Shinoflow/Carlos Sadness: Aliado del Sol

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«Para hacer una canción de amor hay que hacerla muy bien porque si no es un pastel, y yo no me lo trago. En este disco hay mucho amor pero he intentado trabajarlo mucho: es como un amor científico»

Antes Shinoflow. Ahora Carlos Sadness. Barcelonés. Músico bastante inclasificable. El hip hop está el origen. Tiene nuevo disco, «Ciencias celestes». Chema Domínguez ha hablado con él.

 

 

Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.

 

 

Es difícil encontrar referentes para situarle, lo cual ya habla bien de él. En «Ciencias celestes» asimila definitivamente el seudónimo artístico de Shinoflow al propio de Carlos Sadness. Sus primeras demos distribuidas por la red datan de 2001-2002, contaba con 14 años y el rap marcaba su norte. Ahora, agranda un camino que Facto Delafé y Las Flores Azules se atrevieron a inaugurar y de alguna forma él renueva. A Carlos Sadness le sobra talento y asombra que a su edad acumule una evolución en los textos tan atractiva e inquieta. Su capacidad como dibujante y diseñador rematan una obra magnífica. Colores fríos para una producción bastante sanguínea en la que Carlos es coproductor, autor de todas las letras, autor o coautor de la mayor parte de la música y cuenta con nombres tan importantes como Iván Ferreiro colaborando.

«Ciencias Celestes». Una historia escrita por Carlos Sadness entre 2009 y 2012, explicas en el libreto.
En tu caso tengo curiosidad por saber cuál ha sido el proceso creativo.
En realidad yo iba haciendo canciones desde siempre pero es verdad que hubo un día que vi cómo quería que fuese el disco, que es el momento de ‘Hoy es el día’. En el que dices quiero hacer un disco, lo quiero hacer así, hoy es el día en el que sí, quiero volver, voy a ir a la carga con este sonido. Y es verdad que tenía un montón de canciones hechas desde el 2008-2009 pero sí, cuando todo coincide un poco es a principios del 2010, cuando compuse ‘El día que hizo más viento que nunca’; se la enseñé a un amigo y me dijo «esto parece de un anuncio», acostumbrado a lo que hacía antes. Y me lo dijo así un poco despectivo, y al día siguiente me llamó y me dijo «tío, tienes que hacer todo el disco así porque me flipa esta canción». Pensé, igual… Ahí hice un cambio de chip. Y a partir de 2010 empecé a hacer este disco, quizá con letras que ya tenía de antes, con cosas que he ido viviendo, también la música iba jugando cada vez más un papel importante, y desde ahí arranca el proceso de «Ciencias celestes». De lo vivido y lo narrado igual son tres años o toda la vida porque al final recuperas cosas que han pasado hace ya tiempo.

La evolución musical por la que pasas y desembocas en «Ciencias selestes» es significativa, corrígeme, pero son diez años explorando sonidos e historias desde tus primeras demos o maquetas.
En realidad, haciendo música sin ser en serio sí que podrían ser diez años, lo que pasa es que no tengo la sensación de estar diez años en la música porque era como dibujar: dibujo desde que soy pequeño pero nunca me lo he tomado en serio, igual el día de mañana quiero ser ilustrador, entonces me pongo en serio y lo hago. Siempre tengo la sensación de estar empezando en la música, y con este disco a veces hasta tengo la sensación de que es un primer disco aunque haya sacado otro, y no me vale lo del nombre porque para mí no es un cambio de nombre: es una evolución, y es una forma de decir ahora que quiero unificar tanto mis dibujos como lo que hago con mi nombre. Usar el nombre de Carlos Sadness ahora es como poner en práctica lo aprendido. Entonces, de verdad, tengo la sensación de sacar mi primer disco ahora.

Desde luego, la bola de nieve llega totalmente inédita a nivel musical, forma de editarlo, promocionarlo…
Claro, el trabajo anterior era libre, sin compañía, salvaje, completamente silvestre, digamos. Entonces, claro, implica un desorden, un trabajo más maquetero. Me gusta que llegue así, como un primer disco.

Consigues un encuentro interesante partiendo del pop con el hip hop. ¿Estás de acuerdo con esta afirmación?
Creo que de hip hop tiene muy poco. Quizá, cuando lo vea alguien desde fuera, el hecho de que la canción esté narrada de una forma rítmica pues le lleva un poco al hip hop, pero el hip hop es otra cosa. El hip hop es un género más enfocado a la calle que debería en principio ser reivindicativo aunque luego no lo es, porque como toda la música popular se pervierte; que me parece muy bien también. Entonces, creo que no es un disco de hip hop, siento decepcionar a los seguidores que venían un poco del hip hop y que esperaban un disco de hip hop. Pero en realidad, para mí, sí que es un disco muy mío porque lo que lo une a las cosas anteriores que he hecho es la forma de narrar y las historias que cuento, aunque sí que es verdad que musicalmente ahora se acerca a lo que a mí me gusta y escucho. Y para mí es una sensación de libertad muy importante y casi fundamental para hacer música. Si yo me viera limitado porque pienso que estoy rompiendo el género porque la gente del género me va a decir una u otra cosa, no sería feliz. De hecho con este disco he sido muy feliz porque he hecho canciones que me evocaban a Band of Horses, a Vampire Weekend, a cosas que a mi me flipan y escucho en el coche. Y haciendo esa música más cercana consigues la libertad creativa en la que puedes ser tú y sacarte partida a ti mismo. Este disco tiene esto.

Pero es muy clara la influencia del hip hop para llegar al acento personal de Carlos Sadness.
Sí, y sobre todo para unificar el sonido del disco porque hay algunas canciones que son muy electrónicas, otras muy acústicas y se van al folk, y luego por cómo están todas narradas, así es una ventaja para mí poder unificarlas.

Cuentas con unas colaboraciones muy destacables: Iván Ferreiro, Bebe y Zahara.
Las colaboraciones son todas por una cuestión muy artística, son artistas que a pesar de ser diferentes me molan mucho. Con Bebe viví la gira y fundamental que estuviera en el disco porque forma parte de mi crecimiento, de mi aprendizaje musical. Con Zahara tengo muy buena relación, muchos de los músicos que han participado en el disco tocan con ella. Y a Iván lo conozco menos pero es una persona que cambió la forma de entender la música en mi adolescencia y ahora, con los Piratas y con sus canciones. Todo lo que hace me influye no solo a nivel compositivo sino a nivel personal también, hay relaciones de mi vida con canciones de Iván y momentos de mi vida con canciones de Los Piratas. Entonces que salga Iván en el disco, imagínate, para mí es todo un acontecimiento.

Al describir a Iván así, pienso que Los Piratas fueron un grupo de cierto éxito comercial pero no tanto, sin embargo el éxito artístico les hace cada vez más importantes según pasan los años. Un hecho que reconforta.
Igual porque afectas a una generación que acaba teniendo voz más adelante, ahora están siendo periodistas o músicos. Y lo bueno que tiene Iván es que tiene esa continuidad. A mí me encantaba El Último de la Fila pero ya no lo escucho, sin embargo a Los Piratas los seguiré escuchando siempre.

Has estado en el tributo a Antonio Vega, «El alpinista de los sueños» (2010) haciendo ‘Estaciones’ junto a Bebe. Luego en el de Héroes del Silencio con ‘Lejos de la tristeza’ en «Hechizo» (2010). Y apareces en ‘Quiéreme’ dentro del disco de Aute, «Intemperie» (2010). ¿Cómo surgen estos momentos?
Bueno, Héroes del Silencio era un reto muy difícil y además Bunbury tiene un universo alrededor que es casi litúrgico. Era un reto y se implica ahí Pito Cubillas que ha estado como mánager mío, somos grandes amigos y también era la posibilidad de hacer algo los dos. Él tiene, sigue teniendo, una relación muy estrecha con Bunbury y en seguida me dijo: «joder, Carlos, estaría genial hacer esto».

Y del homenaje a Antonio Vega, ¿satisfecho?
‘Estaciones’ me gusta mucho. Estoy bastante contento con esa versión y leí una vez que él hizo esa canción para viajar, y a mí donde más me gusta escuchar música y principalmente escucho es en el coche. Me gusta mucho viajar en coche y hacerme mi disco de este viaje, el disco de primavera… Soy como fetichista de los discos para viajes, y esta canción la hice precisamente por esto; aunque quizás haya otras que me puedan gustar más pero esta sí que tiene ese punto en el que compositivamente debimos coincidir.

¿Cómo llega lo de Aute?
Llegó justo cuando llegué a la compañía, porque uno de los primeros días que tenía reunión con Álex Gallardo estaba Aute por aquí. Entonces le conocí y de hecho es un referente de mis padres total, y a mí la música de cantautor también me gusta mucho y, bueno, me lo comentaron y pensé que era fantástico hacerlo. Y no solo por Aute, sino porque salían en la propia canción artistas que me gustan mucho como Nacho [Vegas], Christina [Rosenvinge] o Marc [Sidonie].

Aute afirmó hace un par de años que «el hip hop es un fenómeno muy rico en propuestas literarias, conceptuales y de riesgo». ¿Se puede mantener esta afirmación o como decías antes el rap se ha pervertido como mucha de la música que termina siendo popular?
No soy quien para decir eso del hip hop. Cuando yo empecé a hacer canciones de hip hop lo que me sedujo fue la capacidad que tiene para poder contar historias, eso es muy rico porque es verdad que a veces por la melodía, la métrica en la música, cuando te pones a hacer canciones pop o rock te limita mucho más lo que puedes decir, aunque luego la melodía puede aportar mucho sentimiento a la frase. Y una frase que tú escribes cuando luego la lees con melodía, gana una profundidad y un significado que es lo que me enamora de la palabra pop. Y me enamora por encima, incluso, de la crítica narrativa que acepto a cambio de esa melodía. Pero el hip hop tiene esa ventaja y quizá en España no ha acabado de desarrollarlo, es decir, sí que había propuestas muy interesantes líricamente pero ha acabado quizá un poco infantilizado, quizá ha podido demasiado el punto vacilón o callejero que tampoco coincide mucho con la sociedad española, que en Estados Unidos lo retrata muy bien pero aquí ya lo ha retratado el rock español, el punk. Quizá no se ha asentado tan bien como allí, pero creo que aún está a tiempo de hacer cosas muy interesantes como género. Lo que pasa es que fíjate, yo he salido un poco de ahí porque me limitaba mucho y porque no me dejaba ser del todo feliz el hecho de pensar que la gente iba a decir es que si no hablas de calle no eres hip hop, es que si cantas un estribillo no es hip hop. Entonces eso, la verdad, me cortaba mucho el rollo.

Se me ocurre que Calle 13 serían un cruce de caminos ideal.
También ellos están al otro lado del charco y la escena es seguramente diferente.

Y las influencias musicales.
Mucho más rítmicas que aquí porque la música rítmica en América tiene otro color. Aquí la música rítmica es la electrónica y no deja de ser una música que no está contando nada, sin embargo allí lo rítmico sí que está contando cosas y se tiene mucho más aceptado, está más asimilado; me gustaría mucho ir a tocar a México y por ahí, precisamente para ver cómo funciona este disco y esta propuesta. Porque sí que me doy cuenta por internet que tengo muchos seguidores allí sin haber hecho nada de promo y creo que es precisamente porque están muy abiertos a las historias narradas en diferentes formatos.

Desde hace unos años los textos que el pop va presentando giran con agradable regularidad hacia textos más imaginativos y profundos sin perder sencillez. «Ciencias selestes» contribuye a ese giro.
Me alegra de que lo veas así, porque yo hago canciones para escribir letras y para mí es algo que sigue estando por encima de la música. Antes he citado a El Último de la Fila, que es un grupo que me encanta aunque musicalmente nunca me ha gustado demasiado, pero las letras de Manolo García… En el momento que escuché esas letras dije «me gusta la música», cuando era pequeño. Yo podía escuchar música y sí me podía gustar pero en el momento en que escuché El Último de la Fila me gustó de verdad, porque aunque fuera un niño y no supiera de qué iba todo eso me llegaba, me ponía la piel de gallina. Entonces, para mí hacer música es contar algo.

Entre tus virtudes ocultas está tu sentido del humor, que te ha llevado a participar en «El intermedio», presentado por El Gran Wyoming.
Ah, pensé que ibas a decir en el disco [risas].

Hombre, tu parte vital y optimista está presente en «Ciencias selestes», pero de ahí al humor… [risas].
Si te digo la verdad, a mí, más de una vez, me hubiera gustado ser humorista pero luego se lo cuento a gente y me dice qué dices.

Es que te vi muy cómodo en aquel debate de raperos, parodiando el cara a cara PP-PSOE antes de las elecciones [risas].
Muy cómodo no, porque era en directo.

Más mérito entonces, porque os sobraba «flow».
Soy muy payaso aunque utilice lo de Sadness, pero soy muy payaso y escribo algún monólogo de vez en cuando. Así que no descartemos que lo de ir a México no sea para hacer monólogos en vez de para tocar con Café Tacuba [risas].

Aunque no sea explícitamente, alguien que hoy escribe, canta, rueda una película, esculpe, pinta… ¿Puede no estar comprometido socialmente?¿Hay que tener más sentido social y político que nunca?
Creo que siempre hay que tenerlo. Otra cosa es que la música que hagas lo refleje, porque en mi caso mi música no refleja posiciones políticas, y sin embargo soy alguien que se preocupa bastante por la política, que habla bastante de ello, que, bueno, con mi padre lo hablo mucho y él tiene un criterio político que lo debate conmigo mucho y sin embargo no lo aplico a la música. Quizá porque no me he encontrado cómodo para hacerlo, porque creo que es algo que hay que hacerlo muy bien y hay que hacerlo cuando uno de verdad siente que lo tiene que hacer. Entonces, siempre he puesto una pincelada política quizá más en las redes sociales, en esta participación en «El intermedio», fuera de lo musical. Porque creo que si gano cierta popularidad y cierta gente me escucha, pues tengo un compromiso también conmigo mismo de exponer un poco mi postura y apuntar con el dedo algunas cosas. En la música no lo he hecho de momento y quizá algún día me llame hacerlo pero creo que hay que hacerlo muy bien. Como las canciones de amor, para hacer una canción de amor hay que hacerla muy bien porque si no es un pastel, y yo no me lo trago. En este disco hay mucho amor pero he intentado trabajarlo mucho: es como un amor científico; pues lo mismo con la política.

Lo del amor científico, apuntado queda. Por supuesto, mejor hacer una canción de amor que enamore a que deje indiferente.
Bueno, es que no me gusta que me digan que las canciones sean de amor porque luego pienso en por qué están escritas y es que son más pasionales, todo es más instintivo. Hablan de momentos, de cosas concretas, pasionales, nunca haría una de «te amo, cuán enamorado estoy». Y de hecho la que tiene más ese punto es ‘Celeste’ y para narrarla me convierto en un lobo que se pierde en el bosque oliendo algo y ve a alguien que es tan humano que se enamora. En esa canción sí que busco contar eso de que somos un poco animales y que a veces esa fragilidad, esa inocencia, esas cuestiones tan humanas nos enamoran. He intentado, a pesar de que me encanta mucho hablar de amor no caer en ningún tópico, y hacer un disco, como te decía, de un amor de ciencias celestes.

De hecho, se puede pensar que los protagonistas de «Ciencias celestes» están cercanos a los arquetipos de Dioses, Héroes, Musas, etc., de la mitología griega, por ejemplo, expresados como fábulas.
Hay canciones como ‘El cazador y la serpiente’ que no deja de contar una especie en peligro de extinción, que tiene un punto reivindicativo en contra de la caza y a favor del amor de los animales. Pero si nos ponemos en el lugar de esos zorros que son únicos en el bosque y que los persigue un cazador, es como decir esa pareja o esas personas que creen en cosas románticas en una sociedad que es antiromántica. Viene a reflejar cómo son cazados, cómo el viento no borra sus huellas y enseguida la sociedad se les lleva de esa idealización.

Con el público que va a escuchar «Ciencias Celestes» tienes una doble preocupación por los que te han seguido, a ver cómo ven esta evolución, y por los nuevos.
Si te digo la verdad, me preocupa más los que vienen de la evolución porque hay cosas que cambian, y la gente no siempre quiere los cambios. Pero lo veo de forma positiva porque la narrativa me ha definido siempre y eso lo conserva «Ciencias celestes». Si les gustaba la música por lo que he contado, les va a gustar el disco. Y la gente nueva, no es mi ejercicio el de pensar por qué van a entrar, me gustaría que llegara mucha gente nueva pero realmente yo reconozco que es un disco raro musicalmente, es difícil situarlo, por lo tanto me imagino que va a ser un proceso paulatino.

Has remezclado a Love of Lesbian y Russian Red, artistas que sin compartir estilo musical directo, sí os une un cierto riesgo y desprejuicio a la hora de enfocar vuestras carreras ¿Qué ha significado que dejen en tus manos sus canciones?
Es divertido porque en realidad como sabía que iba a tardar mucho en hacer el disco, pues no podía evitar con canciones que me gustaban ponerme a escribir alguna cosa encima; y como eran compañeros con las que tenía una relación, pues salió decirles voy a hacer esto, qué te parece. En realidad, eso sí que es una herencia del hip hop porque es el hecho de samplear algo y convertirlo un poco en tuyo. Tiene un punto gamberro que me mola pero tampoco he querido abusar porque al final uno quiere que las canciones sean de uno mismo, y ojalá algún día colabore haciendo una canción propia para ellos. Pero sí que es una cosa muy divertida, y de hecho en casa seguro que hay muchas veces que escucho la canción esta nueva de Gotye que es un temazo, ahora no me acuerdo del título, y pienso en frases aquí y allá; dan ganas de coger el tema y decir voy a hacerlo mío.

Desde aquí puedes acceder a la web de Carlos Sadness.

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