Steve Jenkins: «La alianza del punk y el reggae fue muy importante, nos abrió los oídos a mucha música rebelde fantástica»
Desde hace meses, los Self Saboteurs son una de las sensaciones para los asiduos del circuito de clubes y locales nocturnos devotos del rock. Ahora, su música también puede disfrutarse en formato digital y quizá pronto en disco físico. Luis Lapuente nos pone tras su pista.
Texto: LUIS LAPUENTE.
Aunque Steve Jenkins, guitarrista, cantante y coautor de las canciones del trío, prefiera referirse a los Self Saboteurs como un proyecto completamente nuevo, en realidad podría decirse que nació de una experiencia previa, de las cenizas de los Cold Hearts: «Pues, la verdad, ¡no sé si se puede decir que los Self-Saboteurs nace de las cenizas de los Cold Hearts! Los Cold Hearts éramos un grupo acústico con canciones propias, pero inspiradas en gran parte por el blues pre-war, y el bluegrass, entre otras cosas. Creo que Hank Williams es totalmente punk, si entendemos que punk es una actitud y no un uniforme. ¡Y lo mismo digo de Johnny Cash y Dolly Parton! Los Self-Saboteurs nació de una conversación en mi cocina entre Chris Neil y yo, en que decidimos que nos gustaría hacer un poco de ruido. Y esto es lo que vamos haciendo».
Los Self-Saboteurs son un trío integrado por dos británicos afincados desde hace años en España (Steve Jenkins y el bajista Chris Neil, que fue cantante del mítico grupo hardcore de Bristol de los años ochenta, Disorder) y un español (el baterista David Simó), una típica banda de power rock, al estilo de los Jam, por ejemplo, aunque apunta Steve, «los Who también eran en realidad un trío de instrumentistas, con un cantante añadido». En su música se adivinan influencias de todas aquellas benditas bandas de la explosión del punk y la new wave, los Clash, los Jam, los Damned: «Los Self-Saboteurs somos un equipo y cada uno de los tres tenemos nuestros propios gustos, y creo esto es muy importante en un grupo. Mis influencias musicales vienen del glam, pasando por el punk, que nos llegó como un terremoto cuando yo tenía 13 añitos, y desde luego el soul, el rockabilly, el funk, algo de hip hop, e incluso la electrónica, muy útil si estoy limpiando mi piso y necesito dosis de energía. Y siempre está presente el universo inmensamente rico de la música jamaicana. La alianza del punk y el reggae fue muy importante, nos abrió los oídos a mucha música rebelde fantástica. Supongo que a veces nuestro sonido de guitarra es un poco heavy, pero no soy muy fan del rock clásico, desde luego, para nada de Eric Clapton y poco de Mayall, aunque reconozco que fue una figura importante, pero prefiero el blues de Chicago».
En realidad, la primera entrega musical de los Self-Saboteurs en su Bandcamp se remonta al mes de abril de 2022, pero hace unos meses publicaron dos discos más, Camouflage and Saboutage Part 1 y Part 2, que iban a formar parte de su primer elepé, aun en la nevera por distintas circunstancias. «Hemos ido soltando canciones en las redes y las plataformas habituales y, hasta ahora, nuestra presencia es digital, pero la idea es recopilar todo en un vinilo con el sello vallecano Potencial Hardcore», dice Steve, que confiesa: «No tengo tocadiscos, pero no puedo evitar pensar que hasta que nuestra música no salga publicada en un vinilo no es música de verdad. Es algo generacional».
Los Self-Sabouters son dos ingleses y un español, pero su música suena rabiosamente londinense, al estilo de los Clash de Sandinista, uno de los discos favoritos de Steve Jenkins: «Mis raíces son de Londres, nací allí, mi familia es de allí, pero realmente me crie en la costa de East Kent. Chris es de Bristol y David (King Kong) es de Barcelona, aunque lleva años en Madrid. Tuve la suerte de poder ver en directo a grupos como The Clash, Buzzcocks, 999, The Jam o Siouxsie and the Banshees cuando tenía 14 o 15 años en Canterbury. Todos son una influencia enorme, pero he tenido una historia de amor casi constante con los Clash desde que escuché los primeros segundos de su debut en una tienda de discos. Lejos de decepcionarme, me encantaba como evolucionaron hacia otros estilos musicales, aunque muchos punkis lo vieron como una traición. A mí me abrió los oídos aún más. Sandinista es un viaje musical mundial, incluso más que London calling, pero creo que no es para todo el mundo. Acusaron a los Clash de haberse vendido. Que conste que yo también estoy dispuesto a venderme en cualquier momento…».
Steve Jenkins: «Un poco de conciencia de clase nos vendría bien a todos los que vivimos de un salario»
Steve recalca, en todo caso, que sus influencias van mucho más allá de la música de los Clash, que, por cierto, hicieron sus pinitos con una suerte de torpe spanglish en el tema “Spanish bombs” y uno de cuyos exmiembros (Joe Strummer) tuvo una estrecha relación con nuestro país: «Los intentos de los Clash de cantar en español fueron bastante lamentables, pero Joe Strummer era un enamorado de Madrid, Granada y Almería, aunque incapaz de construir una frase entera. Aun así, funciona, ¡siempre que no eres español parlante! Tenemos algunas frases en español en alguna canción, pero el inglés es mi idioma nativo y me expreso mejor en inglés cuando escribo letras. De todas formas, no descarto que algún día escribamos una canción en español, sobre todo si aprendo a pronunciar la erre».
Una de las joyas de la corona de su discografía es el tema “Chiringuito Bay”, genuina candidata a canción del verano, quizá grabada como un intento de romper el techo que les separa del éxito masivo (o así), reivindicando de paso la identidad working class hero vallecana del trío. «Jaja. No creo que me pueda considerar working class hero, pero desde luego no soy de una familia rica. Casi todos somos proletariados hoy en día. Chris y yo vivimos en Vallecas y es parte de nuestro ADN. Creo que un poco de conciencia de clase nos vendría bien a todos los que vivimos de un salario, sobre todo en estos tiempos en que nos están dividiendo de todas las maneras posibles. Desde luego si tienes un problema, mejor estar en un barrio obrero que un barrio pijo. “Chringuito Bay” trata un poco sobre el destrozo de las costas en España con una buena dosis de crisis existencial, pero las letras no son crucigramas y cada uno puede interpretarla como quiera».
Hace unas semanas, los Sef-Saboteurs actuaron en Bristol, una de las localidades inglesas que de vez en cuando les reclama y donde mantienen su nutrido grupo de seguidores: «Llevo más que tres décadas en España y en todo esto tiempo apenas he pasado más que dos semanas consecutivas en Inglaterra. Desconozco cómo es la escena musical allí, pero me da que, igual que en España, cada vez hay menos locales y cada vez son más difíciles las condiciones para los grupos. Hoy en día es muy complicado que te venga a ver gente que no te conoce. La gente tiene muchas opciones de ocio que prefieren a pasar un rato en un bar viendo un grupo, aunque casi todas estas opciones suponen estar consumiendo anuncios por una pantalla o devorando cultura hecho para turistas. Dicho esto, gracias a Chris, ¡hace dos años tocamos en Bristol y fue una experiencia genial, como la del mes pasado!».
En cualquier caso, la banda es consciente de que hoy en día es casi imposible vivir de la música, las cosas han cambiado mucho desde los años setenta y ochenta, hoy al menos existe el Bandcamp, pero poco más. «Así es. El rock and roll es un género joven y lógicamente en sus orígenes se preocupaba mucho de temas de la juventud. Ahora ha envejecido, pero no pasa nada. Da un poco de grima la gente de mi edad que pretende estar al tanto de la música de la juventud, pero hay que estar abierto a cosas nuevas y diría que a cosas antiguas también. No me mola nada este estilo de producción de la música mainstream actual, con su irritante positividad y su culto del triunfo personal, no está hecha para mí. Me cuesta ver la gracia en Taylor Swift, pero por lo menos lo he intentado. Y que conste, no soy un boomer, soy de la generation X (otro grupo que tenía sus momentos). No, casi nadie vive ahora de la música. No sé muy bien cómo ha ocurrido, pero casi ningún cambio sociocultural de las últimas décadas ha venido por demanda de la población. Echo de menos mucho la cultura musical anterior a Spotify, pero la vida es un proceso de cambio continuo y uno se envejece, si hay suerte, y luego se muere. ¿Qué vamos a hacer? No hay manera de luchar más que seguir creando música. Soy muy pesimista sobre este mundo globalizado neoliberal en que vivimos. No tenemos ni un mínimo control sobre nuestras vidas, ni mucho menos sobre los putos algoritmos, y la idea de que votamos a gente que luego nos va a representar me parece arcaica. El poder económico global ha dejado la noción de democracia popular como una reliquia del siglo pasado. Somos abejas, ya, pero nos estamos quedando sin flores».
Steve Jenkins: «No me mola nada este estilo de producción de la música mainstream actual, con su irritante positividad y su culto del triunfo personal»
Nos despedimos con algunas botellas de Guinness vacías encima de la mesa, mientras Steve me confiesa que, aunque están muy contentos con su productor, Astray («que ha hecho un trabajo genial»), puestos a pedir, no le importaría que les produjera Mick Jones, Tony Visconti o Brian Eno, «y si pudiésemos resucitar Lee Perry, mejor aún». Bromeamos con las versiones ajenas que aún no han dejado inmortalizadas en disco, pero sí tocan en sus actuaciones, cosas de Blitzgrieg Bop y Pretty Vacant, además de una muy energética de “Al calor del amor en un bar”, de los Caligari, aunque «ahora me gustaría hacer una versión de “In between days”, de The Cure, pero solo porque estoy pasando por una fase de adorar a Robert Smith.
No me resisto a hacerle una última petición, sobre esos cinco discos que nunca se cansa de escuchar: «¡Horror! Esto cambiaría según el día. Supongo que la música que nos impactó cuando éramos jóvenes siempre tiene más arraigo en nuestra conciencia. ¡Es muy cruel pedir solo cinco! Así que tendré que pasar de Joy Division, los Beatles, Magazine, The Fall, Small Faces, los Sex Pistols, Pixies, Funkadelic, Outkast, Aretha Franklin, James Brown, The Cure, Slade, Siouxie & The Banshees, los Kinks, los Ramones, los Damned, Chic, The Adverts, Sly and The Family Stone, Django Reinhardt, King Tubby, Crass, Blondie y muchos más, y también de géneros enteros, como jazz, flamenco, country y hasta folk e indie y así quedarme solo con estos: London calling (The Clash), Ziggy Stardust and the Spiders from Mars (David Bowie), Another music in a different kitchen (Buzzcocks), Chairs missing (Wire) y The Who sell out (The Who).
Pero también cualquier recopilación del sello Soul Jazz Records de Studio One Jamaica. ¡Sería más fácil elegir cien discos que cinco!».
Bueno, Steve, yo al menos añadiría tres más: The Self Saboteurs (2022), Camouflage and sabotage part 1 (2024) y Camouflage and sabotage part 2 (2024). Están ustedes avisados.