El rock argentino es un pozo sin fondo de sorpresas del que, desde España, sólo alcanzamos a ver la superficie: los discos que con cuentagotas nos llegan, las esforzadas giras que algunos músicos intentan llevar a cabo en pequeños locales y para audiencias generalmente integradas por compatriotas inmigrantes, las recomendaciones de los amigos, las lecturas, la adquisición de cuanto disco se nos pone a tiro. Pero la escuela del rock argentino es inagotable.
A Mancha de Rolando los conocíamos de nombre, y por la versión del “Me estás atrapando otra vez” de Ariel Rot que interpretaban en el disco de homenaje a Andrés Calamaro. Poco más. Pero ahora, antes de su minigira de mayo junto a Burning, se edita Espíritu (Boomerang Discos), su último álbum, en una edición especial para España completada con algunos temas extraídos de su anterior trabajo.
Antes de redactar este texto, comentamos con Diego A. Manrique el disco y coincidimos en que ahí hay algo especial… Esa cosa difícil de explicar pero que conforma la fórmula del rock argentino: canciones que cuentan historias, una voz con la que te identificas desde el primer momento, baladas matadoras y rock de base y urbano que no olvida ni por un segundo el sentido de la melodía ni la necesidad de trabajar los arreglos. Diego lo explica con sencillez: Cultura. Y es verdad, lo que tiene Mancha de Rolando, lo que identifica al rock argentino de raíces propias (al que se denomina Rock Nacional), es la amplia cultura musical que manejan. Cultura rock bien aprendida y bien digerida, logrando que los recursos clásicos estén presentes, pero suenen nuevos y no chirríen.
Formados en 1991 en Avellaneda (al sur de Buenos Aires), Mancha de Rolando están liderados por Manuel “Negro” Quieto, compositor, vocalista y guitarrista del quinteto. Espíritu es el disco número once en la discografía de este grupo que a mediados de los años 90 (publicaron su primer LP en el 94) era considerado como la gran esperanza del rock argentino pero que, sin embargo, nunca han llegado a despegar del todo, quizás porque mantienen un, precisamente, espíritu combativo en muchas de sus letras y en su actitud que les llevó a tocar en la calle, parques públicos, pequeños locales… Todavía ahora, cuando son capaces de llenar estadios, no renuncian a los pequeños escenarios ni a grabar en una independiente.
Valgan estas líneas para recomendar la escucha de Espíritu, un disco que sabe manejar ritmos y melodías (son capaces de acariciar el terciopelo con suavidad pero también de atizarle con fiereza al rock más desgarrado), con muy buenos momentos, con canciones seductoras y con capacidad para enganchar (“Calavera”, “Chino”, “Cabrón”, “Arde la ciudad”, “Dónde vamos”, “Sincera”, “En la altura”) y dos versiones excelentes, la ya mencionada de “Me estás atrapando otra vez” y el “Vagabundear” de Serrat transformado por Mancha de Rolando en un intenso blues-rock.
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