Marc: “En nuestra escena éramos raros, también, por eso. ¿Te imaginas a El Inquilino Comunista confesando sus influencias? A nosotros no nos importaba hacerlo”
Debido a la reedición de de toda su discografía, EFE EME inicia una serie de entregas para conocer la historia completa de Sidonie, escrita por Tito Lesende. La semana pasada publicamos la primera parte, titulada “Sidonie: Del sitar al Martini seco (1998-2018)”. Esta es la segunda entrega, que ahonda en su primer elepé, el homónimo “Sidonie”.
Texto: TITO LESENDE. Fotos: ARCHIVO SIDONIE.
“Vosotros sois de un grupo, ¿verdad?”. Quien así aborda a los componentes de Sidonie es la joven camarera de un chiringuito en la playa del Bogatell, no lejos de la Villa Olímpica de Barcelona. “Lo imaginaba. Es por la ropa”, concluye, y se va con la comanda. Las cañas, con o sin alcohol, llegan todas servidas con un sobreprecio magnífico y un platito de olivas. El enclave es definitivo y sientes que en cada sorbo de cerveza te repercuten la arena, la sal y el sol mediterráneo. “Y, ¿sois vascos?”. “No. Somos de aquí, de Barcelona”, responde Marc Ros, que nunca había intentado esconder su sonoridad catalana.
En 2001, Bip Bip Records editó el primer cedé de larga duración de Sidonie, autotitulado. El disco contiene temas como ‘Venusian dreams’ o ‘In da sun’, que muestra atisbos de su cercanía de entonces al estadounidense Beck con el uso de bases de hip-hop, guitarra slide y una voz solista que se presenta ciertamente low-fi. “La influencia era premeditada”, admite Ros. “Y, todavía hoy, esta filosofía de tomar referencias directas de otros músicos es causa de discusión con Santos Berrocal, uno de nuestros productores. Él nos empuja a que busquemos cosas nuevas, pero nosotros llegamos con modelos claros a seguir; pensamos que es una constante en la historia del rock que un artista intente copiar a otro y termine creando algo inédito desde la casualidad y el error. Los Beatles querían ser como Buddy Holly y los Stones imitaban a Bo Diddley y a Howlin’ Wolf, pero ellos eran blancos y les salió otra cosa diferente y bonita. Nosotros partimos de una base, de una luz que nos muestre un camino. Intentamos copiarlo, como hicimos al principio con Beck. Y, ¿sabes qué pasa luego? Que en ese camino nos perdemos, porque somos tres tíos particulares, de Barcelona; no tenemos mucho que ver con la California de Beck. Por eso, lo que resultó de aquella imitación fue algo fresco y nuestro. Ni siquiera nos escondíamos en las entrevistas; mencionábamos a los Beatles y a Beck como referentes. En nuestra escena éramos raros, también, por eso. ¿Te imaginas a El Inquilino Comunista confesando sus influencias? A nosotros no nos importaba hacerlo”.
También hay en este primer disco largo un tema, ‘Mode’, con una estructura que podría encajar en el pop mod de los 60 y que proviene de su período con Roger Salsas. “Esa canción es puro Carnaby Street de 1965 o 1966; cuando la probamos a trío, en nuestra gira de aniversario por salas, nos dimos cuenta de que era puro sonido beat”, conceden. Sin embargo, las voces aparecen procesadas a través de un efecto de autotune; recurso habitual hoy en las producciones de reguetón y cuyo referente inmediato en la época era ‘Believe’, el éxito de Cher en 1998. Lo cuenta Marc Ros: “Estábamos probando sonidos. Aunque nos pueda gustar la música de Sonny & Cher, desde luego no teníamos a Cher en la cabeza en aquel momento. A alguien se le ocurrió utilizar el autotune. A mí no me gustaba nada al principio, pero luego se quedó como un experimento divertido. Toni Meler, el ingeniero de aquel disco, se indignaba bastante con nosotros. Le parecía que hacíamos mal las cosas, que había sonoridades que no se podían mezclar y armonías que no encajaban. Él venía de trabajar con muchos artistas catalanes reputados: Joan Manuel Serrat, Lluís Llach, Pau Riba… Y lo bonito es que acababa haciendo sonar bien algo que a él le parecía mal. Por cierto, muchos años más tarde, en ‘Maravilloso’ hemos vuelto a emplear el autotune”.
Los dos temas más populares del primer disco de Sidonie son ‘Feelin’ down 01’ y ‘Sidonie goes to moog’. Ambos sonaron en diversos anuncios y promociones televisivas, aunque no todos los componentes del grupo recuerdan cuándo o para qué. Con el tiempo, ‘Feelin’ down 01’, composición de Marc Ros en su versión remezclada por DJ Sideral, acabaría siendo usada también en una campaña del PP. El grupo solicitó su retirada amparándose en su carácter apolítico y en la defensa de su derecho moral, gracias al cual un artista puede decidir el uso que un tercero haga de su obra, pero manifestó en un comunicado su enfrentamiento ideológico con las líneas de este partido. “Veníamos de tocar en Vitoria y paramos en un área de servicio a desayunar”, recuerda Jes. “Mirando la tele, de repente, nos encontramos con nuestra canción sonando de fondo de un anuncio institucional del PP. No dábamos crédito. Alguien había cedido los permisos para la campaña sin habernos consultado. Nosotros jamás lo hubiéramos permitido. Ni con ese partido, ni con ningún otro. Aunque particularmente tengamos, cada uno, nuestras propias ideas políticas. También nos habría ofendido, por nuestro derecho moral, que se hubiese utilizado una canción nuestra en un anuncio de yogures sin habernos preguntado”.
A espaldas de Sidonie, Bip Bip Records había cedido la canción al Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales del Gobierno del PP. Resuelta la retirada de su música, el grupo decidió no emprender acciones legales contra su ya ex sello. Aunque su relación con Albert Gil, su director, ha continuado, es cierto que la confianza ya nunca sería la misma.
Axel: “Fue una de las pocas veces que un político ha llamado y afrontado personalmente un error. Yo creí a Carme Chacón”.
Años más tarde, otra agrupación política (en este caso, el Partido de los Socialistas de Cataluña) utilizó otro tema de Sidonie (‘Estáis aquí’, de su disco “Sierra y Canadá”) para una campaña electoral. Al parecer, el trámite burocrático era tan proceloso que el PSC decidió usarlo primero y negociar después. Nuevamente, Sidonie exigió la retirada de su música. Esta vez, la fallecida Carme Chacón (ex ministra y cabeza electoral) llamó por teléfono al grupo y habló con Axel para disculparse. “Nos dijo que le gustaba mucho el grupo y que estaba enamorada de la canción, que ella misma la había propuesto”, afirma el baterista. “Se disculpó porque no habían hecho bien las cosas y al día siguiente nuestra canción ya no estaba en el anuncio; la habían sustituido por otra de Imagine Dragons. Es una de las pocas veces que un político ha llamado y afrontado personalmente un error. Yo creí a Carme Chacón”.
A comienzos del siglo XX, los tres componentes de Sidonie comenzaron a lucir en concierto sus disfraces de Tejón (Marc), Señor Tomate (Jes) y Pantera Rosa (Axel). Se trataba de caracterizaciones conformadas por elementos que habían ido recopilando en camerinos y teatros. Axel cuenta cómo la banda creía en el concepto de “encuentros no tan fortuitos” y Jes matiza que “fueron los personajes quienes nos encontraron a nosotros y no al revés”.
Jes: “El grupo fue catártico para los tres; empezamos a creernos capaces de todo”
Axel recuerda cómo surgieron los disfraces: “No recuerdo dónde nos hicimos con la máscara de la Pantera Rosa, que fue lo primero que comenzamos a utilizar. También vestíamos el escenario con guitarras de plástico que habíamos conseguido en las ferias. En un momento dado, cualquier elemento podía cobrar vida. Así fue que un día me puse la máscara de la Pantera Rosa en la cabeza y aquello pasó a formar parte del espectáculo. Mi hermana tenía un tomate gigante de peluche en su dormitorio y quería deshacerse de él, así que nos lo pasó también para decorar el escenario; Jes acabaría por ponérselo en la cabeza. Por último, para completar el trío, mis amigos de Sant Just Desvern pidieron al ayuntamiento que les cediera el tejón, que había sido mascota de una campaña municipal para dejar de fumar”.
De ello habla también Marc Ros: “En aquella época estábamos muy metidos en el estudio del surrealismo, que era para nosotros el equivalente artístico a la psicodelia en la música. Lo que decía André Breton iba a misa. Imagínate ya con nuestro paisano Salvador Dalí. El Conde de Lautréamont [poeta, precursor del surrealismo] había hablado del encuentro fortuito entre una máquina de coser y un paraguas sobre una mesa de disección. Nosotros creíamos en los encuentros no tan fortuitos; no confiábamos en la casualidad”.
¿Es fiel a la realidad la imagen desparramada y hedonista que Sidonie proyectaba entonces? “Éramos personas jóvenes con un grupo que comenzaba a tener éxito”, explica Jes Senra. “Estábamos pasándolo bien y tuvimos nuestro tramo divertido. También, a nuestra manera, reproducíamos lo que habían hecho los artistas a quienes admirábamos”. Según Marc, “El grupo nos dio el espacio idóneo para la juerga. Yo, mientras estudiaba, no salía de casa. Acaso intentaba aprender a tocar la guitarra y poco más. No sabía lo que era una cerveza; no había hecho botellón en mi vida. De pronto, me vi con 25 años y con estos dos hermanos, y decidí hacer todo lo que nunca había hecho antes. Así que aproveché la oportunidad y empecé a salir, pero a salir de verdad y a disfrutar una vida disoluta. Todo lo descubrí con ellos dos, porque antes yo era un tipo que no tenía ni amigos. Ahora, cualquier chaval ha empezado a desmelenarse con 17 años”.
Axel Pi: “Seguramente nuestro pasado marca nuestro presente. Cuando empezamos a despuntar, los tres veníamos de haber estado mejor o peor, pero teníamos nuestros complejos. No nos gustaban nuestros cuerpos, éramos tímidos o inseguros en las relaciones personales de noche y de día. El grupo fue catártico para los tres; empezamos a creernos capaces de todo. Y es verdad que decidimos disfrutar la faceta hedonista, los placeres que nos ofrecía nuestra profesión. Éramos felices tocando juntos y conociendo gente”.
El viernes 2, próxima entrega: El fichaje por Sony y lo que vale un pene: Shell Kids (2003).
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Anterior entrega: Sidonie: Del sitar al Martini seco (1998-2018).