Sergio Makaroff: Canciones para romper el hielo

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«Me gusta componer canciones, grabarlas en discos bonitos que suenen bien y que la gente los pueda obtener, para mí ese es el sentido de la vida»

Sergio Makaroff inicia mañana, en Barcelona, la gira de presentación de su nuevo disco, «El inventor del rompehielos», que ya lleva unas semanas en las tiendas. Como le debíamos una entrevista para que nos hablara de este álbum, Juan Puchades se ha puesto en contacto él.


Texto: JUAN PUCHADES.


Asegura Sergio Makaroff que desciende de Stepan Ósipovich Makárov, el oceanógrafo y vicealmirante ruso que inventó el rompehielos. El parentesco le ha servido para titular su nuevo disco, «El inventor del rompehielos» (autoeditado; a la venta en FNAC y en tiendas digitales), lo que provoca que la gente le pregunte el porqué de ese título y que él se pierda, como buen porteño, en trazar prolijamente, y en sentido ascendente o descendente, según su talante en ese instante, la genealogía familiar. Lo curioso es que si a alguno de sus seguidores nos preguntaran por la razón de tal título, lo resumiríamos con sencillez: Porque las canciones de Sergio Makaroff son ideales para romper el hielo. Son el mejor antídoto contra la frialdad. Con ellas uno, incluso, vuelve a creer en el ser humano, así, a bulto. Pero obviemos la pregunta obligada, y charlemos con él del contenido del disco…

Has trabajado este álbum con el mismo equipo que ya participó en el anterior, ¿la fórmula funciona?
Sí, es un equipo inmejorable, es difícil encontrar un productor mejor que Jose Nortes y prácticamente imposible encontrar un director musical que supere a Ariel Rot. Y unos músicos como el propio Ariel, Jose, que también toca instrumentos, y Candi Caramelo y Danny Griffin. Con ellos toqué techo y estoy encantado. Más arriba, en calidad de colaboradores, no se puede llegar.

En realidad el que Nortes sea el productor casi que es una decisión de Ariel, porque tu productor era él, ¿no?
Ariel ha hecho de coproductor un par de veces, pero no es que lo haya decidido él, sino que Ariel fue de los primeros que empezaron a trabajar con Jose y por eso supe que existía, me fijé en él y decidí trabajar con él.

Tú vives en Barcelona, y ellos están Madrid, y en Madrid se graba el disco, ¿cuál es el proceso que siguen tus discos, cómo toman forma?

En los dos últimos álbumes, «Número uno» y «El inventor del rompehielos», la fórmula ha sido la siguiente: compongo las canciones, las grabo con voz y guitarra y se las envío a los músicos. Cuando llego al estudio ellos ya conocen la canción, y como son tan buenos y tan rápidos, el proceso de buscar un arreglo es una apuesta por la frescura y la inmediatez. Por limitaciones técnicas estoy obligado a elegir ese camino y esto es más un premio que un castigo, porque, cuando funciona –y los temas que finalmente salen en el disco son aquellos en los que la fórmula ha funcionado–, el sistema de inmediatez y frescura es el mejor. No puedo juntarlos durante mucho tiempo, están superocupados: Danny Griffin está de gira con Fito y los Fitipaldis, Candi Caramelo es el director de la banda de Calamaro, Jose además de productor es el director de la banda de Miguel Ríos, Ariel está con sus propias giras… Todos están muy ocupados con sus cosas, no podría irme a Madrid, reunirlos durante dos meses y hacerlos ensayar para buscar los arreglos por el otro sistema, que es poco a poco, metódicamente, diseccionándolo todo. Apostamos por la inmediatez y la frescura, y así es como las cosas funcionan. Y si no funcionan hay algunos trucos en la manga como, por ejemplo, cambiar los instrumentos: Candi coge la guitarra y Ariel el bajo y eso basta para que la cosa se desbloquee. Grabamos en vivo y sin claqueta; teniendo a unos músicos de esta categoría la claqueta no es indispensable. Con un baterista como Danny la tienes porque él es como el Capitan Garfío, que se comió un reloj despertador de pequeño: pues él se comió una claqueta de pequeño, ya la tiene incorporada. Hacemos unas tomas con voz de referencia, bajo, guitarra y batería, y sobre eso se construye lo demás: la voz definitiva, teclados, percusiones, coros, lo que haga falta. Pero el corazón del tema está grabado en vivo, sin claqueta.

Por lo que entiendo, tú envías las maquetas, ellos piensan en cómo pueden ser sus partes, luego os reunís en el estudio y, todos juntos, os ponéis a darle forma.
Sí, pero te digo una cosa, no creo que ellos se traigan arreglos pensados. Supongo que escuchan la maqueta un par de veces, para no estar totalmente desprevenidos. Partimos de la base de que a ellos les gustan mis canciones. Tengo pocos fans, pero suelen ser personas como Candi Caramelo, Jose Nortes o Danny Griffin… No sé si es una bendición o una maldición, pero mis pocos fans son gente muy especial. Cualquiera que haya estado tocando con buenos músicos en un estudio donde todo suena maravillosamente bien, buscando el enfoque para unas canciones que no son repetitivas… sabe que es una diversión. Creo que lo hacen porque les gustan mis canciones y se divierten.

¿En algún momento, mientras grabáis, te llevas sorpresas al ver por dónde van los temas, sobre todo porque imagino que tú, mientras escribes una canción, estás pensando en cómo vestirla?
Sí, yo me la imagino y estoy seguro de que va a sonar muy bien porque conozco a esta gente y sé lo buenos que son. La sorpresa sería que no sonara increíblemente mejor que cualquier cosa que yo me pueda imaginar. O sea, en realidad, no hay sorpresa, es a tiro fijo: yo ya sé que si tú te reúnes con esos cuatro señores, no puede ir mal, porque no les estamos pidiendo que superen a Rafa Nadal en el tenis, les estamos pidiendo que hagan algo en lo que ellos son maestros: tocar música rock con enorme calidad. Es decir, lo que se espera de ellos es exactamente lo que sucede, que se diviertan mucho haciéndoles unos arreglos a esos temas, sacándoles el máximo partido en un clima de juerga y camaradería. Lo hacemos muy relajadamente, como unos niños que están jugando en una sala llena de juguetes. Por eso digo que soy un hombre afortunado, porque he encontrado al equipo ideal.

Hasta cierto punto, ¿tú te dejas hacer?
Bueno, sí, yo me dejo hacer; lo que pasa es que tengo poder de veto, y por supuesto soy uno más entre los que están opinando. No soy un buen músico desde el punto de vista técnico, ellos aportan más ideas que yo porque se mueven en su terreno. Yo sé un poco de bajo, de batería, de guitarras y de ritmo pero básicamente les dejo hacer porque es lo más lógico dado lo que sabe hacer cada uno. Es raro que algo de lo que me proponen no me guste. En ese momento, que no es el de la composición, ellos saben más que yo. Ariel se toma muy en serio su papel de director musical, es el que lleva la batuta, pero como al mismo tiempo es un tío muy listo –y no tiene nada que demostrarle al mundo en este terreno– deja que todos hablen, se expresen, opinen y propongan, y así es como llegamos a buen puerto.

«Tengo la actitud vital de meterle el humor a casi todo. Lo tengo tan consustanciado que no me doy cuenta, me sale solo. Muchas veces las cosas que hay que decir en serio las digo con humor y viceversa, es mi manera de ser»


Quizá sea una sensación mía, pero, ¿puede que en este disco haya menos humor, con respecto a lo que han sido tus discos anteriores?
Bueno, la verdad es que no soy muy consciente de eso… ¿Qué canciones humorísticas hay en este disco?

Yo te diría que ninguna.
¿Ninguna? Mira, eres el primero que me lo hace notar, no me había dado cuenta. Bueno, ‘El suicidio de los escarabajos’ sí que tiene un poco de humor, porque «los escarabajos no saben nadar» no es una observación zoológica… es una cosa irónica. «Tanto coleóptero defenestrado» es una manera humorística de comentar el panorama. La canción ‘Loco’ también tiene toques de humor.

Pero, incluso ‘Loco’, no deja de ser una canción que refleja una cierta actitud vital. Me refiero a que en discos anteriores podía haber canciones más abiertamente…

…chistosas.

Chistosas, sí. Y que parecían como una especie de clásicos en tus discos. Y no sé si aquí las has evitado de manera consciente.
Lo que pasa es que tengo la actitud vital de meterle el humor a casi todo. Lo tengo tan consustanciado que no me doy cuenta, me sale solo. Muchas veces las cosas que hay que decir en serio las digo con humor y viceversa, es mi manera de ser. A todo le meto humor y por eso no soy muy consciente de cuándo sí y cuándo no.

«El inventor del rompehielos» es un disco que transmite una cierta felicidad y optimismo. ¿Se corresponde con un periodo feliz?

Sí, pero eso ya me sucedía antes: el hecho es que estoy bastante satisfecho con las cosas. Algunas de estas canciones fueron compuestas después del álbum «Número uno». ‘La luz del cielo’, por ejemplo, la compuse con la buena sensación que me dio la acogida de ese disco, un poco montado sobre esa ola de optimismo, de que ahora todo iba a ir mejor, me sentía reconocido, apreciado, querido, estaba contento, y creo que se nota.

¿No eres de los que creen que las buenas canciones surgen en los malos periodos?
Sí, es verdad, hay que hacer más esfuerzos para hacer una canción en los buenos periodos. No tengo nada mejor en qué gastar las energías que en intentar componer buenas canciones, incluso cuando estoy contento; pero tienes razón, es más fácil componer cuando uno está hecho polvo.

En ‘El sentido de la vida’ te pones más serio de lo habitual, al decir cosas como «me gustaría creer en Alá, en Abraxas y en Jesucristo, y obtener esa certeza envuelta para regalo, pero tal como van las cosas, con todo lo que hemos visto, si ese dios existe o es muy débil, o es muy malo».
Sí, esa letra sí es totalmente en serio y es la más profunda, entre comillas, sobre todo, no olvidemos las comillas, porque a mí no me gusta nada ponerme a pontificar en las canciones. Esta es una de las que hice trabajando en un programa de radio en el que tenía que componer una canción semanal eligiendo entre los títulos que proponían los oyentes. Fue un ejercicio increíble, muy difícil, un verdadero desafío. Cada semana tenía que elegir el título que más me inspirara y, bueno, al final, de las cuarenta y pico que compuse ese año hay tres que se abrieron camino hasta este disco: ‘Loco’, ‘Qué más me da’ y ‘El sentido de la vida’.

Entre todo el material que compusiste para aquel programa, ¿te guardas algo más que creas que pueda ser útil, o fue lo que fue, y ya está?
No, para sacar en un disco, no lo creo. Pero las guardo porque son como unos borradores de trabajo, como un aprendizaje muy particular, tienen las limitaciones de la obligación de componerlas una vez por semana con títulos que no había elegido; nunca en la vida hubiera elegido algunos de esos títulos, pero lo tenía que hacer. La verdad es que me quedé bastante satisfecho y aprendí muchísimo sobre componer canciones, fue una especie de cursillo acelerado. Era un trabajo, me pagaban por hacerlo pero, al mismo tiempo, tengo mi pequeño nombrecito y me estaba jugando la reputación; tenía que hacerlas bien. Bien por cojones, y no había ningún atajo, no había truco; las tenía que hacer bien de verdad y tenía una semana para ello. Fue un esfuerzo mental considerable; otra cosa es que esas canciones puedan competir con las que hago sin ninguna presión, sin que nadie me imponga nada, sin un plazo, sin ninguna sugerencia de títulos, sin dinero a cambio, solo por motivos artísticos, espirituales y por lo bonito que es componer una canción porque sí.

‘Perdido’ es casi una rumba, y ‘Qué más me da’ es una rumba tal cual, y no es la primera vez que te acercas al género. ¿Te gusta?

Me encanta. ‘Qué más me da’ quedó así gracias a Candi Caramelo. Fue uno de los casos en los que Candi y Ariel se cambiaron los instrumentos. La estuvimos tocando un rato, no sé, treinta o cuarenta minutos, y no había esa magia que suele haber en la mayoría de los casos. Entonces Candi cogió la guitarra, la pasó a rumba y todos dijimos, «¡ah, vale! ¡esto sí!». A partir de ahí fue rodadísima. No la había compuesto como una rumba, para mí era una especie de bolero tocado por Prince, como si fuera “Luis Miguel featuring Prince”. Lo dije y todos me miraron como diciendo… ¡qué dices, chalado! No me hicieron ni puñetero caso. Entonces nos pusimos a tocarla hasta que Candi vio la luz, cogió la guitarra española y la llevó a rumba.

Estabas diciendo que te gusta la rumba.
Sí, la rumba catalana me gusta desde siempre, he vivido muy cerca de la calle de la Cera, callejeando, buscándome la vida por el Chino de Barcelona, codo con codo con esos payos y gitanos que se expresan por medio de la rumba. O sea, que no lo leí en una enciclopedia, la escuché en los bares donde iba a comprar costo, y donde estaban esos personajes. La rumba la mamé de la calle, la escuchaba por el estilo de vida que hacía, por ir a esos bares donde sonaban Los Amaya y Los Chichos.

Cuentas en una canción con la colaboración de Jaime Urrutia, ¿es  un lujo que te querías dar?
Sí, Jaime Urrutia es mi rockero español favorito. Desde Gabinete Caligari, y luego como solista, como compositor siempre fue el que más me gustó. Siempre me ha parecido original, español y muy auténtico. Lo que me facilitó el contacto es que todas las semanas trabaja en «La Ventana» con Ariel, con lo cual había un amigo en común, incluso fui de invitado a «La Ventana» y estuvimos hablando, intercambiando impresiones sobre cuestiones musicales, además tenemos el mismo manager, Enrique Patricio. Se lo propuse y dijo que sí, todo fue muy fácil, muy simpático y muy agradable. Para mí es un orgullo.

Hay una referencia a Manal en la frase «tendrás una casa con diez pinos en algún lugar», ¿sigue el rock argentino presente en tu manera de entender la música?

Sí, debe estar ahí de manera subyacente e implícita, pero no de una manera que yo pueda detectar. Piensa que la segunda mitad de mi vida la he vivido en España, y ya he vivido más años en Barcelona de los que pasé en Buenos Aires. Lo que está claro es que a mí me impactó muchísimo el rock argentino en sus comienzos, me hice totalmente fan del rock argentino, de Manal, que era mi grupo favorito. Me hice amigo de Claudio Gabis, fui pipa de Manal, escribí artículos sobre Manal y me hice amigo de sus managers. Iba a sus bolos, primero como amiguete del manager, luego algunas veces fui como pipa, cargando los equipos, no recuerdo si me pagaban, era tan fan que para mí era un honor cargar los equipos. Y Almendra y otros grupos del rock argentino me influyeron mucho, pero no podría decir cómo.

¿Musicalmente, uno termina por ser hijo de todas sus influencias?
Sí, yo escucho música muy variada, desde rap a samba brasileña, de Diana Krall a Cypress Hill, y de Jorge Drexler a los Kings of Leon. Lo que más me gusta en mi casa es buscar el contraste; si escucho un álbum entero de rap, luego pongo un álbum de folclore uruguayo, y si pongo un grandes éxitos de los Cure, luego pongo a Sylvia Telles, busco siempre el contraste porque es lo que más placer me da.

¿Sueles escuchar tus discos anteriores?
No, solo cuando otros lo deciden. No se me ocurre poner un disco mío. Uno escucha tantas veces sus canciones cuando tiene que grabar el disco que luego queda saturado para toda la vida. El día tiene unas determinadas horas para escuchar música y yo tengo una colección de discos tan grande que siempre los álbumes compiten, entre comillas, dentro de mi mente a ver cuál voy a poner ahora. Me sigo comprando cantidad de discos, y los míos no encuentran sitio en esa selección natural para ser puestos en el tocadiscos de mi casa. Obtengo más placer con el último de Lucinda Williams, que me acabo de comprar, el último de Ron Sexsmith, que me acaba de llegar, el último de John Pizzarelli, que es un homenaje a Duke Ellington. En fin, que no paro de comprarme discos, el otro día descubrí un EP de Ivy, que era lo único que no tenía de su discografía, y me lo compré, sigo muy entusiasmado intentando descubrir música. Ahora estoy esperando el de Rumer, por ejemplo. No paro de comprar discos, quizá uno o dos por semana.

¿Eres de los que piensan que su último disco es el mejor?
Sí, lo suelo creer, pero sobre todo pienso que el próximo es el mejor. Ahora ya estoy pensando en el próximo, viendo si la próxima primavera lo puedo grabar, para que salga a final de 2012. Los temas ya los tengo, y ese creo que va a ser el mejor, tengo hasta un título de trabajo, que es el título de una de las canciones: «Mis posesiones». Me encanta ese título y me encanta esa canción. Salvo que se me ocurra un título mejor, será el título de mi próximo LP.

Has estado en multinacionales, en independientes, y ahora te autoeditas. ¿Cuál de estos estados es el mejor?
El de autoeditado es el mejor; no tengo editorial, no tengo discográfica, yo pago todo y todas las decisiones –y las pérdidas y las ganancias– son mías.

¿Pérdidas?
Evidentemente no gano dinero sacando discos, por la situación, que ya sabemos cuál es. Lo hago como un fin en sí mismo, como una actividad placentera, me gusta componer canciones, grabarlas en discos bonitos que suenen bien y que la gente los pueda obtener, para mí ese es el sentido de la vida. Mientras lo estoy haciendo no me pregunto cosas… es una forma de combatir la angustia y la desorientación. Tengo un propósito para estar en este mundo que es seguir componiendo canciones, seguir grabando álbumes de los que pueda estar orgulloso y que a unas pocas miles de personas les gusten y que, eventualmente, me lo digan. Que alguien me diga que le gustan mis canciones me satisface mucho, porque –dado el panorama– es casi lo único que obtengo. Palmaditas diciendo «me gusta tu disco, me gustó tu concierto». Es poco, pero es lo que hay.

Estas son las fechas de los próximos conciertos de Sergio Makaroff:

Viernes 29 abril: BARCELONA
SALA SIDECAR (Plaza Real, 7). 22:30 horas
Venta anticipada: www.atrapalo.com

Viernes 13 mayo: MADRID
BÚHO REAL. c/ Regueros 5
Entrada: 10 euros. 21:30 horas
Venta anticipada: Búho Real y www.atrapalo.com

Viernes 20 mayo: BILBAO
COTTON CLUB. Avenida Gregorio de la Revilla 25
Entrada: 10 euros. 20:30 horas
Venta anticipada: Cotton Club y www.atrapalo.com

Sábado 21 mayo: OVIEDO
BAR CLANDESTINO. C/ Cabo Noval 8
Entrada: 10 euros. 21:30 horas
Venta anticipada: Dejavú (Calle Matemático Pedrayes 19) y www.atrapalo.com

Desde aquí puedes acceder a la web de Sergio Makaroff.

Y desde aquí puedes acceder a su Myspace y escuchar algunas canciones.

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