«(Sabina) Son libros que leer por pura referencia, una forma de vida. Algo así como una patria escogida»
La extensa gira de «Lo niego todo» volvió a pasar este sábado por Madrid. Joaquín Sabina confesó su afonía en pleno concierto, y finalmente tuvo que marcharse antes de lo previsto. Marta Sanz estuvo allí y ha escrito estas líneas.
Joaquín Sabina
Wizink Center, Madrid
16 de junio de 2018
Texto: MARTA SANZ.
Sabina no es, al menos para mí, los versos y un puñado de canciones. Sé que muchos saben de lo que hablo. Es el alivio del atasco a la entrada de Madrid, cuando en mi infancia mi padre ponía sus cintas una y otra vez en los últimos kilómetros de un largo viaje. El reconocerte en otro sabiniano una noche cualquiera en cualquier bar, y entrañarte al instante solo por esa razón. Son libros que leer por pura referencia, una forma de vida. Algo así como una patria escogida. Quizá por eso cada vez que voy a un concierto suyo no puedo pensar en lo que va a pasar, sino en todo lo que he pasado gracias a él.
Con esta declaración de intenciones, no esperen que de su concierto en el Wizink Center cuente los minutos que pasó sobre las tablas, ni enumere los clásicos que cantó. De esta noche, con su permiso, yo me llevo la emoción de sus primeros pasos en el escenario, sus brazos aferrándose a los nervios evidentes, su camisa de dinosaurios. Si tengo que destacar algo, sería ese momento en el que quince mil personas rindieron homenaje a la gran Chavela Vargas, el cariño con el que presentó a su banda de nuevo y su voz, más rota que nunca, cantándose superviviente.
Porque a pesar de los titulares, y de tenerlo todo en contra, hubo concierto. Rompió en aplausos el mundo cuando salió cantando ‘Yo me bajo en Atocha’, Mara Barros fue una maravillosa Magdalena y Pancho Varona un pirata cojo. Pero pasó también, este 16 de junio, que antes de los bises y el fin de fiesta, cuando apenas se había cantado algo más que su último disco, le sacó del escenario una ronquera que venía quiñando desde la primera canción. Un ratito antes de la espantada, lo avisó: “Muchas veces en el lugar donde uno quisiera estar mejor y dar el alma, por motivos físicos o espirituales… resumiendo, no están viendo ustedes hoy un buen concierto por mi parte”. Así, justificándose por ser humano. Con todo siguieron las canciones, a la media voz que le permitían los nervios, la emoción y las cuerdas ajadas. Hasta que en mitad de ‘Y sin embargo’ salió del escenario, y al rescate de la canción y la despedida acudió Pancho Varona.
No he podido, ni un instante, culparle de su huida. A mí tampoco me gustan las despedidas. Con este disco Joaquín se propuso una gira muy exigente, y en cada concierto al que he acudido le he visto saludar infinitamente emocionado, como si la vida fuera en esa noche. Las ganas y el cariño con los que salió al escenario ayer fueron tan inmensos que abrigaron cada rincón del antiguo Palacio de Deportes desde el primer segundo. Y sí, se me hizo corto, como siempre. Pero es que yo viviría en un concierto de Sabina.
SET LIST (CONFIRMADO)
- Yo me bajo en Atocha
- Lo niego todo
- Quien más, quien menos
- No tan deprisa
- Lágrimas de mármol
- Sin pena ni gloria
- Las noches de domingo acaban mal
- Donde habita el olvido
- Hace tiempo que no me hago caso (Mara Barros)
- La del pirata cojo (Pancho Varona)
- Una canción para la Magdalena
- Por el bulevar de los sueños rotos
- De purísima y oro
- Y sin embargo
- A la orilla de la chimenea (Antonio García de Diego)
- Seis de la mañana (Jaime Asúa)