“Solar system”, de Alondra Bentley

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DISCOS

“Ahora toca ser colorista y saltarina, ensimismada a veces. Ahora toca ser otra gran cantante, pero diferente”

 

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Alondra Bentley
“Solar system”
MONT VENTOUX, 2018

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Es conocido que Alondra Bentley asomó la cabeza dentro de esa nueva ola de cantautoras folk que surgió bien entrado el nuevo milenio y que con el tiempo han seguido carreras estables que han renovado la música popular española. Pero también que como La Bien Querida, Zahara o Russian Red, han seguido caminos muy personales que en el caso de la anglomurciana se alejan del folk que toma como germen, para acogerse a unos sonidos en que la belleza ya no es naturalidad sino delicadeza. Con cinco álbumes ya a sus espaldas (este, para Mont Ventoux, heredero natural de Gran Derby, su compañía habitual), ha sabido ya encontrar su estilo, claro y distinto.

Sí, ya no hay en ella nada folk. Alondra se recrea en bases electrónicas, en pop efervescente, en preciosismos de evanescencia soñadora. Si hasta se puede bailar. ‘Mixtapes’ —el primer single— y ‘45 hours’ son de esas canciones hechas con escuadra y cartabón, bien compuestas y arregladas y con estribillos que calan rodeados de sintetizadores, sin ser estridentemente comerciales. Ambos son interpretados con esa voz dúctil que tendrían los ángeles.

Tras estas dos piezas que abren el disco, ‘Prism’ se vuelve más festiva y juguetona en los arreglos, casi en el camino marcado por New Order. Pero, de pronto, Alondra da un golpe de timón y la parte central del disco se convierte en la más atmosférica y preciosista. Incluso ‘Tiny portion of the sun’ se revela como una pequeña sinfonía. Comienza con algo de oriental, después se transmuta en un vals, para acabar transformada en una banda sonora de paisajes oníricos. El minimalismo se asienta con mágica evanescencia en ‘My protection of you’ para dar paso a una parte final mucho más radiante.

‘Sleep, breathe and run’ aún puede recordar a Joni Mitchell o Janis Ian, aunque también tiene mucho de Belle&Sebastian, pero la pieza realmente subyugante es ‘Burning sun’, una radiante maravilla plagada de magia pop, casi de chica de los sesenta. Y todo ello lo desborda únicamente con tres notas. Si Alondra Bentley nos había dejado canciones melancólicas en sus inicios, este legado ya es definitivo. Ahora toca ser colorista y saltarina, ensimismada a veces. Ahora toca ser otra gran cantante, pero diferente.

Anterior crítica de discos: “Here if you listen”, de David Crosby.

 

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