OPERACIÓN RESCATE
“Un disco de rock, poderoso y crudo. Un bofetón en la cara de los no creyentes, pero bofetón, a fin de cuentas. Rocoso. Contundente. Punk en esencia”
Fue el vigésimo disco de estudio de Bob Dylan, y el segundo tras su conversión al cristianismo. En su día, la crítica no aplaudió el dogmatismo del músico, pero Eduardo Izquierdo sitúa el álbum entre los más brillantes de su carrera.
Bob Dylan
“Saved”
COLUMBIA RECORDS, 1980
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Insisto e insistiré. Por más que muchos consideran la etapa cristiana de Dylan como una de las más bajas en cuanto a calidad del judío errante, servidor la entiende como una de las más interesantes no solo en lo personal, sino también en lo musical, que es lo que nos interesa. Me refiero a la integrada por los discos “Slow train coming” (1979), “Saved” (1980) y “Shot of love” (1981) –aunque bien podría estirarse hasta “Infidels” (1983)–. Y no tengo duda de que en la supuesta trilogía espiritual es “Saved” la joya de la corona. De hecho, me atrevo a proclamar que se encuentra entre mis cinco discos favoritos de su dylanísima y eso, con una discografía tan amplia y majestuosa, no es algo baladí.
Se trata de un álbum vilipendiado por la prensa especializada. Solo “Rolling Stone” se atrevió a defender tenuemente diciendo que era el mejor trabajo de Bob desde “Desire” (1975), algo que no tiene mucho mérito (entre uno y otro hay apenas dos discos de estudio) y que podría discutirse, porque en 1978 se publicaba el no menos interesante “Street legal”. Unas opiniones que se vieron reflejadas en unas ventas discretas, tanto que hay que remontarse hasta 1964 y “Another side of Bob Dylan” para encontrarse unas cifras similares.
Craso error que el tiempo no ha acabado de subsanar, porque algunos siguen empeñados en no darse cuenta de la grandeza de un álbum inconmensurable que provocó algunos de los mejores conciertos de la carrera de Dylan, sin ir más lejos, el celebrado en Toronto en abril de 1980, considerado por quien escribe el mejor de toda la historia del bardo.
“Saved” es el vigésimo álbum de un Dylan abrazado a la fe cristiana desde su disco anterior, cosa que dota a su música de la rotundidad del más visceral de los predicadores y la musicalidad del góspel. Cierto es que en sus letras, uno de los fuertes de Dylan, únicamente se aprecia la contundencia dogmática, pero Bob lo hace de manera magistral. Si no, léanse los análisis que hace de esta obra el gran Paul Williams en “Años de madurez”, el segundo libro de la trilogía dedicada al de Minnesotta. Detrás de sus dos portadas (una más religiosa con una imagen totalmente mística y otra una simple acuarela de la silueta del músico en directo que se publicaron en diferentes mercados), Bob Dylan ofrece siete temas escritos por él en solitario, uno a medias con Tim Drummond, el que da título al elepé, y una espléndida versión del ‘A satisfied mind’ que Joe «Red» Hayes y Jack Rhodes compusieran para Porter Wagoner.
Y que nadie se confunda, este es un disco de rock, poderoso y crudo. Un bofetón en la cara de los no creyentes, pero bofetón, a fin de cuentas. Rocoso. Contundente. Punk en esencia. La antítesis al sonido que Mark Knopfler había conseguido con las guitarras del predecesor “Slow train coming”. Rabioso. Enérgico. Espléndido en definitiva. Déjense de prejuicios y pónganse con ‘Solid rock’ o ‘In the garden’. Entonces entenderán lo que se apunta en las notas interiores del disco. «He aquí que vienen días, dice Yavé, en que yo concluiré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva (Jeremías, 31:31)”.
[Sobre la trilogía cristiana de Bob Dylan, publicamos un amplio informe en el número 3 de «Cuadernos Efe Eme», escrito por Julio Valdeón.]
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Anterior entrega de Operación rescate: “Apocalypse dudes”, de Turbonegro.