“Silencio tras el telón del sueño”, de Mariano Antolín Rato

Autor:

LIBROS

“Un puzzle que mezcla lo político, lo social, lo personal y el desencanto y la impotencia de una generación”

 

silencio-sueno-05-04-18

Mariano Antolín Rato
“Silencio tras el telón del sueño”
PEZ DE PLATA

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

El compañero de esta casa Jesús Ordovás repite con bastante frecuencia que Mariano Antolín Rato es uno de los grandes narradores españoles. Muy activo culturalmente en los setenta, este asturiano diseñó y dirigió la colección “Los juglares” —nuestra primera biblioteca de música, que inauguró el libro sobre Bob Dylan del propio Ordovás—, probó el LSD como alternativa personal al compromiso social e hizo bandera de ello, paseó por toda Europa y fue modelo de conciencia contracultural. Nuestro primer artista underground. A partir de los 80 potenció su faceta como novelista y traductor, y ello le hizo merecedor de un buen puñado de premios. Como indica el lema de la novela que presentamos, ahora es nuestro último escritor beat.

Igual que el enorme mural que Pedro Velasco, un pintor de renombre, diseña para el aeropuerto de Anchorage —y que supone un periodo de sequía—, “Silencio tras el telón del sueño” dibuja un fresco de la década de los 70 en la vida española. A veces introducida con algo de calzador, la convulsa historia de nuestro país en esos años resulta al fin bien expuesta en un puzzle que mezcla lo político, lo social, lo personal y al fin y al cabo el desencanto y la impotencia de esa generación.

Así, el inicio del relato aborda las reuniones clandestinas, los pisos de estudiantes, los viajes al extranjero y las experiencias con las drogas. Si atendemos a la biografía del autor, conoce todo esto de primera mano, aunque el tono es neutro, y experimenta levemente sin salirse de la andadura de novela social. Aunque en estos primeros fragmentos el amor está ya presente —no es el único remedo de “Últimas tardes con Teresa”—, al final se desvela como una saga familiar, no lejana de los protagonistas de la maravillosa “Ada o el ardor”: como ellos, Kay y Pedro son una especie de incestuosos hermanos.

Es su relación de pareja la que sirve de eje al relato: el pintor, Pedro Velasco, y su esposa, Kay Quirós, hija de una pudiente familia de la selecta Colonia El Viso madrileña. Relación intermitente en que la alta sociedad baja a la vida de las calles, en la que prueban el amor libre, desaparecen de forma simple y cruzan continentes para verse unas horas en una especie de novela bizantina de la noche madrileña. La presencia de personajes reales da barniz de realidad a esas calles: Ángel González y Caballero Bonald (director de la editorial para quien trabajó Antolín en los setenta) conversan en un bar, se menciona a Edgar Neville o a Julián Marías, amigos de los padres.

Todo esto, en un trasvase de espacios que cada uno de los personajes intenta conquistar. Sobre ellos, los aeropuertos como espacios neutros donde la relación entre Kay y Pedro sufre vuelcos constantes y esperas y desesperaciones. Galerías de arte, pubs, cuarteles… y muchas fiestas de locura interminable en que la música también recorre —para bien o para mal, Antolín lo mete todo— el paisaje de los sesenta. De hecho, como avisa la contraportada, la historia transcurre entre el “The end” de los Doors y el “No future” de los Sex Pistols, en medio de constantes saltos temporales.

Hasta aquí, la novela resulta reveladora de una época, pero hay una coda final que sirve de genial contrapunto, que adopta la primera persona y en la que los personajes encarnan la humanidad que antes les faltaba. Es Juan Gálvez, el amigo literato del pintor que llevaba años sin verlo, quien lo busca. Velasco ya es una figura mítica y huidiza que se esconde en un pueblo de la costa andaluza. La novela crece, y en el par de días que conversan, en una casa apartada, en un bar de clase baja costera, en sus paseos… entendemos algo que en los 70 ni era lejano motivo de preocupación, que los personajes, al fin y al cabo, han conseguido salvarse.

 Anterior crítica de libros: “Tremolina. Fanzines completos”.

 

novedades-marzo-18

Artículos relacionados