Se nos lleva el aire, de Robe

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DISCOS

«El álbum contiene muchos de los elementos que han convertido a Iniesta en uno de los artistas más influyentes de nuestro rock»

 

Robe
Se nos lleva el aire
EL DROMEDARIO RECORDS, 2023

 

Texto: JAVIER ESCORZO.

 

Antes de que saliera el disco, el bueno de Roberto Iniesta ya se había marcado un buen tanto al publicarlo como se hacía antes: un single de adelanto y en menos de un mes, todas las canciones disponibles. En estos tiempos en los que las plataformas digitales exigen que los artistas vayan despiezando sus álbumes antes de lanzarlos, se agradece que alguien que ostenta una posición de privilegio, como es el caso de Robe, se salte la norma a la torera y ofrezca a su público la oportunidad de enfrentarse a un nuevo trabajo sin conocer de antemano gran parte del mismo. En ese cuidado de las formas, conviene resaltar también la excelente calidad de las ediciones físicas del disco, algo que ya es habitual en todas las publicaciones de su sello, El Dromedario Records; la carpeta del doble vinilo, recia y robusta cual roble centenario, cubre y protege el álbum, y también completa su significado, gracias a las fotos y el diseño gráfico (obra de Paco Pulido y Iosu Berriobeña, respectivamente).

En lo estrictamente musical, uno no puede sino seguir asombrándose por la capacidad que exhibe Robe para abstraerse de las circunstancias convulsas que le rodean. En los últimos años, el de Plasencia ha finiquitado la carrera de su grupo, Extremoduro; ha anunciado una gira de despedida de la banda que, de haberse podido celebrar, hubiese sido una de las más exitosas (si no la más) de la historia de nuestro país; ha sobrevivido a la pandemia y al pleito millonario que le puso la promotora Live Nation, precisamente por el desencuentro que surgió entre ellos cuando decidió que ya estaba bien de posponer la última gira de Extremoduro, y que lo mejor era cancelarla, devolver el dinero de las entradas y continuar cada uno por su camino. Lo normal hubiera sido distraerse, pero ha sido precisamente en este período cuando Robe ha facturado dos de sus mejores obras: en 2021, Mayéutica, una verdadera obra maestra y, a finales de 2023, este Se nos lleva el aire, que, si bien es pronto para asegurarlo, va camino de situarse a la misma altura que su predecesor.

El álbum, formado por diez nuevas canciones, contiene muchos de los elementos que han convertido a Iniesta en uno de los artistas más influyentes de nuestro rock. Al haberse grabado con la misma formación con la que ha trabajado en esta etapa en solitario, el sonido es continuista, muy marcado por los teclados y, sobre todo, por el violín, que otorga originalidad y dramatismo a lo que, por otra parte, en ningún momento deja de ser una poderosísima banda de rock. Hay espacio para la sobriedad y la sutileza, momentos más folk, otros más cercanos al rock progresivo y sinfónico… y también, posiblemente, los pasajes más duros que haya registrado Robe desde el adiós de Extremo. El tono general del disco es, de hecho, muy contundente.

Lo mismo sucede en los textos. Con la hondura poética que es ya marca de la casa, en esta nueva entrega encontramos muchos de los recursos utilizados en trabajos anteriores; ahí está el Robe nihilista («No puedo perder nada / que vengo de la nada / y solo vivo provisionalmente / No puedo caer más bajo / que vengo del fracaso…»), el que busca su tabla de salvación en el amor («Fundidos en un abrazo / morir y en tus brazos / volver a empezar»), el que deposita toda su confianza en la música («Canta una canción conmovedora / que me sacuda el alma / que me desarme entero / que me desnude el alma / y que se me erice el pelo»), el que es capaz de mezclar las imágenes más bellas («Recuérdame de que está hecha la vida / que a veces se me olvida la razón / y alégrame esta amarga despedida») con los versos más chocarreros («Lo llevo escrito en mi naturaleza / soy solo un hombre / y los güevos pesan», o «Yo, ahora que hace sol / voy a aprovechar / para solearme las pelotas»). Incluso, y confieso que a este sí que ya no lo esperaba, el Robe kamikaze que busca consuelo y desahogo en las drogas («Volvería a mis adicciones / si acaso fuera / si fuera necesario», o «Demasiada droga / solo para mí / … / demasiada droga / hasta para mí»).

Si en sus primeros discos en solitario el extremeño parecía obstinado en escapar de la alargada sombra de su grupo, en este Se nos lleva el aire encontramos a un Robe pleno de inspiración y libertad, que continúa desarrollando el sonido de su nueva banda, pero que ya no le hace ascos a todo lo que pueda recordar a su etapa al frente de Extremoduro. Un álbum magnífico, en definitiva, de un creador que con cada disco sigue engrandeciendo las dimensiones de su legado.

Anterior crítica de discos: Holy Joe’s coral island medicine show, de The Coral.

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