DISCOS
«Mucho góspel, pero también soul y funk. Todo servido con letras edificantes y positivas, melodías nítidas y voces en perfecta armonía»
Staples Jr Singers
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LUAKA BOP / POPSTOCK!, 2024
Texto: XAVIER VALIÑO.
No hay en el caso de la música nada parecido al de este trío, que edita su nuevo álbum cincuenta años después de su debut. Fue en 1974 cuando tres adolescentes grabaron un disco titulado When do we get paid en Tupelo, Mississippi, prensando ellos mismos quinientas copias que vendieron en las puertas de sus casas y a vecinos de la zona. Se llamaron Staples Jr. Singers, en honor a sus ídolos, The Staple Singers, y nunca más se supo de ellos, aunque siguieron tocando de vez en cuando.
En el 2019, el sello de David Byrne, Luaka Bop, editó un recopilatorio de góspel llamado The time for peace is now: gospel music about us, que reveló, a aquellos a quienes lo escucharon, la existencia del hasta entonces desconocido trío. Ello llevó a la reedición de su único disco y a que, hace año y medio, salieran por primera vez de su estado y de su país, e incluso llegasen a tocar en el Womad de Gran Canaria.
Ahora aparece su segundo álbum, manteniendo la formación original de Annie Brown (voz), Edward Brown (voz) y A.R.C. Brown (guitarra y voz). Toda la experiencia acumulada en estas cinco décadas se transmite a través de sus canciones y su voz que, manteniendo el espíritu original de la banda, fue grabado en dos sesiones nocturnas en una pequeña iglesia llamada The Message Center, en West Point, Mississippi, en octubre de 2023, acompañados de familiares de generaciones más jóvenes, y no en un estudio de última generación.
Hay en estas siete nuevas canciones (más una relectura de “Get on board” de su debut), que ellos han venido interpretando en celebraciones familiares a lo largo de los años, mucho góspel, cómo no, pero también soul y funk. Todo ello viene servido con letras edificantes y positivas, melodías nítidas, voces en perfecta armonía, guitarras en su justo lugar que nunca roban el protagonismo y mucha calma, que solo se rompe momentáneamente en la algo más jubilosa “I’ve got a feeling”. Todo un bendito milagro, el mejor disco góspel de los últimos tiempos.
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Anterior crítica de discos: Trail of flowers, de Sierra Ferrell.