una de las etapas más prolíficas e inspiradas de su carrera y, entre escena y escena, mientras Paul y Cook se volcaron en la composición de temas que irían a parar a la banda sonora del film, Sid Vicious se dedicó a tocar versiones de rock and roll clásico de los cincuenta, con una banda de punks franceses que acababa de conocer llamada Asphalt Jungle. Con ellos grabó de forma casera y amateur algunas pistas y trasteó en conciertos destartalados por los bajos fondos parisinos, llegando a convertir el “Something else” —original de Eddie Cochran— en la cover estrella de su repertorio.
Era marzo de 1978 y la ciudad del Sena, además de escenario de las correrías cinematográficas de la banda londinense, fue testigo casual del nacimiento de este éxito resucitado que terminó convirtiéndose en uno de los singles más aplaudidos de los últimos años setenta a ambas orillas del Atlántico. Lástima que llegara demasiado tarde.
Sid, a su manera
Fue la interjección en primera persona, con ese chorreo chulesco de desfachatez liviana que domina la sección vocal de la canción, la que llevó a Sid Vicious a querer interpretarla a su manera, con mayor desvergüenza todavía. Compuesta originalmente por Eddie Cochran, su hermano Bob y Sharon Sheeley en 1959, la letra no es más que una enumeración de deseos caprichosos, incluso intrascendentes, pero empáticos y simpáticos con la juventud de aquellos años cincuenta en que el rock and roll ya se había convertido en un lenguaje más. Un tipo desea a una chica que no le presta atención y un descapotable que no puede pagar, un soñador que consigue reunir valentía y dinero para hacerse con sus inalcanzables, el loser que termina remontando victorioso y que, veinte años después, nadie podía encarnar mejor que Vicious. Incluso a pesar de que él, en realidad, nunca llegara ondear ningún laurel.
El experimento de “Something else” con los Asphalt Jungle también convenció al resto de los Sex Pistols. Tanto, que se decidieron a ingresar en un estudio de París para dejarla grabada de inmediato, antes de que a Sid le diera otro de sus arrebatos por el mono, y poder así incluirla en el setlist del disco para la película que tenían entre manos. Modificaron algunos versos de la canción, travistieron la originalidad de su esencia rockabilly por la combustión de un cántico insurrecto y pendenciero propio del alma punk, Steve Jones se empleó en la producción y Sid aparcó su bajo para centrarse en la voz cantante del tema.
Última llamada
En mayo de 1978 los tres Pistols regresaban a Londres de la mano de McLaren para terminar de grabar las últimas secuencias de la película en su ciudad y ultimar los detalles de la banda sonora en su estudio habitual. Con todo el trabajo realizado, la cinta en edición y el álbum —con “Something else” y veintitrés cortes más— arrancando el prensado, a Sid le dio tiempo a montar una banda propia junto a Glen Matlock, su excompañero y primer desertor de los Sex Pistols. Sus pretensiones nunca fueron más allá de tocar por los garitos underground de la ciudad entre colegas y bandas amigas, pero resultó que aquel nuevo proyecto bautizado como Vicious White Kids, en el que también estuvieron involucrados Steve New como guitarrista, Rat Scabies (The Damned) como batería y la propia Nancy Spungen como corista, habría podido tener un futuro prometedor. Se presentaron por primera vez en directo en el Electric Ballroom de Londres en agosto de 1978 y a su catálogo no le dio tiempo a pasar de las canciones y versiones que Sid Vicious había grabado en solitario en algún momento de su carrera: el “My way” de Frank Sinatra, el “I wanna be your dog” de los Stooges, su “Belsen was a gas”… Pero el grupo brillaba en la subversión de cada concierto, detonando de nuevo el nervio punk que todavía no había comenzado a decaer y, por supuesto, la ya venerada cover del “Something else” lucía protagonista cada noche de tugurio.
Nada más
A pesar de la confianza depositada en el proyecto por parte del resto de miembros de Vicious White Kids, Sid y Nancy ponían fin al sueño compartido partiendo de nuevo a Nueva York para retomar su vida (y muerte) americana. Ninguno de los dos regresaría jamás de aquel viaje.
Ella murió el 12 de octubre de aquel mismo año; él, el 2 de febrero del año siguiente y, tan solo tres semanas después, nacía en vinilo su idolatrado “Something else”. Un sencillo con “Friggin in the riggin” como cara B, que serviría de adelanto del disco y la película que los Sex Pistols estaban a punto de publicar, que conmocionó al mundo por tratarse de la última hazaña de Sid Vicious, el antihéroe por antonomasia. Una canción que logró hacer suya sin serlo, que de manera póstuma alzó hasta el tercer puesto de los charts británicos de 1979 y que vaticinó con su título, no solo su propia despedida enrolada en la autodestrucción y el nihilismo del anarca férreo, sino también el fin de la primera era punk.