“Sangre en los surcos”, de Fernando Alfaro

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DISCOS

“Retazos complementarios de un imaginario tan singular que se explica por sí mismo, hasta el punto de admitir múltiples relecturas”

 

fernando-alfaro-sangre-en-los-surcos-27-02-18

Fernando Alfaro
“Sangre en los surcos”
VIRGIN/UNIVERSAL/INTROMÚSICA

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

‘Fuerte’ puede funcionar perfectamente sin chute de electricidad. ‘Magic’ lo puede hacer sin sintetizadores alborozados. ‘Dominó’ es acústica y de nueva factura, pero no desmerece al lado de ninguna de las dos. Prácticamente treinta años median entre la canción más antigua y las más nueva de entre las veintiuna (cuatro de ellas son estrenos) que integran este “Sangre en los surcos”, pero nadie lo diría. Entremezcladas sin ningún aprecio por la cronología, todas y cada una de ellas empastan a la perfección: prueba concluyente de la coherencia y la rotundidad de la saga tramada por el músico albaceteño a lo largo de todo este tiempo. Una marcada línea de continuidad —independientemente de los arreglos que hayan arropado su temario en cada momento— en la que su acreditadísima capacidad como diseñador de melodías incandescentes y textos tan gráficos como turgentes han limado sus obvias limitaciones como intérprete.

Fernando Alfaro comenzó a testar a fondo las posibilidades acústicas de su vasto repertorio por los extremos (algo muy propio), hermanando principio y final, en aquella gira acústica de 2014 que aprovechó para la presentación de “Saint-Malo” (2015) y el rescate de “La luz en tus entrañas” (1989). Un cuarto de siglo separaba a los dos trabajos, pero ambos formaban piezas indispensables de ese puzle que era ya su obra, como las piezas del dominó que ilustran la portada de su single de adelanto. Su nueva entrega, que tiene su traducción al escenario con el Dark Folk Trio (él junto a Eloy Bernal y Joel García), se alimenta indistintamente del espinazo de Surfin’ Bichos, de Chucho y de su trayecto en solitario, revelando lo bien que le sienta la distancia corta a todo su argumentario. Son, al fin y al cabo, distintos tramos de una misma cosmovisión. Retazos complementarios de un imaginario tan singular que se explica por sí mismo, hasta el punto de admitir múltiples relecturas. Antiguo y nuevo testamento que son, en su caso, solo uno.

Anterior crítica de discos: “Irrepetible”, de Coque Malla.

 

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